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  • Fratello sole, sorella fiore

    » Diario Cordoba

    Fecha: 14/05/2025 05:07

    Si alguna compensación colateral nos trajo el apagón fue la posibilidad de contemplar un inusual cielo estrellado por la noche facilitado por la baja contaminación lumínica. Me comentaba un amigo que a lo mejor era cosa del Papa Francisco y su homólogo de Asís que -según él- seguro que tienen mano en las alturas con el frate sole con la sora luna y con «le stelle» que el Creador formó en el cielo «clarite et pretiose et belle». Así reza el Cántico de las criaturas, considerado una de las primeras obras escritas en lengua italiana y de las más traducidas a todas las del mundo. Alaba también al hermano viento, a la hermana agua y a la sorella terra. Así que prácticamente tenemos las principales fuentes de energía renovable que centran estos días toda clase de comentarios y análisis. En cualquier caso no es necesario acudir a la vertiente religiosa del Cántico para encontrar en él una llamada a la necesidad de vivir armónicamente con la Naturaleza y de cuidar nuestro planeta, que es la casa común de todos. Y quizá uno de los mejores legados que haya dejado el Papa Bergoglio haya sido precisamente la sistematización de las cuestiones ambientales realizada en su Carta encíclica Laudatio si. Lógicamente el texto está desarrollado en clave católica pero el propio Pontífice adelanta desde un principio que la problemática expuesta se dirige a todas las personas del mundo. Y si en ella habla de cambio climático, unos años después acogió el concepto de crisis climática y en su autobiografía abiertamente el de emergencia climática. Quod scripsi, scripsi. Lo escrito escrito queda. Paradójicamente el apagón ha iluminado de nuevo el mensaje. De modo especial cuando apenas han pasado unos días y Francisco ya empieza a desaparecer de las páginas de los periódicos, pendientes primero de los dimes y diretes del personal cardenalicio -que siempre se revela de lo más terrenal en sus consideraciones- y atentos ahora a los primeros movimientos de Robert Francis Prevost como Papa León XIV. El Robertus Franciscus dejó un tanto despistada y en silencio a la Plaza de San Pedro hasta que Mamberti añadió el apellido. Cosas de la fórmula en latín. No es de extrañar que su antecesor se haya buscado un lugar tranquilo en Santa Maria la Maggiore. Hay otros ocho papas enterrados en la basílica . Y, salvo los pasados días en los que ha vuelto a recuperarse un poco la historia de alguno de ellos, todos volverán pronto al olvido que configura el paso del tiempo. Sin embargo allí están Pio V, el pontífice que promovió la Liga Santa en Lepanto, o Clemente VIII, que envió a Giordano Bruno a la hoguera. Galileo Galilei forma parte de la historia de Pablo V, Sixto V fue uno de los principales urbanistas de Roma y así podríamos seguir entre toda clase de aportaciones arquitectónicas, de luces pastorales y sombras de corrupción económica, moral y política. Aunque a los turistas nos resulte más conocido y recordado el nombre de Bernini, el hombre que diseñó la columnata y el baldaquino de San Pedro y labró algunas de las más bellas esculturas de la historia. También yace allí. Pero el mensaje queda. Y estos días además del apagón son las hermanas flores las que nos recuerdan el Cántico de los dos Franciscos mientras los medios reactualizan las controversias sobre el hermano lobo, aunque para encontrar a éste haya que acudir a Gubbio o mejor aún a los versos de Rubén Darío, mucho más actuales en sus planteamientos y en sus reproches a los humanos. La última estrofa del Cántico recuerda a una última y fiel hermana «la nostra sorella morte corporale». Ella y las flores también se relacionan, pero mejor al caer el otoño. *Periodista

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