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» LaVozdeMisiones
Fecha: 13/05/2025 22:10
La serie “El Eternauta” “respeta las ideas que tenía Héctor” Oesterheld, aseguró Miguel “Cacho” Fernández Long (70), yerno del creador de la historieta adaptada y que -a dos semanas de su estreno- sigue primera en el ranking de las más vistas en Netflix a nivel global. Encerrado en su casa de Alem-parando solo para comer- hasta ver el último capítulo de la primera temporada, el viudo de Beatriz Oesterheld, se sintió “como teniendo 12 o 13 años, leyendo el Eternauta por primera vez”, admitió entrevistado para La Voz de Misiones. “Hay una cierta cercanía entre la serie actual y las historietas, hasta en la idea de continuar. No soy ajeno a una serie de polémicas que hay. La primera es que lo está haciendo Netflix, que de alguna manera representa todo aquello contra lo que luchábamos: la sociedad de consumo, el imperialismo cultural. Pero de alguna manera se parece a la necesidad de publicar en casas editoriales de esa época”, reflexionó. Según analizó Cacho, la serie de seis capítulos que estrenó la plataforma “no es la historieta de El Eternauta, pero es el guion de Héctor. Obviamente, las personas que hicieron la adaptación aman El Eternauta, porque, para cualquiera que lo conozca bien, no va a dudar en cuanto a la adaptación, que busca describir de la misma manera que Héctor quiso, a otra época”. Querellante en la causa Oesterheld Cacho Fernández Long es querellante en la desaparición forzada de Oesterheld en la megacausa Campo de Mayo. Desde hace siete años reside en Misiones, aunque vivió durante distintos periodos en la provincia. Su hermano, Pablo Fernández Long, es un sociólogo y periodista que integró el Movimiento Agrario de Misiones (MAM), y como tal fue elegido Diputado por el Partido Auténtico, para asumir en 1975. A un año después de las legislativas en Misiones y tras el golpe militar, los hermanos se vieron obligados a refugiarse en la clandestinidad, tal como lo hicieron los Oesterheld, quienes militaban por el peronismo por distintos barrios bonaerenses y teniendo en cuenta que Héctor integraba Montoneros y publicaba historietas de alto compromiso social. “Empecé a ir a lo de Oesterheld cuando tenía, quince o 16 años”, recordó Cacho. “Ellos vivían a media cuadra de mi casa. Mi hermano Pablo, él se hizo amigo de Héctor, porque era admirador de su obra. Todos habíamos conocido su obra de alguna manera, todo había sido parte fundamental de nuestro entretenimiento y formación”. Los Fernández Long son hijos de quien era decano de la Universidad de Buenos Aires (UBA) hasta 1966, cuando se produce el golpe de Estado de Juan Carlos Onganía. Ellos y los Oesterheld eran vecinos en la localidad bonaerense de Béccar. Las historietas eran populares entre los más jóvenes, con una gran industria que crecía desde la década del 50, y en la que Oesterheld se impuso como el creador y guionista de varias publicaciones junto a una diversidad de ilustradores, como el dibujante Francisco Solano López. Oesterheld “contaba que se había dedicado a la historieta porque él quería hacer literatura desde lo filosófico. Porque él tenía una profunda convicción filosófica. Sabía de ética, era humanista, y quería llegar a las masas. No quería escribir para los pocos que escriben los literatos. De hecho, decía que tenía un buen vínculo con Borges, pero que su público era mucho mayor, y no solo lo logró; sino que se revitalizó con este momento”, es decir, con la serie protagonizada por Ricardo Darín. Una obra para no “despolitizar” Luego de ver la serie en soledad, Cacho admitió que su “sensación general es altamente positiva, más allá de que uno lo vive del plano de lo privado, donde esto, indudablemente, es un estrés muy grande para la emotividad de uno, porque estás viendo todo el tiempo las caras de las personas, las cuales uno ha sufrido mucho su pérdida; además de la profundidad de la derrota que sufrimos como colectivo”. Según dejó en claro Fernández Long, “El Eternauta” es “una obra que no la podes tratar de despolitizar, no se puede tratar de quitar la condición de peronistas y montoneros de tanto Héctor como sus hijas que compartíamos el proyecto político, que era mucho más que la política que hoy hablamos, era otra cosa, era una forma de vida”. El yerno de Oesterheld, comparó el tiempo en el que surgió la célebre historieta de ciencia ficción con el presente político, porque en 1957, “cuando sale El Eternauta, el antiperonismo era feroz, y se consolidaba un intento de gobierno oligárquico. Hoy estamos en una situación similar, donde desde el Gobierno se habla de que ‘no hay odio suficiente’-a los periodistas, según tuiteó el presidente Javier Milei-. Estimula el odio, hay casi como una homofobia de Estado, misoginia, y dentro de eso surge con toda esta fuerza el mensaje de lo colectivo, de que nadie se salva solo, y me parece re potente”. La búsqueda de Abuelas Las cuatro hijas de Oesterheld fueron asesinadas por los militares y tres de ellas siguen desaparecidas. Dos estaban embarazadas al momento de ser secuestradas. Por eso se sigue buscando el paradero de esos niños que habrían sido entregados en adopción ilegal tras su nacimiento. Solo el cuerpo de Beatriz pudo ser sepultado pocos días después de ser fusilada en un simulacro de enfrentamiento. “Estela, la hija mayor, muere resistiéndose dentro del secuestro, igual que su marido (Raúl Mórtola). Son los padres de Martín Oesterheld, que han impulsado todo esto del Eternauta (en Netflix, como asesor). En el caso de ella, tenemos los nombres falsos que usaban las patotas de quienes la mataron, pero no han avanzado en el juicio”, detalló Cacho. Diana Oesterheld, por su lado, apareció en archivos de la Dictadura como “DF”, es decir como Disposición Final, nombre que recibían los detenidos políticos que eran finalmente exterminados. Estaba embarazada de seis meses al momento de ser detenida en San Miguel de Tucumán y Las Abuelas de Plaza de Mayo siguen en la búsqueda del niño o la niña. La pareja de Diana, Raúl Ernesto Araldi fue secuestrado un año después de Diana y sus restos fueron reconocidos en 2010. Juntos tuvieron a Fernando Araldi Oesterheld, quien tenía un año y pudo ser recuperado por sus abuelos paternos. Asimismo, Marina Oesterheld fue desaparecida el 27 de noviembre de 1976, junto a su pareja Alberto Oscar Seindlis. Ella estaba embarazada de ocho meses en ese momento y sus familiares están buscando hijo o hija apropiada para devolverle su auténtica identidad.
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