14/05/2025 00:31
14/05/2025 00:30
14/05/2025 00:30
14/05/2025 00:30
14/05/2025 00:30
14/05/2025 00:30
14/05/2025 00:30
14/05/2025 00:30
14/05/2025 00:30
14/05/2025 00:30
» Diario Cordoba
Fecha: 13/05/2025 20:36
Toca asumirlo. Melody no ganará Eurovisión 2025 y, probablemente, salvo gratísima sorpresa, tampoco quedará en un puesto decente. Este martes, en la primera semifinal, España ha desvelado las cartas que tanto prometían y que, de nuevo, por la expectación generada, han vuelto a defraudar. Pese al inicio prometedor, la actuación ha sufrido una realización propia de Macedonia del Norte: incoherente y estrafalaria, pero con garra. Sólo se salva la artista, siempre arrebatadora, siempre magnética. El resto parecía sacado de la típica verbena que, aunque divertida, bien entretenida, sólo tiene sentido en la plaza de un pueblo. Si Esa diva hubiese tenido que luchar por un pase a la final, lo hubiera tenido difícil. En comparación con Suecia, Estonia y Albania, los favoritos de la noche, pierde en casi todo. Sin chispa alguna, la candidatura ha abusado de planos muertos y visuales triviales que la han dejado sin fuerza. En el dance break, por su parte, Melody ni siquiera participa. Y, bueno, ojito a los bailarines saliendo de su bata de cola: un truquito de magia que deja al de Soraya Arnelas en 2009 a la altura de El Mago Pop. Depositar toda esperanza en la escenografía, al final, como era de esperar, ha terminado de debilitar una propuesta ya de por sí cogida con pinzas. Desde que se coronó en el Benidorm Fest, RTVE se ha empeñado en mejorar una canción que no está al nivel de su intérprete. Da igual cómo la maquillen, sigue sonando trasnochada. La nueva versión que, en marzo, tras semanas de críticas, el ente presentó sólo gustó a los hinchas de la artista: querían darle garra, pero se pasaron frenada. Es tal el batiburrillo de arreglos que, por increíble que parezca, la original parece hasta buena. Al menos, no suena a maqueta de Gloria Trevi. A pesar del intento por camuflar el tufillo a 2005, la nueva Esa diva podría abrir el Caribe Mix de entonces. Salvará la papeleta el sábado porque Melody es buena, un animal escénico, pero el tema la dejará fuera de las primeras posiciones. Quizá, pueda rascar algunos votos del jurado. Todo dependerá de lo que haga el resto: este año, no hay tanta competencia como en otros anteriores. De esta tanda han destacado Suecia y Albania, dos de los países más innovadores en Eurovisión. Siempre alejados de lo obvio, suelen hacer de su diferencia una lanza. Por un lado, el trío KAJ ha homenajeado a las saunas de su tierra natal con un toque humorístico. De ritmo chicloso y letra guasona, reflexionan sobre el calor que emiten y el bienestar que les produce. Por otro, el dúo Shkodra Electronike se ha valido del pop con ecos balcánicos para explorar la compasión humana. Tommy Cash, polémica asegurada En el certamen se premia la autenticidad, aunque se trate de canciones que se escapan de las últimas modas. Solo así, sin repetir fórmulas ni aspavientos, siendo únicos, es como se logra destacar en un mar de 37 propuestas. Por ello, España habitualmente queda atrás en la tabla. Portugal, por ejemplo, lo ha hecho de fábula: tiene entre manos un paquete efectivo. Ha sabido sacar partido al St. Jakobshalle, haciendo crecer su tema a otra escala. Al contrario que RTVE, otras delegaciones han optado por arriesgar, lo que les ha vuelto más interesantes de cara a la audiencia. Estonia es una de ellas: con el polémico rapero Tommy Cash a la cabeza, ha armado un proyecto que no pasa inadvertido. Salpicado de clichés sobre los italianos, está atrayendo a jóvenes que hasta hoy no se sentían identificados con la cita. Algo similar a lo que Joost Klein causó en 2024. Al igual que España, Italia y Suiza también han presentado las candidaturas que ya están en la final. Se trata de una medida que se tomó para no perjudicar a los miembros del Big Five, los cinco países que más contribuyen a la Unión Europea de Radiodifusión. Pocos resultan tan elegantes como Lucio Corsi y Zoë Më, ¿suficiente para asegurar un buen puesto? No. Pero hay que reconocerlo: son lo mejorcito de la edición. Las columnas de Chipre A Chipre le ha perjudicado actuar de los últimos: su puesta en escena no ha logrado disimular su inestabilidad vocal, ni siquiera destacar en un colofón sin demasiada chica. Theo Evan no ha terminado de brillar pese al videoclip viviente que ha protagonizado. En cambio, Noruega y Polonia han pulido las actuaciones que presentaron en su día. Están mejor ejecutadas, con un uso inteligente de las secuencias. Hay cierto puntito épico en ellas que engancha al espectador desde el primer segundo. Algo clave en un concurso de estas características. Quien levante el Micrófono de Cristal el 12 de mayo lo hará gracias a una candidatura que no deje indiferente. Eslovenia y Azerbaiyán se han jugado la plaza junto a Países Bajos, que contaba con uno de sus mejores cortes en años. Ninguno marcará tendencia, no chirrían ni impactan. Y, claro, a la hora de la verdad, lo normal es pasar desapercibido. Como Melody y los que vengan si España no pone remedio. Chanel dio en la tecla: la canción. El resto ya llegará. O no. Pero, al menos, los cimientos serán buenos.
Ver noticia original