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» Diario Cordoba
Fecha: 13/05/2025 20:32
El pinsapo que crece en el patio de Samuel de los Santos Gener, 5 viene a simbolizar la esencia de lo que significa la vida del lugar donde se encuentra. Es la Casa de Acogida de Cáritas. Allí encuentran cobijo y ayuda personas que lo necesitan y este ejemplar de conífera ocupa un rincón en un espacio policromado por otro tipo de macetas más identificativas de la ciudad en la que se hallan. El pozo es el centro de las miradas y de las fotos en un recinto en el que el visitante es recibido por un San Rafael de Aurelio Teno que sirve de sustento al tallo del jazmín que ha trepado hasta el tejado buscando la luz y aspirando al cielo. Carmen Guisado explica con paciencia los detalles más significativos de la casa y de su vida. 700 plantas, el origen romano del pozo y los cuatro voluntarios que permanentemente cuidan un espacio que el pasado sábado fue el más visitado de la ruta 4, que serpentea por algunas calles de la Judería. La Ruta 4 de los Patios de Córdoba, en imágenes / Víctor Castro Hablar del atractivo, la singularidad y la belleza de los patios de Córdoba no es chovinismo, sino una realidad constatada. Cientos de ejemplos hay entre las personas que estos días andan por la ciudad haciendo pacientemente las prolongadas colas para entrar a verlos, tras quedar enamorados de ellos la primera vez que vinieron. Paco y Mar, llegados desde Madrid, los consideran “preciosos, muy bonitos” y por eso repiten cada vez que pueden. En Maese Luis, 22 se recrean ante un espectáculo “muy agradable”. Daniel y Cecilia tenían referencias de este atractivo de Córdoba allá en su Córdoba argentina. Por eso han aprovechado su visita a España para no perder la oportunidad de conocer una de las principales señas de identidad de la ciudad tocaya, en un espacio en el que se unen la belleza vegetal con la artística. Luisa García es ceramista y cuidadora del patio, un espacio en el que las macetas se ordenan por colores y sobre las que impone su autoridad un limonero que trepa cal arriba aportando el amarillo a la pared sobre la que descansa. Junto a él, aspidistras, helechos, culantrillos, filodendros (que se llaman también Costillas de Adán) dotan de una fresca frondosidad a un rincón que parece estar especialmente diseñado para la creación artística. En la misma calle Maese Luis, en el tramo entre dos de las casas visitables, una vecina orienta a dos visitantes algo despistadas sobre los patios más recomendables. Canarios, sevillanas y expertos en flores En el nueve de la misma calle, un canario compite en colorido con las plantas y en melodía con las sevillanas que suenan de fondo. Y, entre los visitantes, dos expertos en materia floral, el holandés Roy y su pareja, la catalana Francis. Él es representante de flores en los Países Bajos (donde abundan los tulipanes) y ella florista. Ambos colaboran anualmente con la fiesta gerundense de la primavera Temps de Flors (donde se engalanan también las calles). Si han decidido bajar hasta Córdoba, por algo será. En confianza y para este periódico reconocieron que el festival de los patios es “muy, muy bonito”, además de ser una excelente promoción para el negocio de las flores de toda España. La Ruta 4 de los Patios de Córdoba. / Víctor Castro El trabajo que desarrolla Pepe Cruz en su casa de Maese Luis 4 es para descubrirse. Cada año intenta teñir su patio con un color. Este año ha sido el morado y sus tonalidades. Por ello, el tapiz que constituyen las plantas repartidas en torno a la fuente lo forman petunias, surfinias, salvias, verbenas, lobelias, hortensias y un sinfín de variedades que causan la sorpresa de quienes entran. “¿Cuál es la verbena?”, preguntó una de las visitantes. Con paciencia y diligencia, mientras despide al periodista, indica a la señora que es “aquella, la de la flor pequeñita”. Compartir un espacio vital Lo que más le ha llamado la atención a Ester, una dominicana que visita otro de los patios de la ruta 4 con su pareja, Ismael, es que “estas personas quieran compartir sus patios, que son una maravilla, con nosotros, dejarnos entrar, es algo increíble”. Por eso no es la primera vez que vienen, “nos encanta”, concluye. La Ruta 4 de los Patios de Córdoba. / Víctor Castro La curiosidad del patio que hay en la Plaza de las Cañas es que corresponde al colegio La Piedad y por ello, todo el que entre en él no tendrá que preguntar los nombres de las plantas que lo adornan, porque los alumnos se han encargado de colocar el nombre de cada una de ellas, en castellano y en inglés. Su amplitud sirve, a la vez, para relajar la visita frente a otros recintos mucho más pequeños que en aras de la fluidez obligan a recortar el tiempo de contemplación. Y para terminar de una manera sosegada, armoniosa y con esencia a Córdoba y sus generosidades, Badanas, 13. Allí, la música de Paco de Lucía y el aroma a barrica de Montilla-Moriles sobre la que reposa la caña con la lata para el riego de las macetas, constituyen la estampa de uno más de los tesoros patrimoniales con los que la ciudad omeya saluda al mundo cada primavera.
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