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  • Altos costos, importación y aranceles complican al sector citrícola

    Concordia » Libre Entre Rios

    Fecha: 13/05/2025 17:59

    Compartilo con Aunque el clima acompaña en las zonas implantadas, productores e industriales enfrentan problemas internos y externos que le ponen un techo a sus expectativas, no solo por el ingreso de fruta extranjera sino por las mayores barreras en los mercados externos. Pocos saben que, al preparar una limonada o rociar una milanesa en casa, en los últimos tiempos, es probable que esos dorados frutos no sean del “Jardín de la República” sino de un origen mucho más lejano, como España y Egipto. Desde que el Gobierno modificó el Código Alimentario y liberó las fronteras para la importación de alimentos, los limones y otros cítricos están llegando de países extracontinentales, como Turquía y Sudáfrica, más que de los vecinos y de la tradicional región cuna de la citricultura argentina. Eso se observa no tanto en las ferias y verdulerías de barrio, pero sí en los supermercados y las tiendas de cercanía. Las principales provincias productoras de cítricos son Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, Formosa, Misiones, Entre Ríos, Corrientes y también Buenos Aires. Desde allí se abastece al consumo interno, se industrializan subproductos y un alto volumen se exporta en fresco y en preparados a muchos mercados de exportación. La importación de limones trepó en marzo último un 2.745% anual, muy por encima del incremento del 185% promedio en el ingreso de todo tipo de alimentos del exterior, según datos del Instituto para el Desarrollo Agroindustrial Argentino (IDAA). “En el caso de los limones, como de otros cítricos, a los orígenes principales, como Chile y Brasil, comienzan a sumarse nuevos países, incluso con valores muy inferiores a los de los limítrofes, ya que, contra 1,43 dólar por kilo del producto chileno, el egipcio ingresó al país a 86 centavos de dólar ya nacionalizado”, detallaron desde esa institución, que integra el ex ministro de Agricultura Julián Domínguez, entre otros. Aunque en términos relativos el porcentaje de aumento del importado sorprende, en volumen real contra la producción local todavía es acotado, pero ya se ha fijado una tendencia. Aunque con menor incidencia, el ingreso de naranjas egipcias y españolas también registró un salto interanual superior al 700% al inicio de 2025. En ambos casos, también se observa una caída en el superávit comercial de ambas frutas, ya que la fruta fresca, el aceite y el jugo de limón generaron US$440 millones y otros US$116 millones las naranjas de exportación, pero la importación se lleva cada vez más divisas. La crisis citrícola se profundiza Los limoneros de Tucumán –que se considera la mayor productora mundial de esta fruta y donde se cosecha el 90% del total nacional– proyectan para todo este año una producción de 1,35 millón de toneladas, aunque enfrentan una disminución de 15.000 hectáreas en la superficie implantada y el abandono de otras 12.000 hectáreas de cultivo. La falta de rentabilidad debido a la caída de precios local y la competencia cada vez mayor con fruta importada, no solo se manifiesta en la salida de producción o en dejar de mantener esa enorme superficie con frutales, sino que en 2025 hará caer la zafra tucumana entre el 10 y el 20% con respecto al promedio histórico. Naranjas egipcias comercializadas en un supermercado de Concorda: el sector citrícola enfrenta problemas que ponen un techo a sus expectativas. Desde la Federación Argentina del Citrus (Federcitrus), enfrentaron fuertes heladas en plena producción a mediados del año pasado, y casi en simultáneo el ingreso de la fruta importada. Pero además muchas empresas locales contrajeron el área de sus plantaciones y ajustaron la cosecha en los montes para frenar la sobreoferta en el mercado internacional. Hay quienes ven en esta contracción el beneficio de la productividad, ya que el negocio se concentrará en menos superficie, pero más manejable y eficiente. Aunque para otros, como la Asociación Citrícola del NOA, una caída interanual de casi 200.000 toneladas es una muestra de la crisis profunda de la actividad, más fuerte para los citricultores con fincas de menor escala. Ni que hablar del tema gremial al inicio de la cosecha, ya que los peones de los campos sostienen de la mano de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE) un conflicto por el ajuste en sus remuneraciones. Las patronales les ofrecen por canasto y por jornal valores bastante inferiores a los exigidos por los delegados tras las asambleas en los establecimientos. Algo similar ocurre con las tarifas de los transportistas que llevan a los cosecheros a los montes. Se proyecta una caída en la producción Desde la Federación del Citrus de Entre Ríos también ven con preocupación el ingreso cada vez mayor de fruta extranjera, ya que, si bien habían hecho un balance positivo del año pasado y proyectaban un 2025 mejor, la apertura importadora compite con la producción local que tiene costos mucho más altos y una demanda aún deprimida. El año pasado los citricultores entrerrianos celebraron una cosecha con alta producción, lo que provocó sobreoferta y precios bajos, por lo que este año sería menor y los valores deberían recomponerse, pero la enorme entrada de cítricos de todo el mundo ejercerá una presión a la baja para la fruta local. Por otro lado, le han solicitado al SENASA que se haga cargo de hacer los controles de residuos al producto importado para certificar la calidad sanitaria e inocuidad alimentaria, sobre todo en cuanto al temido HLB o enfermedad del dragón amarillo, una gravísima enfermedad bacteriana de la que la Argentina está libre. Al mismo tiempo, la imposición de mayores aranceles por parte de la administración de Donald Trump provocó una nueva barrera para el ingreso de limones argentinos a Estados Unidos. Es un mercado importante para la fruta local, que ya tenía limitaciones paraarancelarias antes de esa medida, y que había sido recuperado en 2017 después de una década y media de estar cerrado. Entonces, mientras que los productores locales esperan una menor cosecha y competencia de precios con fruta de Perú, Chile y Paraguay y de orígenes más lejanos, los exportadores tendrán que lidiar con elevados costos internos, la logística de buques hacia los mercados con buena demanda de los cítricos locales como Canadá y Rusia, y las barreras comerciales que imponen los destinos europeos y en particular el estadounidense para jugo concentrado de limón. Fuente artículo: Tiempo Argentino.

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