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Gualeguay » eldiadegualeguay
Fecha: 13/05/2025 06:39
“Está Garzia con Z?”. Así lo llamaba el Papa Francisco a Enrique Garzia, vecino de General Galarza, a quien conocía desde los tiempos de colegio en Santa Fe. Uno como alumno y el otro como docente. “Fue un amigo que me dio la vida y todavía no lo puedo creer”, cuenta Enrique todavía conmocionado por lo que ha pasado. En diálogo con El Día de Gualeguay, Garzia contó: “yo estaba como interno en el Colegio Inmaculada en Santa Fe. Había unos 700 alumnos de los cuales 100 eran internos y yo estaba entre ellos. Había otros colegios en Córdoba, en Buenos Aires y este de Santa Fe. Los que no eran curas recibidos se llamaban ‘maestrillos’. Tenían que hacer prácticas con alumnos antes de volver a San Miguel para recibirse. Cuando volvemos a cuarto año había llegado dos o tres nuevos, uno de ellos era un tal Jorge Bergoglio. Cariñosamente, le decíamos carucha y ese apodo, entre nosotros, le quedó. Ojo que nosotros teníamos 16-17 y él tenía 26 solamente”. Aparte de profesor, estaba con los chicos una o dos horas por semana, cumplía otro rol. “Se llamaba Prefecto y estaba a cargo del grupo de internos de cuarto y quinto año. El tenía su cuarto y tuvimos la suerte de convivir los últimos dos años con él, las veinticuatro horas del día. Era como un padrino que hablaba con nuestros padres. Ahí no era Jorge sino el cura. Nos daba clases de literatura y psicología. Fue una formación fantástica desde mi punto de vista. Como tenía relación lo llevó a Borges que nos dio una charla. Me acuerdo el día que llamó para acompañar a un compañero a buscar a Borges a la terminal. Tuve ese honor. Y Borges venía solo de Rosario en un colectivo a Santa Fe. Fue algo hermoso”. La relación con Bergoglio continuó a lo largo de los años. “El se fue a La Plata a terminar. Estando ahí consiguió mi dirección y me mandó una invitación para su ordenación. La verdad no fui. Ahí hubo como una separación porque se fue a Córdoba, volvió y reiniciamos cuando estaba en Buenos Aires. Hay una anécdota muy linda. Cuando en el colegio pasaban lista, y los profesores llegaban a Garzia se armaba la confusión. Si era con s, con z, entonces yo terminé siendo “Garzia con Z”. Se hizo un hábito eso. Un día, en Buenos Aires, llama mi madre y me avisa que había llamado el Cardenal Bergoglio. Ahora te va a llamar, me dice mi madre. Yo tenía una secretaria en la veterinaria, atiende el teléfono y del otro lado le dicen: “quiero hablar con Enrique Garzia con Z…”. Increíble fue la conversación. Ahí reiniciamos. Siempre me invitaba a que fuera a la Catedral pero siempre hablábamos. Después decidí escribirle y estuvo tiempo para hacer la carta. Siempre me contestó y me retó porqué había tardado tanto”. Enrique lo vio dos veces en Roma. “Cuando renuncia Ratizinger, le escribí de nuevo. Vos me criticás porque te escribía cada muerte de obispo, ahora te escribo porque renuncia el Papa…y se reía. Le mandé la carta sin sabe que estaba en Roma por la sucesión. Un día nos sentamos, y vemos humo blanco. Le digo a mi madre y me dice: va a ser Bergoglio. Cuando lo anuncian no lo podía creer. Qué me va a contestar decía yo. Pasaron unos días, y recibo una carta, de puño y letra. Me agradeció, ya como Papa. El trato con él era de che. Así fue que hicimos el primer viaje en el 2014. Nos dieron un lugar preferencial. Fue una emoción bárbara porque desde el ’66 que no lo veía. Me preguntó por toda la familia, fue algo increíble. Después le mandaba un mail y a los dos o tres días me contestaba. En el 2023 fue igual y me mandó a decir que me esperaba. Fue una experiencia hermosa, conversamos de cosas de la vida. Me manifestó su pesar por las guerras y lo que me sorprendió es que me dijo que lo iban a operar de la rodilla. Fue ameno. Si vuelven a Roma no dejen de pasar a saludarme. Era el mismo Bergoglio del colegio, no había cambiado nada”. Sobre esa reunión, agregó que “mientras esperábamos sentimos un ruidito y era él que se acercaba. ¿Si era el mismo? Si señor. Qué hago decía yo, no sé cómo es el protocolo, una mano, un abrazo…lo que quieras me dijo…le dí un fuerte abrazo y un beso. Era el mismo tipo modesto, tranquilo de siempre”. J. B. Publicado en la edición impresa de El Día de Gualeguay 10-05-2025 Comentarios
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