13/05/2025 00:17
13/05/2025 00:17
13/05/2025 00:16
13/05/2025 00:16
13/05/2025 00:15
13/05/2025 00:15
13/05/2025 00:14
13/05/2025 00:14
13/05/2025 00:13
13/05/2025 00:13
» AgenciaFe
Fecha: 12/05/2025 17:20
Un hecho de extrema tensión se vivió este lunes, cerca de las 6, cuando un hombre irrumpió en al menos dos viviendas ubicadas en 1º de Mayo al 3300, en barrio Constituyentes. En una de ellas, tomó de rehén a una mujer, a la que amenazó y obligó a salir junto a él, pero ella logró mantener la calma, dialogar con el agresor y evitar una situación de mayor gravedad hasta que fue detenido por la policía. Según el testimonio de la víctima, el delincuente la sorprendió en el interior de su casa y la amenazó: “Me tapó la boca y me dijo: «No grités porque te hago boleta»”. A partir de allí comenzó una secuencia tan insólita como angustiante, en la que el delincuente –de 26 años– llegó a besarla e intentó intimidarla mientras, al mismo tiempo, compartía con ella detalles de su vida. “Me dijo que robaba porque no tenía trabajo y que su mamá tenía leucemia”, relató la mujer en declaraciones a LT10. Durante la dramática situación, logró entablar un diálogo con el agresor, apelando a su humanidad: “Le dije que podía ser su madre, que no me hiciera nada, que tenía dos hijos. Me respondió que no quería hacerme daño”. "¿Querés ver Netflix?" En un intento por ganar tiempo, la mujer lo llevó a la cocina, le ofreció comida y bebida, y hasta lo invitó a ver una serie en la televisión. “Le di Coca-Cola, le hice pan con queso. Le dije: «¿Querés ver Netflix?» Se sentó y se quedó como dormido. Ahí mandé un WhatsApp pidiendo ayuda”. La tensión continuó cuando el joven decidió salir de la casa con ella, abrazados, intentando escapar. La mujer se ofreció a acompañarlo, fingiendo que lo ayudaría a eludir a la policía. “Le dije que era como mi hijo, que íbamos a buscar un médico. Bajamos juntos, me agarró del cuello y caminamos dos cuadras hasta que lo detuvo la policía”. Durante ese trayecto, según la víctima, el hombre no mostró agresividad. “Sentí que el chip le cambió, como que alguien confiara en él lo desarmó. Caminamos charlando, sabiendo que la policía venía atrás”. La mujer destacó que actuó movida por el miedo, pero también por la necesidad de comprender al otro en su desesperación. “Sentí que estaba frente a un joven sin oportunidades. Me dijo: «¿Quién me va a dar trabajo a mí si ya estuve preso?» Le respondí que nunca es tarde para cambiar”.
Ver noticia original