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  • Ingeniero de la UNNE gerencia el área técnica de una constructora de prestigio internacional

    » Corrientesaldia

    Fecha: 12/05/2025 12:32

    Sergio Corrales, egresado de Ingeniería en Construcciones de la UNNE, pasó de contemplar la construcción del puente Chaco-Corrientes a dirigir el recambio de sus obenques. Hoy, como Gerente Técnico de Freyssinet para Argentina y Uruguay, defiende la calidad de la formación recibida en la universidad pública. Desde el Riacho Antequera donde iba a pescar, miraba con asombro como poco a poco se levantaba el puente que uniría el Chaco con Corrientes. “Qué lindo sería trabajar en una obra así!” pensaba Sergio Corrales, cuando la Ingeniería era por entonces otro de sus objetivos por alcanzar. A casi tres décadas de su graduación, el ingeniero Corrales es el Gerente Técnico de Freyssinet en Argentina y Uruguay, una multinacional francesa presente en 150 países, especializada en refuerzo y rehabilitación de estructuras. En una extensa charla con UNNE Medios, este profesional chaqueño de 59 años compartió su trayectoria, desde sus inicios en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) hasta su proyección profesional en el exterior. Corrales se graduó como Ingeniero en Construcciones en la UNNE en 1997. Previamente había obtenido el título de Maestro Mayor de Obras en la Escuela Técnica Nº1 de Resistencia, que –según él- le brindó una base técnica importante para sus estudios universitarios. “Siempre me gustó la construcción, siempre tuve atracción por los trabajos manuales”, confiesa. La influencia de su padre, también ingeniero egresado de la UNNE-una de las primeras camadas de profesionales que egresó de la facultad- fue determinante en su elección profesional. El destino quiso que apenas recibiera, aquel sueño que tenía pescando se hiciera realidad. “A los pocos meses de recibirme empecé a trabajar en una obra del puente, puntualmente en lo referido a la sustitución de los tirantes de los obenques”, recuerda. Ese fue el inicio de su relación con Freyssinet, donde hoy es uno de los empleados más antiguos de la filial argentina. Crisis y oportunidades La crisis económica argentina de finales de los 90 marcó un punto de inflexión en su carrera. Ante la falta de proyectos locales, la empresa le ofreció una primera experiencia en España de cuatro meses. Luego, con el estallido de diciembre de 2001, recibió una segunda propuesta para trabajar en Madrid “hasta que las cosas mejoren en Argentina”. “En ese momento parecía que estábamos al borde de la disolución como país”, recuerda Corrales. Fue entonces cuando decidió plantear a sus superiores su disposición para radicarse definitivamente en España, “como lo habían hecho mis abuelos italianos al venir a la Argentina”. Su labor profesional lo llevó primero a Las Palmas de Gran Canaria, donde dirigió durante dos años una fábrica de prefabricados. “Fue una experiencia enriquecedora. Prefabricábamos piezas de hormigón, vigas pretensadas, piezas de 25 o 30 toneladas”, explica. Posteriormente, fue trasladado a la oficina de Madrid, estableciéndose en Alcalá de Henares. Allí durante seis años, estuvo como Jefe de Producción del Departamento de Postesado, una de las actividades principales de la compañía. Tras ocho años en España, regresó a Argentina, donde actualmente se desempeña como gerente técnico de Freyssinet para Argentina y Uruguay. “Dirijo un equipo de cuatro ingenieros y tres dibujantes, con quienes buscamos encontrar soluciones a algunos problemas complejos que se nos presentan”. Orgullo profesional Entre sus trabajos más destacados, Corrales menciona con particular orgullo un puente en arco en la provincia de San Juan, sobre la Ruta Nacional 150. El desafío consistía en construir un puente sin apoyos en el cauce del río, ya que este, aunque seco la mayor parte del año, sufre crecidas violentas que arrastran grandes rocas. “Participamos con la constructora en elaborar varias ideas para resolver un puente con una luz de 70 metros”, explica. La solución elegida fue un arco prefabricado con un innovador método de izaje desarrollado por su equipo. “El arco se montó al nivel del suelo y con unos tirantes lo fuimos levantando hasta la cota final. Me queda el orgullo de decir que el error de alineación de las dos partes fue de solo 6 milímetros en 70 metros“, señala con satisfacción. Cuando se le pregunta sobre la importancia de haberse formado en una universidad pública como la UNNE, Corrales es enfático: “La física es la misma en Resistencia, en Buenos Aires y en Madrid. Esa formación en cuestiones físicas elementales de la ingeniería fue suficientemente sólida como para que yo me pueda desempeñar sin nada que envidiarle a ningún otro compañero de trabajo”. A pesar de que inicialmente temía que su formación no estuviera a la altura de los desafíos profesionales, pronto descubrió que podía dialogar “de igual a igual” con ingenieros y calculistas renombrados. “No tengo nada que reclamarle a la UNNE por mi formación. Al contrario, tengo que agradecerle y mucho”, afirma. Aplicar el conocimiento aprendido Para los futuros ingenieros, Corrales tiene un mensaje claro: “No tengan miedo, que la formación que hemos recibido no tiene baches. Solamente hay que aplicarlo, tal como uno lo aprendió, con prudencia, pero sin miedo”. Respecto al futuro de la profesión frente a avances como la inteligencia artificial, mantiene una postura equilibrada. “No creo que la influencia humana en todas las actividades deba dejarse de lado. El criterio —en un caso de ingeniería— de qué armadura le pongo a una losa en distintos tipos de construcciones siempre deberá estar”, sostiene. Advierte además sobre los riesgos de confiar excesivamente en la tecnología: “Ya debe estar sucediendo que se le pregunta a la IA cómo construir una cochera o una ampliación de una casa. Y… es un peligro. Se necesita la capacidad de dirección de un profesional bien formado para dirigir una obra. La obra no la hace la inteligencia artificial, la hacen obreros”. Vínculo con sus raíces Aunque tiene su vida establecida en Buenos Aires y no contempla regresar a vivir en Resistencia, Corrales mantiene un fuerte vínculo con su provincia natal. Visita regularmente a su familia, especialmente durante las fiestas de fin de año, y conserva una relación con la Facultad de Ingeniería de la UNNE. “Excelentes recuerdos”, dice de la facultad en que se formó. Incluso ha sido invitado a dar charlas sobre los sistemas especializados que utiliza su empresa, temas que “no se estudian en ninguna facultad”. “Tuve un recibimiento muy, muy caluroso, de todo el equipo de Ingeniería de la UNNE. Estoy muy agradecido por eso”, expresa. Como reflexión final, Corrales destaca la importancia de mantener la calidad en la enseñanza universitaria: “Lo que tengo muy claro es que no para tener una mejor llegada a los jóvenes, se debe bajar o perder calidad en la enseñanza. De ninguna manera”. Y agrega: “Creo que hay que estimular el estudio de la ingeniería, resaltando sus partes apasionantes”. “No hay nada más placentero que la satisfacción del trabajo bien realizado, con eficacia y de manera profesional. Debemos tener la certeza de que nuestra función es dejar algo útil a la sociedad”.

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