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  • Canon cordobés

    » Diario Cordoba

    Fecha: 12/05/2025 05:34

    ¿Rompen los cordobeses con su propio canon durante el mes de mayo? ¿Cómo es un cordobés? Podemos recurrir a iconos como Manolete, un hombre delgado, afilado, y que no solía pasar de la media sonrisa al expresar su regocijo. También podríamos pensar en la chiquita piconera, mujer de pelo negro, misteriosa, cuya personalidad solo se intuye a través de sus ojos, también negros. Dicen que Julio Romero de Torres era muy noctámbulo, del mismo modo que cuentan que durante las fiestas hablaba poco y, cuando lo hacía, solo era para sentenciar. ¿Son los cordobeses contenidos hasta cuando se despendolan? Con la idea de jugar a los estereotipos, me fui al Gran Bar. Pensé que sería un buen observatorio social; además, como por allí se ven muchos extranjeros, esto me serviría para comparar fisionomías y caracteres. Lo primero que me llamó la atención fue un grupo de mujeres que estaba desayunando en la terraza. Sin duda, estaban en pleno descanso de su jornada laboral. Frente a mí, dos morenas fumaban y escuchaban al resto; se movían entre la abstracción, la atención y el desdén (fumar es malísimo, pero a algunas mujeres da gusto verlas fumar); una llevaba el pelo suelto; la otra, recogido. Pero ¿podría asegurar que eran cordobesas? ¿Su actitud encajaba con nuestra idiosincrasia? Lo tuve más claro con un solitario. Vestía chinos beige, camisa celeste, americana azul marino y castellanos; además, se estaba comiendo una media de jamón y había dejado el Córdoba sobre la mesa: apostaría a que no era de Malpica de Bergantiños. Luego reparé en el camarero. Este gremio carga con su propio tópico, el de la bordería. El ejemplo sería el de alguien que despliega una antipatía que, una vez entendida, puede hasta caer en gracia; se detiene y mira a los ojos, mide los tiempos antes de soltar la bomba. Sin embargo, la realidad no siempre coincide con este prototipo. Veo camareros con prisa que muestran una simpatía demasiado forzada, casi desquiciada. Quizá no exista ese camarero paradigmático que todos tenemos en mente. ¿Son los cordobeses diferentes durante un mes al año? ¿Qué significa ser cordobés? No creo que los estereotipos sean una ficción, pero tampoco una realidad. Lo cierto es que he conocido a alguna alicantina con la ciudad más integrada en la cabeza que muchos de mis allegados. Como de costumbre, disculpen ustedes, no les traigo conclusiones: vuelvo a caer en el escepticismo. Antes de irme del bar, vi a dos extranjeras fotografiándose en la fuente. Buscaban el mejor ángulo para que, al fondo, saliera el Gran Capitán, lejano y solo. *Escritor

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