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Concordia » Cadena Entrerriana
Fecha: 10/05/2025 12:43
Por Mariano Cuvertino (Santa Fe), Matías Chamorro (Córdoba) y Juan Manuel Rossi (Entre Ríos), diputados provinciales socialistas. La encrucijada económica argentina parece atrapada en un debate estéril entre «más Estado» o «más mercado». Esta polarización, exacerbada por las banderas políticas, refleja la histórica asimetría del país y la influencia desproporcionada del conurbano bonaerense y la Capital Federal en la toma de decisiones. A grandes rasgos, quienes abogan por una mayor intervención estatal se enfocan en un mercado interno cuyo principal beneficiario es el AMBA (donde los ingresos de la Capital Federal superan en un 40% al resto del país). Por otro lado, los defensores de la liberalización total priorizan la especulación financiera, cuyo epicentro reside en la city porteña. Ambos modelos, basados en la explotación de las divisas provenientes de la exportación agroalimentaria, han demostrado su incapacidad para generar un desarrollo sostenido a mediano y largo plazo en Argentina. Sin embargo, existe una vía alternativa, sistemáticamente ignorada, que podría representar la clave para la organización económica de la Nación: el fortalecimiento de la sociedad y sus organizaciones. No es el mercado ni el Estado lo que Argentina necesita reconstruir prioritariamente, sino el tejido social que permite que ambos funcionen de manera eficiente. Esta perspectiva no implica exclusión, sino superación. Una sociedad civil organizada no desplaza al Estado ni al mercado, sino que optimiza su funcionamiento, otorgando legitimidad, capacidad, transparencia y control al primero, y orientación de largo plazo, competitividad estratégica, integración productiva y capacidad de retención de excedentes al segundo. ¿Cómo impulsar esta reorientación económica centrada en la sociedad civil? Potenciando al «tercio en disputa»: la región centro. La Diagonal Federal: Un Potencial olvidado La región central, conformada por Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos, suele ser percibida por los círculos intelectuales y políticos del AMBA como una mera fuente de recursos naturales. Se obvia que la verdadera clave de su desarrollo radica en los millones de personas que la habitan y trabajan. En un entramado de ciudades grandes, medianas y pequeñas, prosperan cientos de miles de productores agropecuarios y empresas industriales, combinando la expertise técnica en el trabajo de la tierra con el desarrollo de sistemas industriales que abarcan desde la alimentación hasta la metalmecánica, la maquinaria y la petroquímica, entre otros. Las bondades de la pampa húmeda son innegables, pero la capacidad de extraer y retener los beneficios económicos, vinculándolos con un vasto sistema de innovación, ciencia y tecnología, es obra de una sociedad organizada que los posee y los impulsa. La región centro es un ejemplo elocuente de producción organizada, con instituciones de la sociedad civil arraigadas y resilientes que actúan como mediadoras en la organización productiva. La Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA) y Agricultores Federados Argentinos (AFA) son ejemplos paradigmáticos, acopiando conjuntamente cerca de 30 millones de toneladas de granos anuales, superando ampliamente a los acopiadores privados. Esta cultura colaborativa y asociativa se extiende a lo largo de la trama urbana y social de la región, abarcando sectores productivos, gremiales, culturales, educativos, deportivos y sociales, que sostienen la vida económica cotidiana. Un Proyecto Político en Germinación En este contexto, las iniciativas políticas que emergen en torno a la región central adquieren una relevancia creciente. La reciente reunión de la Región Centro evidenció una defensa explícita de su modelo de desarrollo y su potencial proyección a escala nacional. Se observaron avances hacia una convergencia política donde los gobernadores de Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos delinearon los pilares de la economía regional y reafirmaron su voluntad de disputar poder, impulsando el modelo de desarrollo y la identidad que históricamente la han configurado. Uno de los acuerdos clave fue la creación de la Agencia Regional de Evaluación Educativa (AREE), destinada a mejorar el diseño y la evaluación de políticas educativas. Esta iniciativa trasciende el fortalecimiento institucional, representando una voluntad política de avanzar hacia una integración real con una visión de largo plazo. Estas acciones fortalecen a la sociedad civil como un actor fundamental en la reconstrucción de una Argentina moderna. Otro punto destacado fue la reivindicación de la infraestructura como motor del desarrollo. En contraposición al gobierno nacional, que descalificó la obra pública, los tres gobernadores enfatizaron su valor en términos de desarrollo, empleo, crecimiento e igualdad, transmitiendo un claro mensaje: gobernar es hacer obra pública. Finalmente, se reiteró el pedido de eliminación definitiva de las retenciones a las exportaciones agropecuarias. Estos derechos, que sostienen un esquema tributario atípico, penalizan la producción en lugar de gravar el consumo de lujo, los bienes personales o las grandes fortunas, como ocurre en economías más desarrolladas. Además, las retenciones profundizan las desigualdades regionales, especialmente en el contexto actual de drástica reducción de las transferencias nacionales por coparticipación. Si bien la eliminación de retenciones no implica la ausencia de políticas para regular los precios de los alimentos e insumos clave, este impuesto no es el mecanismo adecuado. Se requiere la construcción de instituciones federales que establezcan consensos en la política comercial de largo plazo, incluyendo la política cambiaria y monetaria nacional, para evitar los efectos ruinosos del atraso cambiario y la especulación financiera sobre la producción regional. Un Potencial para Reordenar el Desarrollo Nacional Los modelos de desarrollo trascienden los esquemas económicos; definen identidades, configuran sociedades y moldean las vidas de las comunidades. La Región Centro posee el potencial de trazar una diagonal superadora y convertirse en un espacio político y económico capaz de equilibrar la estructura de poder nacional. Este desafío conlleva una gran responsabilidad, pero también representa una oportunidad única. Tal vez haya llegado el momento de asumir plenamente esta tarea, dotándola de nombre, identidad, organización, contenido y programa. Un movimiento federalista está germinando en Argentina, pero su efectividad dependerá de la capacidad de sus propios protagonistas para reconocerse y articularse, poniendo sobre la mesa de la discusión nacional un horizonte político superador que, hasta ahora, sigue siendo un potencial inexplorado. compartir
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