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  • Marinero Pescador: Un Curso que Reaviva Raíces en Isla Cristina

    Federal » El Federaense

    Fecha: 10/05/2025 06:58

    Recientemente, el IFAPA ha llevado a cabo un curso de marinero pescador en Isla Cristina que ha captado la atención de múltiples jóvenes y personas adultas de la región. Entre los participantes, se encuentra Abel Zamudio, un isleño que se ha sumado a esta formación motivado por su legado familiar en la mar. “Mi padre fue marinero y mi abuelo también tuvo su propio barco, así que quiero vivir la experiencia de navegar”, confiesa. A pesar de que actualmente ocupa un puesto en una empresa de glamping, donde se dedica a montar y desmontar tiendas de campaña, no pudo resistir la oportunidad de formarse en su propio pueblo. “Aunque tengo mi trabajo, vi la posibilidad de hacer el curso aquí y no lo pensé dos veces”, añade Abel. Un factor adicional que lo impulsó a inscribirse es su entorno cercano. Su suegro posee un barco y le ha ofrecido navegar junto a él, pero para ello es necesario contar con el llamado folio, el permiso que habilita para embarcarse legalmente en estas aguas. “El curso que realizamos es de marinero pescador, pero también necesito completar el curso básico para obtener el folio”, explica Zamudio. Durante la capacitación, los participantes se introducen en aspectos cruciales como las partes del barco, técnicas de pesca variadas, el significado de las luces de navegación y reglas esenciales de seguridad en el mar. Abel menciona que “nos enseñan sobre los EPIs, tanto individuales como comunes, y fue un curso bastante completo para ser solo de una semana”, enfatizando la valía del profesor, que posee una vasta experiencia marítima. Aunque aún no ha tenido la oportunidad de navegar, asegura no sentir temor. “No sé si preferiré esta nueva experiencia a mi empleo actual, pero tengo curiosidad por descubrirlo. La mar debe tener cosas maravillosas, como estar en medio del océano por la noche, sin contaminación lumínica, y disfrutar de las estrellas”, expresa con un aura romántica. No obstante, aclara que no está seguro si la vida en el mar se convertirá en su profesión definitiva: “Sé que habrá mucho que aprender y que disfrutar, de eso estoy seguro”. Para obtener el folio y legitimarse para embarcarse, Abel todavía debe completar la parte básica del curso, lo cual planea hacer tras su actual temporada laboral, entre octubre y noviembre. Reconoce que equilibrar el curso con su trabajo no es sencillo, pero no siente prisa por hacerlo. El curso ha atraído a un público diverso en términos de edades: “Había desde chicos de 16 años hasta personas mayores de 50”, comenta. Este aspecto también resalta la diversidad geográfica, con alumnos provenientes de localidades cercanas como Lepe y tres jóvenes de origen senegalés. Para Zamudio, este tipo de formación es una oportunidad de reconexión con sus raíces, un intento de experimentar un estilo de vida que ha sido parte de su historia familiar. A pesar de la dureza que implica, el mar sigue siendo un sueño para muchos. “El frío nocturno y la humedad constante no tienen nada de romántico”, concluye entre risas, reflejando la realidad que acompaña este antiguo oficio.

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