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  • De compartir comidas al Vaticano: la historia del cordobés que mejor conoce al Papa León XIV

    » Diario Cordoba

    Fecha: 09/05/2025 22:34

    "Prevost es una persona dialogante, muy trabajadora y discreta. Dará muchas sorpresas." Así define Antonio Murillo, sacerdote desde hace 31 años en la parroquia Jesús Divino Obrero del Sector Sur (El Cerro) de Córdoba, al recientemente elegido como nuevo Sumo Pontífice. Murillo siguió con gran interés los acontecimientos desde el Vaticano y, tras ver el humo blanco, una hora después reconoció con sorpresa la figura de Prevost, su antiguo compañero de charlas y comidas en Perú. Este párroco cordobés lleva más de 25 años viajando cada verano a Perú para colaborar en zonas rurales, especialmente con las diócesis de Cajamarca y Chimbote, en el centro y norte del país. Según explica, el obispo de Chimbote es "muy amigo" de Robert Prevost desde su etapa como obispo de Chiclayo (2015-2023), lo que propició el inicio de una relación cercana entre Murillo y quien hoy es el Papa León XIV. “Íbamos con frecuencia a su diócesis, y solíamos comer juntos los tres. A veces incluso se traía a alguien de su entorno pastoral”, recuerda. Entre platos de ceviche, lomo saltado o pachamanca, compartieron durante una década conversaciones centradas en la situación de la Iglesia y los retos sociales en Perú. Imagen del párroco Antonio Murillo. / CÓRDOBA Un retrato del nuevo Papa Antonio describe al nuevo Papa como una persona “sencilla, inteligente, discreta, amable y cercana”, aunque añade con humor: “No tanto como Francisco”. A diferencia de la imagen seria que a veces proyecta, asegura que Prevost “tiene un gran sentido del humor” y es “de risa fácil”. También destaca su profunda vida espiritual, que, según él, “no exhibe, pero se percibe”. Otro rasgo que subraya es su afinidad con los jóvenes, con quienes —afirma— mantiene una conexión especial. Sin embargo, lo que más le impresionó fue su carácter trabajador y responsable. “Siempre intentaba solucionar los problemas que surgían. Si le pedías ayuda, te la ofrecía con honestidad. Si no podía hacerlo o necesitaba tiempo, te lo decía con claridad”, explica Murillo, quien lo define como “una persona con la que es muy fácil dialogar”. El papa León XIV, cuando era administrador apostólico de Chiclayo. / JULIO REANO / AP Entre los temas que más preocupaban a Prevost durante sus encuentros, el sacerdote cordobés menciona la evangelización y, especialmente, la mejora de la educación: “Quería una enseñanza que no solo transmitiera valores cristianos, sino que también ofreciera una formación de calidad”. También abordaban temas como la desigualdad, el trabajo con jóvenes y el apoyo a los más desfavorecidos, así como “los grandes desafíos sociales" de la actualidad. El momento de su elección Antonio confiesa entre risas que llevaba semanas diciendo que Prevost era su “apuesta personal” para el papado. “Tenía que ser él”, afirma convencido, aunque reconoce que nunca lo creyó del todo posible, aunque dice estar seguro de que va a dar “muchas sorpresas”. Por último, el sacerdote lamenta no poder localizar varias fotos que tiene con Prevost y comenta que, al no tener su teléfono, no ha podido felicitarle. Ni siquiera su amigo el obispo de Chimbote ha logrado contactar con él. “Lo llamé para celebrarlo y me dijo: ‘Ya le felicitaré cuando tenga menos lío’”, concluye entre risas. Suscríbete para seguir leyendo

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