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  • El mensaje de León XIV a los cardenales en su primera homilía como Papa – AL DÍA ENTRE RÍOS

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    Fecha: 09/05/2025 08:45

    «Sé que cuento con ustedes», dijo el flamante Sumo Pontífice en la Capilla Sixtina, en la misa que cierra el cónclave. El Papa León XIV dio su primera Misa como Sumo Pontífice este viernes, con los cardenales electores y otros cardenales presentes en Roma, en la Capilla Sixtina, el lugar exacto donde, con al menos una mayoría de dos tercios, lo eligieron como el 267º Papa de la Iglesia Católica. En su homilía, el nuevo Papa pidió cultivar cada vez más la relación personal con Cristo; e insistió en que, sin fe, la vida carece de sentido. Sin embargo, el nacido en Estados Unidos comenzó con unas palabras en inglés, en las que agradeció a los cardenales electores la confianza depositada en él. «Quiero repetir las palabras del Salmo Responsorial: «Cantaré un cántico nuevo al Señor, porque ha hecho maravillas», y, de hecho, no sólo conmigo, sino con todos nosotros. «Hermanos cardenales, mientras celebramos esta mañana», los animó, «los invito a reflexionar sobre las maravillas que el Señor ha realizado, las bendiciones que el Señor continúa derramando sobre todos nosotros a través del ministerio de Pedro. “Me han llamado a llevar esa cruz y a llevar a cabo esa misión, y sé que puedo contar con todos y cada uno de ustedes para caminar conmigo, mientras continuamos como Iglesia, como comunidad de amigos de Jesús, como creyentes, anunciando la Buena Nueva, anunciando el Evangelio”, dijo. Cristo nos mostró la santidad humana La homilía del Papa León, pronunciada en italiano, se centró en San Pedro, el primer Papa, recordando sus palabras del Evangelio según San Mateo: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo», para ilustrar ese patrimonio, hecho posible por la fe perseverante en el Señor, «que la Iglesia, mediante la sucesión apostólica, ha preservado, profundizado y transmitido durante dos mil años». Reflexionando sobre la relación de Pedro con Cristo, el Papa recordó que sólo Jesús, nuestro Salvador, revela el rostro del Padre. «En Él, Dios, para hacerse cercano y accesible a los hombres —subrayó—, se nos reveló en la mirada confiada de un niño, en la mente vivaz de un joven y en los rasgos maduros de un hombre, apareciendo finalmente a sus discípulos, después de la Resurrección, con su cuerpo glorioso». De este modo, afirmó el Papa, «nos mostró un modelo de santidad humana que todos podemos imitar, junto con la promesa de un destino eterno que transciende todos nuestros límites y capacidades». Un regalo y un camino El Papa señaló que Pedro, en su respuesta, entiende que se trata tanto de «don de Dios» como de «camino a seguir para dejarse transformar por ese don», y afirmó que «son aspectos inseparables de la salvación confiada a la Iglesia para ser anunciada para el bien del género humano». «En efecto», se maravilló el Papa León XIV, «nos son confiados a nosotros, que fuimos elegidos por Él antes de formarnos en el vientre materno, renacidos en las aguas del Bautismo y, superando nuestras limitaciones y sin ningún mérito propio, traídos aquí y enviados desde aquí, para que el Evangelio fuera proclamado a toda criatura». Me llamó a ser fiel a la Iglesia. El nuevo Papa recordó que Dios lo llamó, con su elección como 267º Papa ayer por la tarde, a suceder a Pedro, y, como tal, “me ha confiado este tesoro para que, con su ayuda, sea su fiel administrador en favor de todo el Cuerpo místico de la Iglesia”. Sin embargo, Pedro, recordó, hace su profesión de fe en respuesta a una pregunta específica: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre?» Esta pregunta, subrayó el Papa León, no es insignificante y concierne a «un aspecto esencial de nuestro ministerio, es decir, el mundo en el que vivimos, con sus límites y sus potencialidades, sus interrogantes y sus convicciones». Dos actitudes diferentes “¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre?”, repitió el nuevo Santo Padre, señalando: “Si reflexionamos sobre la escena que estamos considerando, podríamos encontrar dos posibles respuestas, que caracterizan dos actitudes diferentes”. En primer lugar, dijo el Papa León, está la respuesta del mundo, que “no dudará en rechazarlo y eliminarlo” una vez que “su presencia se vuelva molesta” también a causa de “sus severas exigencias morales”. Luego está la otra respuesta posible a la pregunta de Jesús, la de la gente común, que lo ve «como un hombre recto y valiente»; pero para ellos «Él es sólo un hombre, y por eso, en los momentos de peligro, durante su pasión, también ellos lo abandonan y parten desilusionados». Se necesita una labor misionera donde es difícil predicar el testimonio. Lo sorprendente de estas dos actitudes, dijo el Papa, es su actualidad, ya que, reconoció el Santo Padre, encarnan nociones que fácilmente podríamos encontrar en labios de muchos hombres y mujeres de nuestro tiempo, aunque, siendo esencialmente idénticas, se expresen con un lenguaje diferente. «Incluso hoy», advirtió, «existen muchos entornos donde la fe cristiana se considera absurda, reservada para los débiles y poco inteligentes. Entornos donde se prefieren otras seguridades, como la tecnología, el dinero, el éxito, el poder o el placer». Son contextos, destacó, «en los que no es fácil predicar el Evangelio y dar testimonio de su verdad, donde los creyentes son burlados, combatidos, despreciados o, en el mejor de los casos, tolerados y compadecidos». «Sin embargo, precisamente por eso», dijo, «son los lugares donde nuestra labor misionera es desesperadamente necesaria». Falta de fe acompañada de falta de sentido en la vida. «La falta de fe —subrayó el Papa León— a menudo va acompañada trágicamente de la pérdida del sentido de la vida, del descuido de la misericordia, de atroces violaciones de la dignidad humana, de la crisis de la familia y de tantas otras heridas que afligen a nuestra sociedad». Hoy, observó, «hay muchos ambientes en los que Jesús, aunque apreciado como hombre, es reducido a una especie de líder carismático o superhombre». Reconociendo que esto sucede “no sólo entre los no creyentes sino también entre muchos cristianos bautizados”, el Papa León advirtió que, como tales, “terminan viviendo, a este nivel, en un estado de ateísmo práctico”. Con esto en mente, el Papa León aseguró a la congregación: “Este es el mundo que se nos ha confiado, un mundo en el que, como nos enseñó tantas veces el Papa Francisco, estamos llamados a dar testimonio de nuestra fe gozosa en Jesús, el Salvador”. «Por eso —continuó— es esencial que también nosotros repitamos, con Pedro: “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”». Viaje diario de conversión Dijo que es esencial hacer esto, ante todo, en nuestra relación personal con el Señor, en nuestro compromiso de un “camino diario de conversión”. Luego, como Iglesia, debemos hacer lo mismo, les recordó, “experimentando juntos nuestra fidelidad al Señor y llevando la Buena Nueva a todos”. «Me lo digo ante todo a mí mismo, como Sucesor de Pedro, al iniciar mi misión como Obispo de Roma», expresó, compartiendo que lo hace según la conocida expresión de San Ignacio de Antioquía, «para presidir en la caridad la Iglesia universal». Recordó que «San Ignacio, quien fue conducido encadenado a esta ciudad, lugar de su inminente sacrificio, escribió a los cristianos de allí: “Entonces seré verdaderamente discípulo de Jesucristo, cuando el mundo ya no vea mi cuerpo”». Hacerse a un lado para hacer espacio para Cristo «Ignacio», explicó el Papa León, «hablaba de ser devorado por fieras en la arena, y así sucedió», aclaró, y añadió: «Pero sus palabras se aplican de forma más general a un compromiso indispensable para todos aquellos que en la Iglesia ejercen un ministerio de autoridad». En concreto, subrayó, ese compromiso «es hacerse a un lado para que Cristo permanezca, hacerse pequeño para que Él sea conocido y glorificado, gastarse al máximo para que todos tengan la oportunidad de conocerlo y amarlo». El Papa León XIV concluyó su homilía orando: «Que Dios me conceda esta gracia, hoy y siempre, por la amorosa intercesión de María, Madre de la Iglesia». Fuente: Vatican News

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