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Parana » AnalisisDigital
Fecha: 08/05/2025 19:18
Por arq. Marcos Di Giuseppe* La política del siglo XXI enfrenta un desafío ineludible: reinventarse. Las herramientas, instituciones y lenguajes heredados del siglo XX explicaron razonablemente el pasado, pero hoy muestran límites evidentes para dar respuestas a sociedades culturalmente diversas, geográficamente interdependientes y tecnológicamente aceleradas. Entre Ríos, en este contexto, atraviesa un momento político bisagra. La llegada de “Juntos por Entre Ríos” al gobierno, con el liderazgo de Rogelio Frigerio, no es solo un cambio de signo político. Es una oportunidad para impulsar una transformación más profunda: pasar de una política unidimensional, rígida, dogmática y vertical, a una construcción híbrida, flexible, poliédrica y dialogante. Quienes hacemos política sabemos que las construcciones frentistas no están exentas de tensiones. Su valor radica en la capacidad de articular mayorías sin negar las diferencias, sintetizando aspiraciones colectivas en proyectos compartidos. La transformación no puede ser meramente estética ni superficial; debe ser estructural. No se trata solo de cambiar rostros, sino de cambiar conductas. El contexto nacional e internacional, signado por transformaciones aceleradas, exige repensar profundamente cómo construimos lo público, cómo ejercemos el liderazgo y cómo imaginamos el futuro de nuestras instituciones democráticas. Frente a este escenario, proponemos pensar la construcción política contemporánea desde cuatro claves fundamentales: hibridación, flexibilidad, poliédrica y diálogo plural. Una construcción híbrida, que combine lo mejor de distintas tradiciones políticas. Entre Ríos posee una rica historia cooperativa, productiva y territorial que puede integrarse con enfoques técnicos, institucionales y gubernamentales. La acción política debe articular saberes, escalas, territorios y niveles de representación nutriendo este enfoque mixto. Los desafíos actuales no se resuelven desde un solo lugar. Se necesitan puentes entre lo público y lo privado, entre el Estado y la sociedad civil, entre la gestión pública y la creatividad social. No hay una única fuente de legitimidad ni una sola vía de acción. Una estrategia flexible, capaz de adaptarse a un contexto de crisis múltiples: económica, ambiental, democrática y sanitaria, que exigen respuestas ágiles, dinámicas y adaptativas. Nuestro gobernador ha sabido instalar una agenda productiva con enfoque federal, articulando con las regiones Centro y Litoral, superando la lógica de la grieta que permitirá motorizar el desarrollo integral, reclamado e imperioso de nuestra provincia. La flexibilidad implica liderazgos que escuchen, que aprendan y se reconfiguren sin perder dirección. Frigerio ha expresado que hará los cambios que sean necesarios, para poner a Entre Ríos en un lugar protagónico, y ha demostrado edificar con inteligencia contextual. Esta capacidad de gestión, orientada a resultados y despojada de visiones rígidas y confrontativas, es un activo clave para liderar este nuevo tiempo. Una visión poliédrica, que no reduce la realidad a lecturas binarias, de tribalismo tóxico. Entre Ríos es muchas cosas a la vez: ciudades grandes y zonas rurales, sectores industriales y economías cooperativas, juventudes diversas y memorias históricas. La política provincial debe ser capaz abordar los problemas desde distintas aristas: de pensar en capas, con sensibilidad para las diferencias y con una mirada que integre sin simplificar. La mirada poliédrica no teme al conflicto, lo asume como parte constitutiva de la democracia. El objetivo no es eliminar la diferencia, sino transformarla en potencia. Y, sobre todo, una política dialogante. En tiempos de polarización y desconfianza, el diálogo plural no es un gesto: es una necesidad estratégica. Frigerio ha expresado en distintos momentos una vocación indeclinable y clara por el consenso, el respeto institucional y la articulación con múltiples sectores. El liderazgo inteligente no es el que impone: es el que convoca. El diálogo es el punto de partida. Escucharnos es imprescindible, pero construir juntos es el verdadero desafío. Coalicionar es la forma más madura y transformadora del diálogo: es integrar, agregar, negociar, yuxtaponer visiones, propuestas, sueños. Como sostienen autores como Terragno, Palermo, Novaro o Isuani, coalicionar es construir un espacio donde las diferencias no fragmentan, sino que suman, para formar espacios que sean abarcadores de personas e ideas, de sueños individuales y parciales, que dentro del conjunto pasen a ser paradigmas colectivos. Ese puede ser el mayor legado de este nuevo ciclo político en Entre Ríos: consolidar una coalición duradera, programática y transformadora. Que no se sostenga solo en mayorías circunstanciales, sino en acuerdos democráticos estables, legítimos y con horizonte común y se vuelva una arquitectura concreta del poder democrático. Las cuatro dimensiones —hibridación, flexibilidad, poliédrica y diálogo plural— no son adjetivos decorativos. Son claves estratégicas para liderazgos contemporáneos, capaces de habitar la complejidad con humildad, visión y sensibilidad. Los que participamos en política en este tiempo, no podemos limitarnos a reproducir formas agotadas. Debemos abrir un nuevo diseño institucional con coraje, audacia e inteligencia colectiva. Entre Ríos puede marcar el camino. Otra política no solo es posible. Es necesaria. *Integrante del Ateneo Crisólogo Larralde y Presidente del Ente Autárquico Puerto Concepción del Uruguay.
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