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» Derf
Fecha: 08/05/2025 15:42
Durante todo el año, se puede recorrer a pie, conocer artesanos locales, explorar sitios arqueológicos y disfrutar de una cocina autóctona que refleja el alma de la región. Es una experiencia auténtica, intensa y completamente distinta a la de los clásicos puntos turísticos del país. Qué se puede hacer en Santa Ana del Valle Grande Entre las actividades más destacadas se encuentra la visita al Qhapaq Ñan, un antiguo camino incaico reconocido como Patrimonio de la Humanidad. Allí se pueden ver vestigios que cuentan cómo era la vida en estas tierras hace cientos de años, y cómo esa historia aún late en cada rincón del pueblo. Las caminatas por sus senderos permiten observar la transición entre la aridez de la Quebrada y la vegetación espesa de las Yungas. Las rutas de trekking son ideales para los amantes de la naturaleza: podés ver paisajes que cambian drásticamente en pocos kilómetros, siempre acompañados de un silencio profundo. Además, es posible conocer hierbas medicinales utilizadas por generaciones, probar comidas típicas preparadas con ingredientes locales y ver de cerca cómo se elaboran las artesanías andinas. Todo en un entorno que invita al descanso, la contemplación y el aprendizaje. Dónde queda Santa Ana del Valle Grande Este poblado se encuentra en el departamento de Valle Grande, en la provincia de Jujuy, a unos 120 kilómetros de Humahuaca. Está ubicado a 3470 metros sobre el nivel del mar, lo que lo convierte en uno de los puntos más altos habitados del país. Su geografía lo hace ideal para quienes buscan vivencias únicas lejos del ruido urbano. Con una fuerte impronta cultural y paisajística, es considerado uno de los lugares más ocultos y asombrosos del norte argentino, con una mezcla perfecta entre historia, naturaleza y tradición. Cómo llegar a Santa Ana del Valle Grande El viaje comienza en San Salvador de Jujuy, desde donde se toma la Ruta Nacional 34 y luego se conecta con la Ruta Provincial 83. El camino se adentra en zonas montañosas, bordeando precipicios, selvas y valles, en un recorrido tan desafiante como fascinante. Uno de los puntos clave del trayecto es el Abra del Zenta, un mirador situado a 4376 metros de altura, dentro de la Reserva de la Biosfera de las Yungas. Desde ahí, el paisaje se abre por completo, con vistas que combinan lo árido y lo verde. El viaje en auto toma unas seis horas, pero cada kilómetro vale la pena.
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