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» Diario Cordoba
Fecha: 08/05/2025 12:03
Córdoba estrena este año una nueva categoría de patios creada después de que dos conventos de clausura, el de las Carmelitas Descalzas y el de Santa Cruz, y la congregación religiosa del Colegio de la Piedad, se hayan sumado al concurso como ya lo hicieron antes la iglesia del Juramento y el convento de Santa Marta. No hace falta ser católico, apostólico ni romano para visitar estos patios, igual que no es necesario para acudir al Vaticano o a la ruta de iglesias fernandinas. Basta ser un poco curioso y disfrutar de la experiencia que ofrece el turismo de patios, una modalidad turística genuina de Córdoba que conjuga vista, oído, olfato y con los conventos de clausura, también el gusto, ya que en sus dependencias los golosos pueden irse a casa con sus buenos dulces que según cuentan, son "abono para el alma". No existe una ruta de patios conventuales, ya que se distribuyen por distintas zonas del casco antiguo, pero si se quiere comparar unos con otros, se puede dedicar un día solo a estos recintos. Ajenas a lo que ocurre en el cónclave del Papa, la vida de las monjas en los conventos transcurre estos días tan tranquila y serena como de costumbre. En la calle Ángel de Saavedra, junto a la sede de Vimcorsa, se encuentra el convento de San Juan de la Cruz de las Carmelitas Descalzas, cuyo patio es uno de los más vistosos de esta categoría. La madre superiora María Pilar es quien dirige los hilos del resto de hermanas y se nota. Nacida en la calle de la Feria, esta religiosa no se crió en un patio de vecinos, pero sí bebió desde pequeña de la cultura popular que envuelve estos recintos en la zona del Alcázar Viejo, donde solía acudir con su abuela, recuerda, "era un barrio estupendo donde se compartía mucho y se socializaba". Santa Marta, 10 (Hermandad de la Misericordia / Convento Santa Marta) / Víctor Castro En el patio de este convento, predominan las flores de todos los colores, sobre todos los geranios, las surfinias o las llamativas hortensias. Hay macetas de cerámica decorada colgadas por las paredes y dispuestas en el suelo aunque el gran geranio que preside el centro llama la atención sobre el resto. "Es un geranio que cuidaba la hermana Pilar de San José, que falleció hace tres años y desde entonces lo cuida otra hermana más joven", explica la madre superiora, "puede tener más de cuarenta años y ha ido haciéndose más y más grande, conservando en la parte baja flores dobles espectaculares". María Pilar está encantada con poder participar en el concurso de patios: "cuando nuestra iglesia se quemó, los cordobeses nos ayudaron mucho y eso nos tocó a todas, así que abrir nuestra casa es una forma de devolver eso a la ciudad". Trucos Llama la atención su cordobesía. "Los cordobeses no sabemos promocionar bien lo nuestro como los sevillanos y tenemos una ciudad preciosa", asegura convencida, "el cordobés tiene que estar orgulloso de su tierra porque como Córdoba no hay ninguna". Sus truquillos de cuidado tienen mucho de reciclaje aplicado: "las cáscaras de huevo y las mondaduras del plátano se trituran y se puede echar a la tierra, igual que las granzas del café, les sienta muy bien". También recomienda usar leche diluida en el agua para regar y limpiar las plantas verdes pilistras y helechos. Patio de la iglesia del Juramento, de la categoría de patios conventuales. / Víctor Castro No son las únicas que usan este truco. En el convento de Santa Marta, las voluntarias ya comentaban hace unos días este consejo como base para la frondosidad de los enormes helechos que adornan su espectacular patio, uno de los más veteranos, que en esta edición ha ganado color y vistosidad. Visitar los patios conventuales invita a conocer las iglesias anexas. En el convento de las Carmelitas se puede ver la iglesia de Santa Ana y en el de Santa Marta, observar desde fuera el interior de la iglesia del mismo nombre, a la que se accede desde el patio y que está de puertas abiertas estos días. En este recinto, los naranjos y la parra son protagonistas todo el año, igual que las esparragueras que con sus largas colas de zorro al viento crean una especie de alfombra en la zona central, rodeada de flores. En estos espacios, la zona del torno siempre está especialmente cuidada, ya que es la conexión del convento con el exterior y el lugar donde se recibían las visitas. También invitan en Santa Marta a dejar un comentario en el libro de visitas, mensajes que cada noche leen las monjas que están al otro lado. Conviene no irse de los patios sin echar un vistazo a los rinconcitos, que están llenos de detalles. En el torno es donde las congregaciones que venden dulces tienen su escaparate para conocer y adquirir los productos. En vez del clásico platillo, se puede hacer un donativo comprando unos huesos de santo o un turrón. Patio del convento de Santa Cruz, con la cruz de mayo en la entrada de la iglesia. / Víctor Castro El convento de Santa Cruz, en la calle Agustín Moreno, seguramente sea el más humilde de esta edición. Sor Inés es la que dirige los trabajos de cuidado de plantas. Lleva más de veinte años en Córdoba, pero es originaria de la India. Solo hay dos hermanas nonagenarias locales, así que el resto, procedentes la mayoría de países de Hispanoamérica, hacen lo que pueden. "Sabemos que este año está un poco pobre de color comparado con otros, pero el año próximo estará más bonito porque vamos a plantar más flores", ha comentado, "las personas que vienen nos dicen que está sencillo y simple y eso nos complace". Para compensar la falta de flores, han colocado una cruz de mayo en la entrada de la iglesia que, según las devotas que este jueves han acudido a su cita con Santa Gema, "estaba preciosa cuando la colocaron y sigue bonita aunque han pasado muchos días ya". Plantas y bodegones También llaman la atención los bodegones de naranjas y limones que sugieren un homenaje a Julio Romero de Torres y el apartado con elementos de bordado que se pueden ver bajo uno de los soportales. "Tenemos patios interiores donde cuidamos de nuestras flores y hemos sacado parte de ellas al exterior, sobre todo geranios, gitanillas y rosales, para que esté lo más bonito posible". Aunque no sea tan llamativo como otros, es un patio que "inspira mucha ternura", apunta una señora. La hermana Petra repasa las flores de uno de los geranios de su patio en el Colegio de la Piedad. / Víctor Castro En el Colegio de la Piedad, que se estrena este año en el concurso, la hermana Petra es quien dirige el cuidado de las flores. "Estamos muy contentas porque la gente nos dice que les gusta mucho cómo hemos dejado el patio y hay muchas personas de Córdoba que no habían entrado nunca al colegio y lo están visitando por primera vez gracias a esto", explica. En su patio, un limonero y tres naranjos son protagonistas, bajo los cuales hay geranios floridos que llenan la estancia de color, predominando el blanco, el rosa y el rojo. Los elementos decorativos se concentran en las galerías que circundan el patio, donde hay antigüedades, cuadros y mobiliario aderezado con vegetación con y sin flor. Un elemento característico, que denota el carácter pedagógico de esta congregación, son los cartelitos que acompañan a cada maceta, donde se lee el nombre de la planta en varios idiomas. Hay clivias, calas, palmeras, damas de noche, helechos, orquídeas y dos filodendros verdes enormes, entre otros. Su iglesia solo se abre al público los domingos para la misa de las 12 y merece la pena un vistazo para contemplar el enorme cristo crucificado que la preside, al parecer, hecho con piel de búfalo. Purificación, en el patio verde del fondo de la iglesia del Juramento. / Víctor Castro Completa este recorrido de patios conventuales el patio anexo a la iglesia de San Rafael o del Juramento, un veterano del concurso que ya ha sido muy admirado en la categoría de arquitectura antigua y en patio singular. Purificación Díaz es una de las voluntarias más comprometidas con la causa, junto con Ana Fernández, Inmaculada Muñoz y Mati Sierra. "El riego a mano es lo que más tiempo se lleva, tres horas diarias", explica Puri, que no para quieta, "el patio del fondo es nuestro patio verde, apenas tiene color y eso es algo que vamos a potenciar cada vez más porque es una zona más umbría y nos gusta conservar su verdor porque a mucha gente le llama la atención por el contraste con el resto". Las flores del patio de entrada son divinas. La buganvilla gigante de la pared ha florecido este año por la derecha y por la izquierda está verde. "El año pasado pasó al revés, se ve que un año florece de izquierdas y otro de derechas", bromea. El jazmín estrellado puebla la pared de al lado, aportando el aroma y en el centro, su clásico naranjo enano aparece este año sin tanta ornamentación para dejar más espacio a las visitas. Las plantas en fase de recuperación reposan aisladas en el patio más pequeño, el de San José. Si buscan dulces en esta iglesia, no los encontrarán porque en ella no viven monjas de clausura, pero si quieren colaborar, tienen tienda dentro con objetos y recuerdos varios. Todo sea por la causa. De momento, según el ránking de visitas, el patio más visto en esta categoría durante los tres días completos de concurso es el convento de Santa Marta. El segundo puesto está muy disputado entre el convento de las Carmelitas Descalzas y la iglesia del Juramento.
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