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Fecha: 07/05/2025 09:42
Fuente: Diario El Norte Fuente: Diario El Norte Hasta el 10 de mayo de 1973, cuando se inauguró el puente Chaco – Corrientes, el intercambio peatonal y vehicular entre las dos capitales se hacía en vaporcitos (peatonal), balsas (automóviles) y barcazas (camiones).Hoy, contemplar el tránsito que en determinados momentos está saturado nos hace imaginar un tiempo pasado que sería imposible sin el puente. De solo observar, cuando por algún motivo cortan el puente, el caos que ocasiona en ambas márgenes es infernal.El primer puerto de salida de los vaporcitos y balsas fue el Puerto de Barranqueras. Recuerdo que, de niño, de la mano de mi madre, hacíamos (para mí) esa travesía, para visitar al afamado oftalmólogo Chervin. Llegábamos al puerto de Corrientes y la primera gran delicia era comer un chipá. El paseo por la ciudad era una gran aventura, tomar un café con masas en el Panambí era mi mayor placer.También recuerdo cuando viajábamos a Paso de la Patria, con mis viejos y mis hermanos, pasar muchas horas esperando el turno de la balsa y la cola infernal de camiones que pugnaban por llegar a Corrientes. Pegada al embarcadero, estaba una confitería emblemática, Stella Maris, de los hermanos Zalazar, con su terraza balcón y sus veladas nocturnas de orquestas y bailes, y ahí nomás enfrente el almacén/bar del padre de mi amigo Rolfi Ameri.Los vaporcitos eran el Expreso El Tigre, Expreso Corrientes, el Cacique Pavón y los más grandes el Ambrosoni y el expreso Itatí, que navegando rutinariamente unían las dos capitales. Al igual que las balsas la M 26 y la M 10 y la "Tiluca" Barcaza de camiones.El cruce a la vecina orilla por situaciones laborales o de estudio, o de simple paseo cada vez era más intenso. En los años sesenta se cambió de lugar el embarcadero por cuestiones de cercanías, pasando a ser el nuevo asentamiento el puerto de Antequeras, frente mismo a Corrientes, donde el cruce pasó a ser la mitad de tiempo. Los horarios de cruce terminaban a las 12 de la noche y comenzaban a las 6 de la mañana, así que cuando se perdía el último vaporcito o balsa y debíamos cruzar al otro día, las madrugadas se hacían interminables.Cuando comenzó su construcción el puente en 1968, nos trajo una nueva esperanza y se terminaron aquellos años de postergaciones. Finalizado para el año 1973 nos unió definitivamente a Corrientes y a pesar de los muchos agoreros, que decían que iba a aumentar los conflictos entre las dos comunidades, sirvió de unión y buena convivencia, terminando casi por completo con la rivalidad y hoy la realidad nos dice que prácticamente hay dos ciudades en una.
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