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  • Los empleados del Vaticano prestaron juramento de secreto bajo amenaza de excomunión

    » La Capital

    Fecha: 06/05/2025 05:27

    Unos cien integrantes del personal de apoyo se comprometieron a guardar "absoluto y perpetuo secreto" sobre lo que ocurra en el cónclave Trabajadores del Vaticano frente a los frescos del Juicio Final pintados por Miguel Ángel Buonarroti en la Capilla Sixtina. Alguien tiene que podar las ligustrinas de los jardines del Vaticano, incluso durante los días que dure el cónclave que a partir del miércoles elegirá al nuevo Papa. Para eso hay jardineros. También hay un colectivo especial que va desde las residencias temporarias de los cardenales hasta la Capilla Sixtina, y al menos es necesario un chofer y otro más por si acaso. Se necesitan también limpiadores, cocineros y ascensoristas, doctores y enfermeras para atender cualquier emergencia de salud... La lista de personal de apoyo para el cónclave es muy extensa, y todos ellos prestaron juramento de secreto este lunes. ¿El castigo por romper el sigilo? La excomunión automática. El texto del juramento incluye la obligación de guardar "absoluto y perpetuo secreto" sobre lo que ocurra en el cónclave , y no grabar en audio o video nada de lo que suceda dentro de los límites de la Ciudad del Vaticano. Unas cien personas asignadas al cónclave prestaron sus juramentos en la capilla Paulina del Vaticano, indicó Matteo Bruni, portavoz del Vaticano. Entre ellas hay clérigos en papeles de apoyo, incluidos confesores que hablan varios idiomas. Lo mismo prometerán los cardenales cuando presten juramento el miércoles en la Capilla Sixtina, antes de emitir sus primeros votos. La duración de un cónclave no se puede predecir, y sólo concluirá cuando la fumata blanca salga de la chimenea de la Capilla Sixtina para anunciar que hay un ganador. Mientras tanto, se requiere de una serie de hombres y mujeres laicos para albergar y alimentar a los cardenales. Todas esas personas estarán aisladas con el fin de que estén disponibles por si se ofrece alguna necesidad médica, y también para mantener la majestuosa belleza apropiada para la elección del próximo líder de la Iglesia católica, que cuenta con 1.400 millones de fieles. Sin celulares En un principio Bruni indicó que a los cardenales se les pediría dejar sus teléfonos celulares en su residencia en el Vaticano, Santa Marta, pero no les serían confiscados. Sin embargo, en una sesión informativa vespertina efectuada horas después, señaló que entregarían sus teléfonos en Santa Marta y sólo se los devolverían al final del cónclave. Pero, agregó, el asunto va “más allá de sólo cuestiones técnicas”, ya que es un “proceso unido también con la oración, con la meditación, con la reflexión sobre quién podría ser la persona que el Señor ha identificado como el Papa de Roma”. El Vaticano también planea usar inhibidores de señal en los alrededores de la Capilla Sixtina y las residencias para evitar vigilancia electrónica o comunicación fuera del cónclave. Los gendarmes de la Santa Sede supervisarán las medidas de seguridad. Excomunión por ley Las disposiciones para la toma del juramento están establecidas en la ley vaticana. San Juan Pablo II reescribió las normas sobre las elecciones papales en un documento de 1996 que sigue en gran medida en vigor, aunque el Papa Benedicto XVI lo enmendó dos veces antes de renunciar en 2013. Él endureció el juramento de secreto, dejando en claro que cualquiera que revele lo que sucedió dentro del cónclave enfrenta la excomunión automática. En las reglas de Juan Pablo II, la excomunión siempre fue una posibilidad, pero Benedicto XVI la hizo explícita. El juramento de los empleados del Vaticano indica: “Prometo y juro que, a menos que reciba una facultad especial otorgada expresamente por el pontífice recién elegido o por sus sucesores, guardaré absoluto y perpetuo secreto con todos los que no formen parte del Colegio de Cardenales electores en relación con todos los asuntos directa o indirectamente relacionados con los votos emitidos y su escrutinio para la elección del sumo pontífice”. “Del mismo modo, prometo y juro abstenerme de usar cualquier equipo de audio o video capaz de grabar cualquier cosa que ocurra durante el período de la elección dentro de Ciudad del Vaticano, y en particular cualquier cosa que de alguna manera, directa o indirectamente, esté relacionada con el proceso de la elección misma”, expresa. Y finalmente señala: “Tomo este juramento plenamente consciente de que una infracción del mismo incurrirá en la pena de excomunión automática reservada a la Sede Apostólica. Que Dios y estos Santos Evangelios, que toco con mi mano, me ayuden”.

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