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Parana » Paginajudicial
Fecha: 05/05/2025 11:30
La Legislatura tiene en debate un proyecto para crear un programa de fiestas electrónicas seguras, con el objetivo de sensibilizar sobre posibles efectos adversos del consumo recreativo de sustancias y promover un enfoque de reducción de riesgos y daños, en lugar del prohibicionismo y la criminalización del consumo. Juan Cruz Varela De la Redacción de Página Judicial Las fiestas electrónicas son un fenómeno en crecimiento y con miles de seguidores, sobre todo en las grandes ciudades y, principalmente, en Paraná. Las hay en boliches, en quintas o espacios privados, noches más reservadas y también clandestinas. Una fiesta es, antes que nada, un espacio de búsqueda de un disfrute colectivo; un ámbito en el que conectar con otras personas, desconectar de la rutina y liberarse. Sin embargo, en el imaginario social, las fiestas electrónicas están relacionadas con el descontrol y el consumo de drogas sintéticas. Sobrevuela también la tragedia de Time Warp, en 2016, donde murieron cinco jóvenes por la ingesta de éxtasis. Es claro que el consumo de éxtasis u otro tipo de sustancias psicoactivas no debería estar asociado solo a las fiestas electrónicas, ya que también se da en otros ámbitos; como el consumo de drogas en general. Sin embargo, este tipo de eventos constituye un desafío creciente en términos de salud pública y, en ese marco, el diputado provincial Juan Manuel Rossi (Juntos por Entre Ríos) ha presentado en la Legislatura un proyecto denominado Programa Fiestas Electrónicas Seguras, con el objetivo de sensibilizar a la población sobre posibles efectos adversos del consumo recreativo de sustancias y en la búsqueda de promover un enfoque de reducción de riesgos y daños basado en evidencia científica. La iniciativa se presenta como un intermedio entre el prohibicionismo, que ineficazmente ha ensayado la provincia de Córdoba; y los sistemas (caseros) de auto-testeo con información sobre el consumo seguro de pastillas, que realizan algunas organizaciones no gubernamentales in situ o en comunidades virtuales. En Córdoba, la justicia exhortó a prohibir fiestas electrónicas como medida para prevenir muertes por consumo de éxtasis: “Ha quedado demostrado que se trata de una actividad de comprobada, inevitable y de grave riesgo para la salud y vida de nuestros jóvenes que, además, difunde una cultura de consumo y la propia ingesta de sustancias sumamente nocivas para su salud y vida, con claro beneficio para las organizaciones criminales que se encargan de su producción y comercialización”, dijeron los jueces. Semejante aseveración, al menos, no contempla el fracaso que han tenido en todo el mundo las políticas basadas en la prohibición y la criminalización del consumo de drogas. Como sea, esa propuesta se replicó en Tucumán, también tras el fallecimiento de personas jóvenes por consumo de sustancias en fiestas electrónicas. Sin embargo, en ninguna de esas provincias el prohibicionismo prosperó. Como contrapartida, el diputado Rossi plantea que “las políticas de reducción de riesgos y daños han demostrado ser una herramienta más eficaz para enfrentar esta problemática” y admite que “este enfoque no busca negar la realidad del consumo de sustancias psicoactivas, sino tratarlo de manera responsable, mediante medidas diseñadas para garantizar la seguridad de las personas que asisten a este tipo de fiestas y prevenir tragedias evitables”. En ese marco, el programa de fiestas electrónicas seguras “tiene como objetivo sensibilizar a la población sobre los posibles efectos adversos del consumo recreativo de sustancias psicoactivas, promoviendo un enfoque de reducción de riesgos y daños basado en evidencia científica”. Para ello, se deberá elaborar y tener disponible un protocolo público basado en la reducción de riesgos y daños que sirva de guía para asistir a las personas afectadas por el consumo de sustancias psicoactivas en eventos de fiestas electrónicas; promover la implementación de dispositivos que provean a los asistentes de información basada en evidencia científica sobre el consumo de sustancias psicoactivas, puestos de hidratación y espacios seguros de descanso; y fomentar la articulación entre productores, asociaciones civiles especializadas y organismos de salud para el diseño y ejecución de estrategias preventivas. En 2022, el Sedronar dio a conocer un informe sobre la caracterización química del éxtasis, la sustancia predilecta de la escena de música electrónica, que daba cuenta de que en Argentina tenía una pureza promedio del 28 por ciento, aunque con variabilidades en la concentración de la sustancia que iban del 1 por ciento al 97 por ciento. Ahí está el Estado. Lo que falta es, precisamente, lo que propone el proyecto del diputado Rossi: una intervención desde la salud y la educación buscando reducir los riesgos y controlar los daños. En este sentido, la iniciativa establece que el programa debe difundir información accesible en formatos físicos y digitales, desarrollar un protocolo público de asistencia, fomentar la instalación de dispositivos de reducción de riesgos en fiestas electrónicas y fomentar la articulación entre las productoras que organizan estos eventos, organismos de salud y asociaciones especializadas para diseñar estrategias preventivas. También dispone la realización de campañas de sensibilización que deberán ser anuales y con un enfoque de salud pública y derechos humanos, con un abordaje basado en la reducción de riesgos y daños, garantizando el acceso a información basada en evidencia científica y fomentando prácticas de cuidado y prevención en estos eventos. A la cabeza del sistema de reducción de riesgos y daños deberá estar el Ministerio de Salud, que tendrá a su cargo la implementación de un plan de seguimiento y evaluación del programa y su impacto, a fin de garantizar su efectividad y realizar correcciones. Fiestas Electronicas Seguras by Página Judicial
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