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Parana » AnalisisDigital
Fecha: 05/05/2025 04:38
José Amado De ANÁLISIS El adolescente que está acusado, junto a otro menor, por el asesinato de Facundo Bracamonte, forma parte de un clan familiar dedicado a la venta de drogas en el barrio Mosconi de Paraná que desde hace un largo tiempo se viene enfrentando a los tiros con diferentes personas o bandas. Sus padres, Romina B. y “Gato” P., tiene condenas por narcotráfico y numerosas causas por hechos violentos, y hace un tiempo involucraron a su hijo en las actividades delictivas. Hace no más de un mes, padre e hijo fueron a tirotear a una familia vecina. Y el mismo chico tiene a maltraer a mucha gente de la zona por andar siempre armado. El entredicho del sábado a la madrugada que terminó en el asesinato en la zona del balneario Thompson era uno de los dos finales que, quienes siguen de cerca estos casos, presagiaban: muerto o preso; o lo mataban o mataba a alguien y terminaba preso. Se informó a ANÁLISIS que, en una audiencia realizada este domingo en los Tribunales de Paraná, por acuerdo entre Fiscalía y defensa, la Justicia dictó la prisión preventiva por 30 días para los dos adolescentes de 16 años detenidos por el crimen de Bracamonte. Estarán en el centro cerrado del Consejo Provincial del Niño, el Adolescente y la Familia (Copnaf) de la ciudad de Concordia. El caso está en manos de la Unidad Fiscal de Niños y Adolescentes, que trabaja con los elementos reunidos por investigadores de la División Homicidios, así como de peritos de Policía Científica y otras áreas. Según lo que se pudo reconstruir hasta el momento, el altercado mortal del sábado tenía precedentes. Bracamonte y el acusado se conocían: el joven asesinado era primo de la novia del presunto autor del crimen. No se llevaban bien entre primos, o mejor dicho entre las dos ramas familiares. Una semana antes hubo un altercado entre el fallecido con un primo y con el adolescente detenido, que involucró golpes de puño, pero aparentemente no se utilizaron armas. La noche del homicidio, la víctima y el acusado se habían cruzado en otro sitio de la ciudad, en inmediaciones de El Elefante Rojo, el bar donde funciona un lavadero de autos, en Avenida Almafuerte y Marangunich, donde antiguamente había una estación de servicios. Se conoce ese lugar como Elefante Rojo. Allí el menor, mientras estaba a bordo de su moto Honda Tornado roja y blanca, le hizo señas a Bracamonte, un gesto como que tenía un arma de fuego. Luego, se cruzaron en el Thompson. Facundo y su grupo de amigos estaban en un sector pasando la cancha de básquet. Pasó el adolescente en su moto y volvió a hacerle el gesto de la pistola. Bracamonte a su moto y fue tras él. Unos minutos después, como no regresaba, sus amigos fueron tras él, circularon por calle Bravard y unos metros antes de la calle que sale para el Club Náutico observaron un tumulto de personas. Estaban alrededor de Facundo, quien se encontraba inerte, y con parte del rostro hinchado y con sangre. Quienes estaban allí pensaron que se había tratado de un accidente. Solo uno de los que declaró dijo que escuchó un ruido como de un disparo de arma de fuego, pero que bien pudo haber sido el ruido de un escape de las decenas y decenas de motos que andan y se reúnen cada fin de semana. Justo pasó en ese momento un patrullero que se encontraba de recorrida por el lugar y llamaron a una ambulancia. El joven fue trasladado de urgencia al hospital San Martín y en la Guardia constataron que ya estaba muerto. Lo revisaron y encontraron en la frente un orificio de bala. En la escena del crimen no se encontró la vaina servida del disparo de arma de fuego. La autopsia practicada en la Morgue Judicial pudo recuperar el plomo y se realizará la pericia para saber qué tipo de arma fue utilizada. Como todo apuntaba al adolescente que tuvo cruces con Bracamonte y a su amigo, también menor de edad, que lo acompañaba, ambos se entregaron en horas del mediodía del sábado y quedaron detenidos. Poco después, los investigadores allanaron dos domicilios, entre ellos el del principal sospechoso, donde viven su madre, acusada de ser la jefa de una banda narco, y su padre, en la Cortada 538 del barrio Mosconi. Ninguno de los dos se inmutó, y les secuestraron la moto Tornado del menor y un casco. En otro domicilio hallaron otro casco. Imparables El adolescente hijo de Romina B. ha estado involucrado en muchísimos hechos violentos desde hace un par de años, pero en los últimos meses se ha intensificado y tiene una gran cantidad de causas. El jueves pasado, una persona fue asistida en el hospital con una herida de bala en la cintura. Dicen que contó que era ese mismo menor quien le había disparado, pero se retiró en seguida del nosocomio porque era una herida leve y no quiso quedarse para las curaciones. Hace un mes, el adolescente junto a su padre fue a tirotear la casa de una familia de apellido Domínguez que vive detrás de su vivienda, supo ANÁLISIS. Por ese hecho hubo dos heridos de arma de fuego (uno en un brazo y otro en una pierna) y tras la denuncia, la División Homicidios allanó la vivienda de los acusados. Como suele ocurrir en este tipo de causas, no se puede contar con testigos que se animen a contar lo que vieron. Se trata de un clan familiar que viene protagonizando hechos graves de violencia armada en los últimos tiempos en esta zona del oeste de Paraná. En mayo del año pasado estuvieron en la balacera infernal en plena siesta ocurrida en calle República de Siria, contra sus enemigos del clan Pais. Todo con el trasfondo de la disputa por la venta de drogas. En ese episodio una mujer que pasaba caminando recibió un balazo en una mano y se salvó. Una investigación logró revelar cómo se aprovisionaban de armas y municiones: dos hombres compraban armas en una Armería de la ciudad y las inscribían legalmente, pero las vendían en seguida a alguna de estas bandas delictivas, o bien eran solo prestanombres. Fueron más de una decena de pistolas calibre 9 milímetros y una enorme cantidad de municiones. En un celular de los acusados encontraron los mensajes que intercambió con el adolescente que hoy está imputado por el homicidio de Bracamonte. El chico, de entonces 15 años, le pedía urgente que le consiguiera un arma y balas, porque estaban en plena guerra con sus rivales. Durante el año pasado, la Policía allanó unas 30 veces las viviendas del clan liderado por Romina B. y de sus allegados, en busca de armas, sin éxito. El circuito de ocultamiento del armamento sigue siendo perfecto. Romina y su pareja, el Gato, ya fueron condenados en 2016 (cuando su hijo, hoy detenido, tenía 7 años) por una causa por venta de drogas al menudeo, en el Tribunal Oral Federal de Paraná: cuatro años y dos meses de prisión efectiva para él, y tres años de prisión condicional para ella. En marzo del año pasado, Drogas Peligrosas allanó a esta banda e incautó unas 750 dosis de cocaína, dinero y otras cosas del narcomenudeo. Romina quedó detenida y fue imputada. Estuvo con prisión domiciliaria en una vivienda de calle Darwin, pero luego recuperó la libertad mientras avanza la causa, y ya estaba nuevamente en su casa del Mosconi.
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