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Concordia » El Heraldo
Fecha: 04/05/2025 03:31
Las negociaciones de Alexander Haig, secretario de estado norteamericano con el fin de detener la contienda no tuvieron los frutos esperados. La posta negociadora fue tomada por el presidente peruano Belaunde Terry y cuando se esperaba que hubiese un cese de hostilidades, llegamos a las 16 horas del sábado 2 de mayo que abortarían las últimas esperanzas de paz en las tierras irredentas de las Malvinas. Fue el tiro de gracia a la paz, y la guerra no se detendría hasta que hubiese un vencedor. En este momento del conflicto (como en casi todos) se puede comprobar la frase de Clausewitz de que la guerra es la continuidad de la política por otros medios. El crucero ARA General Belgrano fue torpedeado por el submarino nuclear HMS Conqueror fuera de la zona de exclusión que los ingleses habían impuesto. La historia de la malograda nave argentina había comenzado hacia 44 años cuando fue construida en los Estados Unidos, y botada con el nombre de USS Phoenix. Realizó algunos viajes de visita y confraternidad (entre ellos, el puerto de Buenos Aires), para luego ser parte activa de la flota naval norteamericana en el Pacífico en la segunda guerra, donde tuvo un papel destacado en varias misiones contribuyendo con la derrota nipona. Hasta el 7 de diciembre de 1941, los EEUU no estaban involucrados directamente en la contienda mundial. Ese día la flota norteamericana del Pacífico fue atacada masivamente por Japón en Pearl Harbour. El Phoenix estaba anclado en el puerto, pero pudo salir airoso del ataque japonés. Participó con éxito en una decena de operaciones militares con notables resultados como en la Batalla del Golfo de Leyte, en Guadalcanal y realizó múltiples patrullajes en el Océano Índico. Además, cumplió misiones de escolta de convoyes y transporte de personalidades importantes, como el Secretario de Estado Cordell Hull, a Casablanca en 1943. Al finalizar la guerra mundial dejó el servicio activo, siendo amarrado en el puerto de Filadelfia y hasta pensaron en desguazarlo. Pero nuestro país lo compró en 1951, pasándose a llamar 17 de octubre. El 22 de septiembre de 1955, en el marco del derrocamiento del gobierno peronista, el crucero seria por última vez rebautizado con el nombre de General Belgrano según una resolución firmada por el comandante en jefe de la Marina de Guerra en Operaciones, contralmirante Isaac Francisco Rojas. El crucero General Belgrano con un desplazamiento máximo de 13.470 toneladas, una eslora de 186 metros, una velocidad máxima de 32,5 nudos, y con una autonomía de 14.500 millas marinas a 15 nudos, participó en la Operación Rosario como parte de la flota de mar de la Armada Argentina. En abril de 1982, los planificadores militares argentinos pensaron en anclarlo en Puerto Argentino para poder utilizarlo contra un eventual ataque ingles a la capital de las islas. Finalmente, el 1 de mayo, el crucero se planificó una fallida operación aeronaval junto a otras naves y el portaviones 25 de mayo, con el objetivo de atacar a los barcos más importantes británicos. La operación se frustró porque no había viento suficiente que hiciera decolar las aeronaves desde el portaviones argentino. El 2 de mayo transportaba 1093 tripulantes cuando fue tres torpedeado por el submarino Conqueror en las coordenadas: Latitud 55°24? S y Longitud 61°32? O. Los torpedos utilizados en el ataque eran MK.8 de la segunda guerra mundial. Fueron lanzados desde una distancia de 5 km aproximadamente. Los primeros dos torpedos alcanzaron al Belgrano, el ultimo golpeó en el casco de la fragata Hipólito Bouchard (escolta del crucero) pero no estalló. El primer torpedo mató a 274 tripulantes de los 323 héroes que perecieron en este criminal ataque. Concordia dio varios héroes a la patria, en este episodio recordamos a Jorge Alberto Sendrós de 22 años de edad, quien cumplía servicio en el Crucero General Belgrano. En octubre de 2009, su madre Olga Velásquez de Sendrós viajó a las islas, ocasión en la que expresó que esa visita había sido una experiencia única, porque pudo ver lo que su hijo no. Recordaba que su hijo estaba en el mar y que el único recuerdo que tenía era una bola con piedras y tierra que le entregaron. Su ciudad natal lo honra con el nombre de una de sus calles y la escuela secundaria N° 35 de Concordia “Cabo Primero Furriel Jorge Alberto Sendrós”. Es nuestro deber cívico honrar el buen nombre de aquellas personas que dieron lo más preciado que posee cualquier ser humano que es su vida. Su nombre no debe ser olvidado, como homenaje, como espejo y ejemplo para las futuras generaciones.
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