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» Misionesopina
Fecha: 03/05/2025 15:28
En un hecho sin precedentes para la industria yerbatera argentina, Corrientes ha superado a Misiones en la cosecha de hoja verde de yerba mate durante el primer trimestre de 2025. Según datos oficiales, entre enero y marzo se ingresaron a secaderos 65.018.623 kilos de hoja verde, de los cuales 34.884.290 kilos provinieron de Corrientes y 30.134.333 kilos de Misiones. Este cambio en la producción se atribuye a una combinación de factores, incluyendo un paro prolongado de productores en Misiones y una expansión significativa de las plantaciones en Corrientes. Desde 2020, se han plantado 47.000 hectáreas nuevas de yerba mate, totalizando 230.000 hectáreas, lo que ha contribuido a una sobreoferta en el mercado y a la caída de los precios. El paro de los productores en Misiones, iniciado en diciembre de 2024, fue una respuesta a la desregulación del sector impulsada por el Decreto 70/2023 del presidente Javier Milei, que eliminó las facultades del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) para fijar precios mínimos. Esto dejó a los pequeños productores sin una herramienta clave para negociar precios justos, llevando a muchos a suspender la cosecha en protesta debido a la pérdida de rentabilidad. Hoy los precios que reciben no alcanzan ni siquiera a cubrir sus costos de elaboración. Mientras tanto, Corrientes ha aprovechado la situación para aumentar su producción y participación en el mercado. El gobernador Gustavo Valdés celebró el récord de cosecha durante 2024, destacando que casi un 15% de la yerba mate producida en el país se cosechó en Corrientes, generando ingresos significativos para la provincia. Este cambio en la dinámica de producción ha generado tensiones entre las provincias y ha puesto de relieve la necesidad de políticas que equilibren los intereses de los pequeños productores y las grandes industrias. La situación actual plantea desafíos significativos para el futuro de la producción de yerba mate en Argentina y destaca la importancia de un marco regulatorio que proteja a todos los actores de la cadena productiva. Una disputa que se remonta a décadas La reciente superación de Corrientes sobre Misiones en la cosecha de yerba mate no es un hecho aislado, sino el resultado de una larga historia de tensiones y conflictos en la industria yerbatera argentina. Durante gran parte del siglo XX, Misiones fue el epicentro de la producción yerbatera, sustentada por pequeños productores y cooperativas que encontraron en la yerba mate una fuente de sustento y desarrollo local. Sin embargo, la desregulación del sector en la década de 1990, con la eliminación de la Comisión Reguladora de la Yerba Mate (CRYM), dejó a los productores expuestos a las fuerzas del mercado y a la concentración de poder en manos de grandes empresas. Esta situación llevó a una serie de protestas y movilizaciones, como el histórico "tractorazo" de 2001, donde los productores exigieron la creación de un organismo que protegiera sus intereses. Como resultado, en 2002 se creó el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), con el objetivo de regular la actividad y fijar precios mínimos para la hoja verde. No obstante, la reciente desregulación impulsada por el Decreto 70/2023 ha revivido los temores de los productores, quienes ven cómo se repite la historia de concentración y pérdida de poder frente a las grandes industrias. La expansión de las plantaciones en Corrientes, muchas de ellas vinculadas a grandes empresas, ha exacerbado estas tensiones, generando un escenario de competencia desigual y poniendo en riesgo la subsistencia de los pequeños productores misioneros. La disputa entre Misiones y Corrientes por la hegemonía en la producción yerbatera es, en realidad, una manifestación de un conflicto más profundo: el enfrentamiento entre modelos productivos y visiones de desarrollo que chocan en torno a la distribución de la riqueza, la sustentabilidad y el papel del Estado en la economía. En este contexto, la defensa de los pequeños productores y la búsqueda de un equilibrio entre los distintos actores de la cadena productiva se presentan como desafíos fundamentales para el futuro de la yerba mate en Argentina.
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