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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 03/05/2025 08:32
Año 2010. Última entrevista a Gerardo Busto El tráiler, de un minuto y medio, anticipa la trama con un mix de testimonios: “Ahí sí se conseguía. ‘Si no lo tenemos, no existe’, era el lema”. “Era un lugar donde estaba todo”. “Es indivisible que Gerardo sea Camelot y Camelot sea Gerardo, casi como una misma persona”. “Era un tipo que pasabas y estaba barriendo la vereda a las tres de la mañana”. “Te recomendaba cosas basándose en lo que sabía que te gustaba, porque era un genio, se conocía todo”. “Un día desapareció, tengo entendido”. “¿Cómo desaparece alguien así?”. “Y… después de eso no supimos nunca más nada”. “Nadie lo conocía, nadie sabe dónde fue, ni qué pasó con Camelot”. “¿Dónde está Gerardo?”. Cada una de esas frases retrata, desde distintos ángulos, el aura que rodea a Gerardo Busto, el hombre detrás de Camelot Comic Store, la comiquería más icónica de Buenos Aires. Fundada en 1994, fue el epicentro de la cultura otaku, geek y nerd en la Ciudad. Pero desde su cierre en 2010, nadie volvió a saber de su dueño. La tienda bajó sus persianas sin aviso y Gerardo desapareció de escena. Su abrupto final dio paso a un sinfín de rumores y a un interrogante que se abrió entre los fanáticos del manga y el anime, acompañado por cientos de recuerdos, anécdotas y hasta agradecimientos. “Parte de lo que me despertó la necesidad de contar esta historia fue encontrarme con un montón de grupos en redes como Twitter, Facebook o Instagram, que todavía hoy se preguntan: ‘Che, ¿alguien sabe algo de Gerardo?’. No eran solo interrogantes sueltos. Muchos agregaban: ‘Si alguien lo encuentra, díganle que...’, y ahí empezaban a aparecer historias hermosas. No lo buscaban para pedirle explicaciones, sino para agradecerle. ‘Camelot fue muy importante para mí’, decían. Me pareció que ahí había algo más profundo”, cuenta Camilo Genoud, ideólogo, productor, guionista y realizador del proyecto. Fue esa necesidad de entender por qué Camelot había dejado una huella tan profunda —y de encontrar al hombre detrás del mito— lo que dio origen a ¿Dónde está Gerardo? Y la leyenda de Camelot Comic Store, un podcast documental de cinco episodios de media hora de duración, que ya se puede escuchar en Spotify y YouTube. Además de reconstruir el ascenso y caída de la comiquería, la serie rastrea a su creador y propone un recorrido atravesado por la nostalgia de una generación y el intento de comprender qué significó Camelot en sus vidas. Camelot Comic Store estaba ubicado en avenida Corrientes 1388, casi esquina Uruguay La producción Camilo Genoud tiene 36 años, creció en el barrio porteño de Caballito y es historiador graduado en la Universidad de Buenos Aires (UBA). “Siempre me interesó la divulgación y las nuevas tecnologías”, cuenta desde Madrid, donde viajó para cursar un máster en podcast y audio digital en 2023, y finalmente se instaló. Su recorrido profesional incluye experiencias en Anfibia Podcast y la producción de piezas como La grieta son los padres (de la Patria), sobre grandes rivalidades políticas; LIBRES, sobre las independencias latinoamericanas; y Volver a Trelew, a 50 años de la Masacre, en el que trabajó junto a su padre, preso político, y su hermano. La historia de Gerardo Busto es la primera apuesta de su flamante productora: Chulengo Media. “Yo iba a Camelot cuando era chico. Era fanático de Dragon Ball. Me gustaba mucho el mundo nerd, el manga, el anime”, recuerda Camilo. La investigación comenzó hace más de un año en España con la recolección de información y material de archivo. Genoud, que tenía planeado un viaje a la Argentina en agosto de 2024, decidió concentrar la producción del podcast en ese mes. “‘Ya que voy, aprovecho y trato de sacarle todo el provecho posible’, dije. Convoqué gente, reservé un estudio para hacer entrevistas y recorrí lugares clave, como la galería donde estaba Camelot y la Anime Con, una de las convenciones de anime más importantes de Argentina”, recapitula. En esa visita al país, se dieron dos situaciones inesperadas que terminaron aportando nuevas capas al proyecto. Una fue en la Galería Apolo, donde conversó con trabajadores de comiquerías actuales, como La Revistería y Midgar Cómics, que validaron con entusiasmo los testimonios que ya había recolectado. “Fue algo superenriquecedor”, dice. El otro momento ocurrió en plena Anime Con. Mientras grababa, Genoud le preguntó a una madre cosplayer si conocía Camelot y la mujer le dijo que sí. “Me contó cómo pasaron de ser ‘los raros’ y juntarse en sótanos a estar en ese tipo de convenciones. Esa reflexión terminó siendo central en uno de los episodios”, reconoce. Camilo en la "Anime Con" en plena producción del podcast El podcast reúne las voces de más de una decena de personas. Entre las más importantes se destacan la del periodista Alejo Zagalsky, productor de TN Tecno, conductor del programa de radio Cosa ñoña en Futurock, y exempleado de Camelot; Hernán Panessi, periodista especializado en cultura, nerd y “casi un templario del reino de Camelot”; Gustavo Gabbrieli, autor del libro “Camelot: Épica de una comiquería” (Signos del Sur Editores); y Mariela Carril, la histórica conductora de El Club del Anime, el programa de divulgación otaku de Magic Kids. “Me encantaría y ojalá esté pasando que las nuevas generaciones tengan ese mismo sentir que nosotros sentimos cuando fuimos por primera vez a Camelot. Esa cosa casi de liturgia mitológica. Llegabas ahí y estaba Gerardo. Un tipo muy amable, un tipo que, como vendedor, logró conectar también con lo más sensible y más humano del otakismo y el nerdismo y toda esa cosa media incipiente. Sin Gerardo Camelot no hubiese funcionado”, dice Panessi en uno de los episodios. Zagalsky, quien además trabajó mano a mano con Busto, agrega: “Él, lo que sea, lo conseguía: era maravilloso. Si vos le pedías un muñequito que salió en Japón, una edición limitada que quizá no le rendía tanto traer, él lo hacía igual porque lo que quería era cumplir”. Gabbrieli, cliente de la comiquería, destaca la entrega y la cercanía de Gerardo con quienes frecuentaban el lugar. “Yo le caía un domingo a las 23. Recuerdo, en algún momento, haberle tocado la puerta y que me dejara pasar cuando ya no había nadie, y se quedaba como limpiando y ordenando, a veces hasta bastante tarde”. Carril, que solía entrevistarlo para su programa, todavía recuerda la generosidad de Gerardo: “Una vez vino con un libro de Trigun (serie de manga japonesa escrita e ilustrada por Yasuhiro Nightow) y el asistente de cámara, que no entendía nada, le dijo: ‘Qué buenos dibujos’. Y él le dijo: ‘Quédatelo, flaco’. Era así”. Año 2000. Mariela Carril entrevista a Gerardo Busto, dueño de Camelot La búsqueda “Si Gerardo no aparecía el proyecto quizá no hubiera visto la luz”, explica Genoud. Pero Gerardo Busto apareció. O mejor dicho, Camilo lo encontró. Acerca de su misteriosa y repentina “desaparición” se tejieron todo tipo de rumores: desde un cansancio extremo hasta versiones sobre problemas económicos. En el episodio número cuatro, el periodista Hernán Panessi rememora el último reportaje del dueño de Camelot, y hace hincapié en sus palabras: “Él habla con un fan y le dice: ‘Esta usina, que es la cabeza, necesita nuevos bríos’. Traducido: ‘Le di la vida a esto y me quemó’. Yo calculo que el principal motivo, más allá de si había o no había deudas, fue que estuvo a tope. Si alguna vez se cruzan ese video por YouTube, van a ver el rostro de un tipo que lo dio todo y daba por terminado un ciclo. De hecho, no volvió a hablar nunca más”. El contacto con Gerardo se dio cuando Camilo llegó a Argentina y los entretelones están detallados en uno de los últimos capítulos del podcast. “Tuvimos conversaciones muy largas por WhatsApp en las que le expliqué el objetivo del proyecto de manera muy respetuosa. Desde el comienzo le aclaré que no lo buscaba para pedirle explicaciones y creo eso fue algo con lo que empatizó. Me pidió que le diera unos días para pensar y, si bien no accedió a una entrevista, me dio un testimonio escrito”, cuenta ahora. “Antes de estrenar el podcast, el 22 de abril pasado, se lo mandé. Sobre todo para dejarle en claro el título. Me parecía que, para alguien que lleva 15 años alejado de los medios y del ambiente, podía ser fuerte. También para que supiera que la pregunta era un leitmotiv grande, pero que no avasallaba su privacidad. Todavía no me hizo ninguna devolución. Es un hombre misterioso”, agrega Camilo. Junto al periodista Alejo Zagalsky, exempleado de Camelot, una las voces más importantes del relato Un mensaje El podcast, además de intentar responder qué fue de Gerardo, deja abierta una reflexión más profunda: ¿Por qué Camelot todavía importa? ¿Qué hizo que ese lugar, más allá de sus productos, dejara una marca tan duradera en quienes lo frecuentaron? Para Genoud, la respuesta está en una forma de crear vínculos que hoy parece escasa. “Como historiador me interesa traer al presente historias que nos ayuden a recordar quiénes somos. A veces, en momentos de agresividad exacerbada o de individualismo promovido desde lugares donde no debería fomentarse, nos enfocamos más en lo que nos separa que en lo que nos une. Y esta es una historia que, justamente, muestra lo contrario: cómo con una sola cosa en común se podía generar un vínculo con alguien”, reflexiona. “No digo que todo tiempo pasado fue mejor. Ese tipo de encuentros todavía existen. Pero esta fue la manera que encontré hoy para hablar de eso. Quizás mañana encuentre otra. Sobrevuela en el podcast, pero al final está explicitado, porque creo que es fundamental recordarnos —y recordarles a otros— que somos mejores de lo que muchas veces quisieron hacernos creer. Soy un hombre nostálgico, sí, pero también alguien que todo el tiempo se pregunta qué puede hacer para que el mundo, y sobre todo mi país, sea un lugar mejor”.
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