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  • 43° aniversario del hundimiento del crucero ARA «General Belgrano»

    » Primerochaco

    Fecha: 03/05/2025 05:13

    Hoy, a 43 años, conmemoramos una fecha trascendental para los argentinos y principalmente para nosotros los marinos, el hundimiento de nuestro querido crucero ARA «General BELGRANO», Y lo hacemos con la convicción de honrar a nuestros marinos, que zarparon dando cumplimiento a las ordenes emanadas por la autoridad de aquel momento, para el cumplimiento de su tarea en misión de combate, razón de ser del militar y de cualquier unidad de batalla como lo fue, el crucero ARA «Gral. Belgrano». Hoy honramos y rendimos el merecido homenaje a sus 1093 tripulantes, y a nuestros 323 héroes que ofrendaron su vida en pos de cumplir con el compromiso irrenunciable y permanente del pueblo argentino, como lo es el legítimo reclamo de nuestra soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias y Sándwich del sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes. Pero…. para que todos podamos entender y dimensionar cabalmente el sentimiento de los marinos por ese barco, por nuestro barco, debemos antes conocerlo un poco más…. el buque, el fierro…. el Belgrano…. para poder comprender y dimensionar su significancia y valor histórico, como así también y además, táctico y estratégico. Es necesario entonces…hacer un breve repaso de su historial. El crucero ARA Gral. Belgrano, fue construido en EEUU en 1938, era un crucero de la clase «Brooklin», bautizado con el nombre de USS «Phoenix». Fue veterano de la 2°GM con un gran historial de combate, además de ser una de las pocas unidades sobrevivientes al ataque japonés al puerto de Pearl Harbor en 1941. Años después de finalizada la contienda bélica, la Armada Argentina lo adquirió y el 12 de abril de 1951 se realizó, en la base naval de Filadelfia EEUU, la afirmación del pabellón Argentino, pasando a llamarse «17 de Octubre» siendo rebautizado luego, en 1955, con el nombre definitivo de «General Belgrano». El 5 de diciembre de 1955, arribó a la Base Naval Puerto Belgrano, que sería su asiento y apostadero natural por los próximos 32 años, durante los cuales sirvió a la Armada Argentina como buque insignia, habiendo pasado por sus cubiertas, centenares de marinos argentinos. -180 mt. de eslora -18 mt de manga -10800 tn de desplazamiento estándar -13600 a plena carga -5 torretas con 3 cañones c/u, un total de 15 cañones de 152 mm -8 torretas de cañones antiaéreos de 127 mm -2 montajes dobles de cañones 40mm A lo que se sumó, luego de una amplia mejora y modernización, 2 montajes cuádruples de misiles Sea Cat, lo que a la vez marcó el inicio de la era misilística en la Fuerzas Armadas Argentinas. A principios de marzo de 1982, el crucero entro en fase de mantenimiento naval y a mediados del mismo mes, y en virtud de los acaecimientos que se estaban dando, se ordenó el alistamiento de todos los buques de la Marina, entre ellos, el General Belgrano. El 28 de marzo gran parte de la Flota de Mar de la Armada Argentina zarpó para llevar a cabo el desembarco en las islas Malvinas, tarea cumplida con éxito quirúrgico mediante el operativo «ROSARIO», el 2 de abril de 1982. El Belgrano no participó en esa misión, ya que todavía se encontraba en reparaciones. El 16 de abril zarpó de su apostadero en la Base Naval de Puerto Belgrano hacia el Teatro de Operaciones, con una tripulación de 1093 hombres, compuesta por 56 Oficiales, 627 Suboficiales y Marineros, 408 Marineros Conscriptos y 2 civiles, cantineros, al mando del Capitán de Fragata Héctor BONZO. El día 19 de abril de 1982, el Belgrano efectuó ejercicios de tiro efectivo sobre rocas al lado sur de la Isla de los Estados con todas las armas, empleando munición de combate y luego, el 22 de abril, entró al puerto de la ciudad de Ushuaia para aprovisionarse de combustible, víveres y municiones. El sábado 1° de mayo, el crucero, junto con los destructores ARA «Piedra Buena y «Bouchard» pusieron rumbo este, hacia donde estaba la flota enemiga, navegando por fuera de la zona de exclusión de 200 millas alrededor de las islas delimitada por los mismos ingleses, y volviendo luego a retomar el rumbo oeste, siempre al sur de las islas Malvinas y fuera del área de exclusión. El domingo 2 de mayo alrededor de las 16.00 hs se estaban efectuando los relevos de las guardias de navegación, mientras que la merienda en el comedor estaba en su momento más concurrido. Pero mientras esto ocurría y mucho antes, y en aguas jurisdiccionales propias, el crucero estaba siendo seguido sigilosamente por el submarino nuclear ingles HMS «Conqueror» De pronto y súbitamente, el buque se sacudió y estremeció violentamente por la poderosa explosión del impacto de un torpedo, lo que produjo el cese inmediato de la energía, quedando el buque al garete y sin iluminación. A continuación, impactó un segundo torpedo que hizo literalmente desaparecer 15 metros de la proa del buque. Con dos impactos y heridas de muerte, comenzó entonces la lenta pero irreversible escora a babor mientras un penetrante olor acre inundó el aire. Cada uno de sus tripulantes se dirigió a las estaciones asignadas cumpliendo el rol de abandono según las prácticas y ejercicios efectuados antes y durante la navegación. Y es que en esos momentos dramáticos, aquellos orgullosos marineros, venidos desde los más recónditos lugares de nuestro país, de todas las clases sociales y diferentes grados y/o jerarquías, pero amalgamados por la disciplina de la Armada y el mar, y ante esas condiciones extremas y desfavorables, pusieron en práctica y evidencia todo ese cumulo de conocimientos y entrenamiento que se forjan solo con el adiestramiento y la disciplina, pero principalmente, de valores que la Armada Argentina nos inculca desde el primer instante que ingresamos a ella. Patriotismo, coraje, compromiso y espíritu solidario, pues es en esas circunstancias en donde se pone a prueba el temple, el valor, la disciplina y la determinación por salvar al buque; la asistencia para ayudar al compañero en dificultades…al camarada…… A las 17.00 hs, el gigante coloso de la Armada, ya herido de muerte y recostándose sobre su banda de babor, se hundía en un mar embravecido…. con la dignidad de un grande. «Viva la patria» – «viva el Belgrano» …fueron las voces que se escucharon en ese instante en muchas de las balsas; y entonces…. a partir de ese momento, con nuestro guerrero de hierro ya bajo el agua, solo quedaron tres protagonistas: el mar helado, el viento embravecido de temporal…y los sobrevivientes…. en sus balsas. Ellos no sabían cuantos habían podido saltar y arrojarse a las balsas, ni cuantos habían acompañado al Belgrano hacia su tumba eterna en el fondo de nuestro mar; y así, en la soledad del mar y las olas, muchos se despidieron del crucero y de sus camaradas, en el idioma y el sentimiento que solamente los marinos comprendemos. Y es que, para el marino, el buque, el fierro, ese barco que flota y que para el común de la gente es solo eso, para el marino tiene nombre e identidad propia; su nombre era Crucero ARA «General Belgrano» ……y junto con el, 323 nombres más, de los marinos que hasta hoy, permanecen a su lado, y continúan aun allá, custodios inclaudicables de nuestros derechos, y como mojón eterno, indicándonos el camino a seguir. Es por todo esto que hoy, este día, debe ser una jornada de reflexión, de anhelos, y de fortalecimiento de nuestras convicciones patrióticas, en la que rendimos homenaje a nuestros marinos, a los 323 héroes que, en el cumplimento de la suprema misión del militar, no volvieron; como así también a los que en la inmensidad del mar embravecido y frio, solos en sus balsas, sobrevivieron días en las duras condiciones climáticas del atlántico sur, poniendo a prueba el temple, la entrega, el valor y el coraje. Nadie, nadie más que solamente ellos, puede siquiera dimensionar aquella situación…tan solo ellos que volvieron, para dar testimonio vivo de aquella entrega. Ellos, junto a todos los Veteranos de Guerra, ofrendaron durante Malvinas, en todos los campos, AIRE, MAR y TIERRA, el más preciado de sus tesoros a la patria, que es su vida.; no tengan duda de que forman parte de ese selecto grupo de hombres que la Nación y el pueblo tienen reservado para sus héroes. Son los sobrevivientes de aquella gesta y de aquel trágico e histórico evento y que la vivieron en primera persona, en carne propia y cuyas acciones todas, de una u otra forma, estuvieron ligadas al Crucero General Belgrano y a Malvinas, en experiencias y vivencias que solo ellos guardan en silencio por que contarlas, abre heridas que aun después de 43 años no cierran, pero que a la vez deben ser contadas, y nosotros escucharlas, para que nunca se diluyan en el tiempo ni se olviden. Es nuestro deber moral como argentinos, recordar estas acciones; porque, si las olvidamos, olvidamos nuestra historia y a nuestros héroes. Para finalizar, el hundimiento del Crucero ARA «Gral. Belgrano», con todo lo que ello implica, tenemos entonces la opción de recordarlo de dos formas. La primera y tal vez la más común y frecuente, como el acto de guerra en sí, de un buque que se encontraba navegando fuera de las aguas jurisdiccionales, atacado y hundido a traición. La segunda en cambio, como una consecuencia lógica de estrategia militar en una situación de guerra. En cualquiera de ambos casos, lo cierto es que el Crucero Gral. Belgrano, aun con sus años a cuesta, era un poderoso, peligroso y formidable adversario para los ingleses. Asimismo, y en virtud de semejante perdida producto obvio y consecuente de cualquier acción bélica, debemos también tener presente y recordar que tan solo dos días después, el 4 de mayo, la Armada Argentina respondió desplegando sus aviones Super Etendard armados con misiles Exocet, logrando el hundimiento del destructor HMS Shefield, buque insignia de la flota inglesa, siendo considerado este hecho como el primer ataque aeronaval de la era moderna y estudiado en numerosas academias militares del mundo. Luego la Fuerza Aérea Argentina, con sus aviones A4 Skyhawk efectuó diversas misiones de combate y ataques que produjeron el hundimiento de buques como el destructor HMS Coventry, más tarde las fragatas HMS Antelope y Ardent y el buque de desembarco HMS Sir Galahad. En un segundo ataque, la Aviación Naval de la Armada Argentina ataco y hundió el buque portacontenedores HMS Atlantic Conveyor. Asimismo, otras misiones de combate dejaron fuera de servicio a buques como el crucero HMS Glamorgan, las fragatas Plymount y Argonaut, el buque de desembarco Sir Tristam, como así también e incluso, el Portaaviones HMS Invibcible. Y estos datos crudos, fueron victorias de nuestras Fuerzas Armadas durante aquella acción bélica, que nos debería obligar a repensar no con espíritu derrotista por el hundimiento del Crucero General Belgrano, sino más bien a sopesar, dimensionar y valorar las acciones militares propias y las consecuentes pérdidas causadas a los ingleses, ante una asimetría de medios como lo fue enfrentarse a la tercera potencia mundial de aquella época. Por todo ello y analizado en conjunto, más que lamentar la perdida de nuestro crucero General Belgrano, sería tal vez más necesario e importante aún, rescatar y resaltar el arrojo, la valentía, el espíritu de camaradería, la capacidad de sobreponerse a una situación extrema a la que estuvieron expuestos todos sus tripulantes, demostrando así el coraje bravío del marino argentino. Quiera Dios nuestro Señor, y que la Virgen Stella Maris, patrona de nuestra Armada Argentina, cobije bajo su Santo Manto a los 393 tripulantes que, desde aquel día, se encuentran aún y por siempre en patrulla eterna de nuestras aguas y nuestra soberanía… y a los sobrevivientes, los reconforte con la gracia de haber podido regresar a sus hogares, formar una familia y continuar con sus vidas. A todos ellos, hoy, los recordamos con gloria honor, y orgullo. BLANQUER Cristian Gabriel Suboficial Mayor Electrónico Radarista Encargado Delegación Naval Corrientes ARMADA ARGENTINA

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