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  • Pepe Gálvez: «La inteligencia artificial no sirve de nada en fotografía si no hay detrás inteligencia natural»

    » Diario Cordoba

    Fecha: 03/05/2025 02:23

    Pepe Gálvez tiene una doble vida o una vida doble, al menos en lo laboral. Fue inspector jefe de la Policía Nacional. «No tenía ideas políticas, mi máxima siempre fue que había que seguir el Código Penal, cumplir la ley». Durante 45 años, vio «de todo» en la brigada criminal, la policía científica y en la inspección de guardia mientras la fotografía era un hobbie con el que echar fuera las tensiones del trabajo. Cuando se retiró, su afición pasó a primer plano y desde que enviudó la fotografía ha sido su gran válvula de escape. Ha sido presidente de la Asociación de Fotógrafos de Córdoba cuatro veces desde donde trabaja para situar este arte en el lugar que merece. -¿Qué tiene la Bienal de Fotografía de Córdoba que no tengan otras citas similares? -Córdoba es una ciudad muy acogedora, no tenemos ni los habitantes ni la cantidad de salas ni el público que llene las exposiciones como Madrid o Barcelona, pero tiene un encanto especial en cuanto al trato a los visitantes, por eso vuelven una y otra vez. Hay fotógrafos que participan en esta Bienal que ya lo hicieron en los años 80 y 90. El otro día, me dijo un amigo una cosa que me hizo pensar. Decía que si ves la proporción de habitantes y el número de actividades de esta Bienal y lo comparas con lo que ofrece en Madrid Photoespaña, el principal festival fotográfico del país, Córdoba hace cuatro veces más que Madrid. José Gálvez, presidente de Afoco. / Chencho Martínez -¿Cómo va este año la afluencia de visitantes a las exposiciones? -Muy bien, pese a que al principio hubo unos días de mucha lluvia en los que la gente estuvo remisa a salir, pero con la llegada del buen tiempo ha aumentado muchísimo la asistencia. Hay exposiciones muy visitadas como la de la Caja Rural del Sur por el tipo de obra que hay, con los originales de José Ortiz Echagüe, que no se habían visto nunca en Córdoba y que ha despertado un gran interés. También está teniendo muchas visitas el Círculo de la Amistad, con la exposición del Vuelo Plus Ultra y también esperamos una gran afluencia a la muestra que inauguró ayer la Caixa en el Bulevar Gran Capitán la exposición de fotógrafos muy importantes de National Geographic, aunque al estar en la calle, no hay forma de contabilizar el público. En las salas, sí que se está haciendo recuento. La idea original de la Bienal era llegar a todos los barrios, pero para eso hay que contar con los centros cívicos, hubo incluso un proyecto para sacarla a la provincia" -La Bienal lleva años sacando la fotografía a las calles de Córdoba. ¿Cuál es el objetivo de este tipo de exposiciones abiertas? -A la gente le cuesta a veces entrar en las salas y en la calle es inevitable encontrarse con la fotografía. Esa es la tendencia. La idea original de la Bienal era llegar a todos los barrios, pero para eso hay que contar con los centros cívicos como este año el centro cívico norte. La Bienal se concentra en el Centro y casco histórico, pero sabemos que los centros cívicos tendrían la posibilidad de hacer una exposición, incluso de autores del barrio, y sería muy interesante. Nosotros trabajamos con tres líneas que son incluir siempre fotografía histórica, algo de lo más novedoso, este año como la inteligencia artificial y la fotografía callejera, y extender la Bienal por Córdoba. Hubo incluso un proyecto hace unos años para sacarla a la provincia, eso es algo que no se ha hecho nunca y que requeriría la implicación de la Diputación, ya sea para exhibir la obra de algún fotógrafo del municipio o para mostrar la de un autor de la Bienal. Yo tengo que confesar, quizás por primera vez ahora, que ya estoy haciendo fotografías con móvil. Los fotógrafos me han dicho que estaba cayendo en el pecado absoluto, pero esto ya no hay quien lo pare" -En alguna ocasión ha dicho que la tecnología digital ha democratizado el acceso a la fotografía, pero ¿qué impacto ha tenido esa democratización para los fotógrafos profesionales, ahora que cualquiera con un móvil es fotógrafo? -Hace poco, consulté en internet cuántas fotografías se podían estar haciendo en el mundo y es una barbaridad, es una cifra con muchos ceros, pero no con cámara, esa representa apenas un 20% de lo que se hace, el 80% restante se hace con móvil. Y es que la calidad, la resolución de las imágenes ha mejorado muchísimo. Yo tengo que confesar, quizás por primera vez ahora, que ya estoy haciendo fotografías con móvil en un trabajo que presenté hace poco en el Círculo de la Amistad que se llama el rincón de Cualladó en referencia al sitio donde ese fotógrafo se sentó en 1995 cuando le otorgaron el premio nacional de Fotografía y donde he retratado a una serie de fotógrafos, a algunos de ellos con el móvil. Los fotógrafos me han dicho que estaba cayendo en el pecado absoluto, pero esto ya no hay quien lo pare. -¿Cuál es la diferencia entre una fotografía con móvil y la de un profesional? -La diferencia ya no es la calidad, sino la posibilidad de ampliación de esa foto. Si tu idea es llevarla a 1,5 metros como las de Cajasol, eso es complicado todavía con la resolución de un móvil, pero en el futuro eso se resolverá. -La calidad puede ser equivalente, pero ser fotógrafo implica tener una intención, una mirada. -Ahora cualquiera saca el móvil y hace una foto. La diferencia de esa fotografía y la que hace un fotógrafo profesional, y ahí meto al aficionado como es mi caso, es que lo piensas, lo preparas, lo dibujas y tienes un proyecto antes de hacerlo. Es el caso de Katy Gómez que expone en La Corredera, que tiene un proyecto sobre la mujer y el mundo animal y va haciendo fotografías que ya ha visto en su mente. Lo otro es algo espontáneo, no tiene intencionalidad. Tampoco puedes exponer 40 fotos de su padre y de su madre, buscamos una obra coherente sobre una temática concreta, que tenga un trabajo detrás. Nos gustaría volver al modelo de hace unos años y reducir a siete u ocho el número de exposiciones, cuatro o cinco grandes seleccionadas para estrenar en Córdoba, y un concurso con proyectos de gente de distinto perfil" -La Bienal cumplirá 20 años la próxima edición, ¿qué tienen pensado hacer? -Nos gustaría volver al modelo de hace unos años y reducir a siete u ocho el número de exposiciones, cuatro o cinco grandes seleccionadas para estrenar en Córdoba, y un concurso con proyectos de gente de distinto perfil. Al principio, pensamos en una bienal con 11 o 12 y ya vamos por 21 porque hay instituciones públicas y privadas que han querido entrar en enero y que inicialmente no habían respondido, lo que ha obligado a reestructurar todo el trabajo y buscar exposiciones que se adapten a salas concretas. Sería una bienal mucho más lógica para una ciudad de 300.000 habitantes. Ahora, hay gente muy interesada que al terminar la Bienal que no consigue verlas todas. José Gálvez, presidente de Afoco. / Chencho Martínez -Este año, está dedicada a Juan Miguel Alba Molina. ¿Qué destacaría de su obra y por qué hay que ir a ver su exposición? -Hay que verla porque es un Premio Andaluz de Fotografía, uno de los fotógrafos más importantes de Andalucía, porque es una selección de una serie de trabajos de los viajes que hizo por países de Sudamérica y tienes Cuba, Venezuela, México, Ecuador. Es una fotografía social y costumbrista muy interesante de una figura que fue muy relevante de los años 80 y 90. Él había visitado la Bienal y había expuesto en ella, se le nombró socio de honor en Afoco y creo que merecía que lo recordáramos. -¿La inteligencia artificial es un enemigo o un aliado del fotógrafo? -La principal conclusión de las reflexiones que se están haciendo es que la inteligencia artificial no sirve absolutamente para nada si no hay inteligencia natural o humana detrás. Es igual que el Photoshop o los líquidos de Colorvir que usaba Juan Vacas. Es una herramienta más. Cuando yo voy a una exposición de pintura, nunca pregunto al pintor qué marca de óleo utiliza y aún no entiendo por qué hay fotógrafos que preguntan en una exposición qué tipo de cámara ha usado. Alessandro Bavari lo explicó muy bien con los efectos que creó para un audiovisual. Para hacer eso, el fotógrafo tiene que ser más inteligente que la IA, si no hay proyecto o creatividad, lo que sale no tendrá ningún sentido. -¿Cuántos fotógrafos han pasado por la Bienal desde sus inicios? -Más de mil desde 1985. Cualquiera que se te ocurra ha pasado aquí él o su obra ha participado en alguna exposición individual o colectiva. Lo malo es que los cordobeses damos muy poca importancia a lo que hacemos. -¿Hay algún nombre que le gustaría que estuviera presente en la próxima? -En estos días, ha visitado Córdoba el hijo de Gabriel Colladó. Tiene la obra de su padre, más de 3.000 fotografías, y dice que está a disposición de la Bienal. Me gustaría ver una gran exposición retrospectiva de su obra. -¿Los fotógrafos de Córdoba son asiduos a las exposiciones de la Bienal? -Los veo poco. Esa es una de las reflexiones que hacemos. Parece que hoy todo el mundo estuviera al día gracias a internet porque cuesta ir a las exposiciones. Y lo curioso es que a veces los ves en Photoespaña donde hay que pagar y pagan. Si aquí pusiéramos entrada, no iba ni el autor. Yo tengo una colección de unos mil originales y de vez en cuando saco las fotos y eso no es igual que verlas en la pantalla. Es como coger un libro o un periódico. Lo digital estará muy bien, pero yo tengo que tocar el papel, olerlo. La prueba es la obra de Ortiz Echagüe, que está maravillando a la gente que va a la exposición porque no tiene nada que ver con ver su obra en internet.

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