03/05/2025 03:28
03/05/2025 03:28
03/05/2025 03:27
03/05/2025 03:26
03/05/2025 03:26
03/05/2025 03:26
03/05/2025 03:25
03/05/2025 03:25
03/05/2025 03:24
03/05/2025 03:24
» Diario Cordoba
Fecha: 02/05/2025 12:45
Entre la fiesta del trabajo y el día de las madres, llega este 2 de mayo como puente de la convivencia que celebramos entre cruces floridas y alegre música. Después de que el país quedara literalmente a dos velas, como ese preludio de oscuridad que precede a la explosión de luz y color, los cordobeses protagonizan su particular levantamiento contra las tropas de ocupación de la apatía y la rutina que se quieren apoderar de nuestro destino. Bajo la mirada atenta de una mujer «vestida» con las celosías de la Mezquita, obra de la pintora cordobesa Marta Fernández, se nos muestra un farolillo para incorporar a nuestra ciudadanía primaveral, como invitación y contraseña de un mes para el desmayo que ya arrancó con una animada cata de los mejores caldos de la tierra y la tradicional romería al santuario de Scala Coeli en su pórtico más devocional. La gestión del relato no puede disimular ni la incompetencia de unos ni la inoperancia de otros que, en tiempos extremos de caluroso verano o crudo invierno, podría haber sido de consecuencias irreversibles y exige las responsabilidades oportunas. La oscuridad no puede con ese devenir de la convivencia que se contagia, con las ganas de vencer la adversidad climatológica, con la necesidad de sacudirnos este letargo del tedio y el hastío, con esa ilusión que por estas fechas es nuestro mayor patrimonio. La alegría colectiva es muy consciente de las cuitas y los retos, no oculta las sombras ni las incertidumbres, pero las desplaza y supera por una vitalidad mayor, por un deseo sincero de cercanía y compartir, de superar lastres y servidumbres. Llevamos un año de sobresaltos en todos los escenarios, de tempestades adversas, y necesitamos algo de mar calma, de oasis que nos acoja en este vergel del júbilo, cargado de carrozas y romerías, cruces engalanadas, batalla de flores, concursos de patios, rejas y balcones, que desembocarán en el océano infinito de El Arenal convertido en Ciudad de la Alegría. Un calendario para recargar endorfinas y cambiar la mala cara. Frente a ese mundo virtual que se impone, necesitamos estar más relacionados que conectados, disfrutar, reír y bailar con los amigos reales que no se esconden ni encuentran en las pantallas. Sin luces no se puede vivir, pero sin alegría y compañía, mucho menos. Somos seres sociales por naturaleza, ya nos decía Aristóteles hace muchos siglos. Salgamos a compartir a la calle, pongamos sordina a los agoreros que sobrevuelan nuestro mundo para que no nos fastidien la fiesta, para que no se salgan con la suya. Levantémonos todos contra la tiranía del desánimo, de la mediocridad, de las excusas, de los malos rollos, de los enfrentamientos estériles, de las justificaciones injustificables, de los dogmas de usar y tirar, de las impertinencias y las apetencias. Plantemos cara con valentía a esos mamelucos de nuestra hora. Demos una lección de empatía, escuchemos el legado de una ciudad que nos habla y vivamos mayo como una joya de días azules donde la luz se detiene y acomoda, como un regalo único e irrepetible, con pasión y entrega desmedida. Lo necesitamos y merecemos. *Abogado y mediador
Ver noticia original