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  • La bestia nazi de Auschwitz, en la estación Congreso del subte A

    » TN corrientes

    Fecha: 01/05/2025 11:37

    Documentos La bestia nazi de Auschwitz, en la estación Congreso del subte A Jueves, 1 de mayo de 2025 Los documentos desclasificados sobre los nazis en la Argentina revelan algunos detalles estremecedores. Nada es completamente nuevo pero todo es nuevamente inquietante. La huella de los nazis en la Argentina queda en carne viva tras la desclasificación de los archivos secretos de los servicios de inteligencia argentinos, cuyos documentos publicó este lunes el Archivo General de la Nación. Algunos detalles son estremecedores: Josef Mengele, el médico de Auschwitz que hizo experimentos mortales con prisioneros y seleccionaba a las víctimas para las cámaras de gas, vivió tranquilamente en Vicente López durante 10 años. Allí, a veces usando su propio nombre, atendió pacientes y practicó abortos. Tuvo socios argentinos en la industria farmacéutica y, a juzgar por los movimientos de su mujer, solía tomar el subte A para llegar a la estación Congreso a visitar a su amigo Roberto Mertig, el dueño de la fábrica de calefones y cocinas Orbis que tenía su local principal de exposición y ventas sobre la avenida Callao, a pocos pasos de Rivadavia. Quienes tomaban café en la confitería Del Molino leyendo en los diarios sobre el gobierno de Perón, habrán visto pasar a un hombre alto, que sonreía con las paletas de los dientes separadas, sin imaginar que estaban ante uno de los criminales de guerra nazis más buscados del mundo. Mengele no estaba oculto en un aislado refugio patagónico ni perdido en una rutina gris del conurbano, como Adolf Eichmann, sino en medio de las luces de la ciudad: también era socio de un laboratorio en Azcuénaga y French, pleno barrio de Recoleta, donde los vecinos lo veían llegar caminando. Eichmann -considerado el arquitecto del Holocausto- había hecho un camino similar antes de refugiarse en una casa humilde de la calle Garibaldi, en San Fernando, donde en mayo de 1960 lo secuestró el Mossad, servicio secreto israelí: también había vivido en Vicente López y había trabajado en Orbis. La investigación argentina sobre Mengele crece exponencialmente al mes siguiente de la detención de Eichmann, pero Mengele se habría ido del país unos meses antes, cuando un diario israelí publicó que el médico de Auschwitz -acusado de torturas espeluznantes, feroces experimentos genéticos con gemelos y asesinatos con inyecciones que él mismo aplicaba- había sido localizado en la Argentina. En ese momento, Mengele ya tenía un documento argentino con su nombre verdadero. En octubre del 56 había ido a un juez civil para pedir la rectificación de su identidad y decir que él en realidad se llamaba José Mengele y no Helmut Gregor, como decía su pasaporte de la Cruz Roja que usó para llegar al país. Le dijeron que bueno, que está bien, y lo anotaron con su nombre verdadero sin preguntas incómodas. Acaso para evitar una sobreexposición innecesaria, Mengele se había casado en Uruguay con su ex cuñada alemana, viuda de uno de sus hermanos fallecidos. Algunas evidencias -por ejemplo, la extensa entrevista a Perón del periodista Tomás Eloy Martínez- indican que Mengele se habría reunido con Perón en la Quinta de Olivos a principios de los 50, cuando aún usaba su nombre falso. Perón le mencionó a Martínez haber hablado con un "genetista" alemán y recordaba el nombre "Gregor". ¿Perón fue engañado por su invitado alemán? ¿Se hizo el distraído? ¿Supo su verdadera identidad después de recibirlo en Olivos? El rastro de Mengele -que había entrado al país en 1949, justo el día en que Perón anunciaba la Universidad gratuita- pasa luego a Paraguay y termina en Brasil, donde muere 30 años después, mientras nadaba en la playa de Bertioga, en el litoral de San Pablo. Sus restos fueron identificados en 1985, aunque las pruebas definitivas de ADN recién confirmarían su identidad en 1992. Los documentos desclasificados muestran que las fuerzas de seguridad argentinas empiezan a buscar datos sobre Mengele recién a fines de 1959, y piden prohibirle salir del país en junio de 1960. Un año antes, la justicia argentina había denegado un pedido de extradición de Alemania -donde Mengele había sido juzgado y condenado en ausencia- por razones formales, aunque los informes secretos desclasificados ahora dicen que "extraoficialmente" las autoridades argentinas consideraban que los delitos atroces atribuidos a Mengele "son de carácter político". Acaso un vaticinio sobre el funcionamiento estándar de la inteligencia argentina -cuando el poder político es distraído o cómplice-, que décadas después quedaría expuesto en los ataques a la Embajada de Israel y a la AMIA, y en el crimen del fiscal Nisman: a Mengele lo empezaron a buscar cuando ya se había ido. Jueves, 1 de mayo de 2025

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