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  • Cordobeses y turistas inauguran las Cruces entre planes improvisados y miradas al cielo

    » Diario Cordoba

    Fecha: 30/04/2025 22:57

    Con un ojo puesto en el cielo, más vigilancia que nunca y muchas ganas de disfrutar, este miércoles 30 de abril ha comenzado una de las fiestas que mejor definen el mayo cordobés: las Cruces. A primera hora de la tarde, universitarios y gente joven en general pedominaban entre los cordobeses y también numerosos visitantes que se han acercado para conversar, bailar y observar el ambiente mientras deciden si alargar o no sus salidas. Por delante, cinco días de celebración en las 52 hermandades y colectivos participantes, todos ellos sujetos a una regulación importante para evitar aglomeraciones y minimizar las molestias a los vecinos. Las cruces de mayo, en imágenes / A.J.González Las Cruces han abierto al mediodía, pero no ha sido hasta pasadas las 13.30 horas cuando las primeras personas han comenzado a acercarse para pedir la primera jarra de rebujito. “Me voy mañana de viaje, así que solo tengo un día para aprovecharlas. He salido de la universidad y me he venido directamente aquí con unos compañeros”, contaba Alberto Campos, apoyado en la barra de la cruz de San Nicolás. En una de las mesas altas estaban Manolo, Fermín y Pedro, un grupo de amigos que ya sostenían la primera cerveza mientras observaban el ambiente: “Tenemos el día libre y hemos decidido venir a tomarnos una y charlar. Ya veremos si seguimos después de comer, no descartamos ningún escenario”, decía el primero. “Más que un puente, nosotros tenemos un acueducto. Nos gustan mucho las cruces, como puedes ver”, bromeaba el segundo. De forma más tranquila se encontraban Sebastián Almenara y Rosario Pérez, una pareja que compartía unas patatas bravas mientras conversaban y observaban cómo se animaba el ambiente. “Este es nuestro día favorito. No hay mucha bulla y se puede disfrutar junto a la cruz”, explicaba ella. “Acabo de salir de trabajar y la verdad es que se está muy a gusto ahora mismo. Además, la temperatura es ideal”, añadía él. Aprender a bailar y planes improvisados En la cruz de la Trinidad, el goteo de gente no cesaba. Adultos que salían de trabajar se mezclaban con compañeros, amigos y jóvenes de la Escuela de Artes y Oficios. De este último grupo eran Lucía Repullo y Silvia Luque, quienes, aunque admitían que “nos gusta más la feria”, también valoraban que “las cruces también están bien”. En su caso, el plan dependía del tiempo, comentaba Silvia mientras miraba de reojo las nubes, aunque resumía: “la idea es que esta sea la previa y luego ir viendo”, con un tinto en la mano. Unos pasos más allá, una pareja se animaba a bailar las primeras sevillanas del Mayo Festivo. Al ritmo del inconfundible “¡Ay que te como, que ay que te voy a comer!”, Rosa Rivas intentaba enseñar a su amigo Alberto los primeros pasos. “Tengo tres semanas para aprender antes de que comience la feria”, recalcaba él, siguiendo con concentración cada movimiento de pies y manos de Rosa. Casi como en la canción de La Morocha, la pareja iba “paso a paso”, consciente de que “aún queda trabajo por delante”, sentenciaba Rosa con una sonrisa cómplice. Observando la escena estaban Carmen Muñoz y Margarita Brayda, dos jubiladas que se conocen “desde que Dios creó el mundo”, decía la primera. Se reúnen con frecuencia y han encontrado en las Cruces la excusa perfecta para volver a encontrarse. Coinciden en que les encanta el Mayo cordobés y las cruces. Margarita añadía un consejo: “Lo que más nos gusta es aprovechar y disfrutar de la vida. Y eso los jóvenes no lo tienen del todo claro”. Las cruces de mayo, en imágenes / A. J. González También en San Hipólito el ambiente iba en aumento. Borja Mohedano y Guillermo Arenas compartían una tapa tras salir de la universidad, junto a otros amigos del trabajo. “Nos hemos enganchado aquí y ya veremos qué vamos haciendo”, comentaba Borja. Todos aseguraban entre risas que lo de bailar sevillanas no es lo suyo, pero que eso no les impide disfrutar a su manera de la fiesta. Su plan es ir a Santa Marina por la noche, aunque Guillermo, mirando al cielo, advertía: “Ahora mismo se está en la gloria, pero habrá que ver luego”. En esa misma cruz, un grupo de jóvenes se hacía un selfie con una jarra de rebujito. “Nos encanta. No hay mayo sin rebujito y no hay rebujito sin mayo”, reflexionaba una de las integrantes del grupo. Ellas también verán qué da de sí la tarde, pero tienen claro que, si el cielo lo permite, por la noche volverán a salir. Suciedad, ruido y aforo Los vecinos están especialmente pendientes de tres aspectos clave: la suciedad, el aforo y el ruido. Para lo primero, Sadeco ha reforzado su plan de limpieza, con un aumento de las brigadas nocturnas, un mayor baldeo de las calles y la instalación de más urinarios públicos. En cuanto al aforo, la vigilancia se ha intensificado, especialmente en zonas como Santa Marina, Bailío y Capuchinos, donde suele concentrarse un gran número de jóvenes por la noche. De hecho, las siete cruces más concurridas cuentan con un único sentido de entrada y salida, además de estar monitorizadas por cuatro cámaras con inteligencia artificial —ubicadas en Santa Marina, Puerta del Rincón, Alfaros y Cardenal Toledo— que serán controladas desde el Centro de Coordinación de Operaciones (Cecop). Esto permitirá a los agentes gestionar la afluencia y evitar aglomeraciones. Respecto al volumen de la música, este año no podrá sonar entre las 16.00 y las 19.00 horas —franja que el año pasado era de 17.00 a 20.00—, y todas las cruces deberán estar cerradas a las 2 de la madrugada.

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