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» Derf
Fecha: 30/04/2025 13:41
Los días se acortan, baja la temperatura y, sin darnos cuenta, también puede bajar el ánimo. El cambio de estación no solo impacta en lo que comemos o cómo nos vestimos, sino también en nuestro estado emocional. ¿Te sentís más cansado, con menos energía o desganado desde que empezó el otoño? Es algo que le pasa a muchísima gente y tiene una explicación. Menos luz, menos vitamina D (y menos serotonina) Hay menos horas de luz solar, y eso puede afectar la producción de vitamina D, que está relacionada con la síntesis de serotonina, uno de los neurotransmisores del “buen ánimo”. Esto puede influir en el humor, el sueño y la energía diaria. Algunos incluso desarrollan un tipo leve de trastorno afectivo estacional (TAE), una forma de depresión vinculada a los cambios de estación. Cambios en la rutina y en el cuerpo El clima más fresco muchas veces hace que nos movamos menos, salgamos menos, y hasta que cambiemos lo que comemos. Se buscan platos más calóricos, se duerme más, y puede aparecer una sensación de lentitud general. Todo esto impacta también en cómo nos sentimos. ¿Qué se puede hacer? Buscar la luz: Aprovechar al máximo las horas de sol. Una caminata al mediodía puede marcar la diferencia. Seguir en movimiento: Aunque dé fiaca, el ejercicio (por más que sea suave) mejora el estado de ánimo casi de inmediato. Alimentarse bien: Elegir alimentos ricos en triptófano (como banana, frutos secos, legumbres) que ayudan a producir serotonina. Mantener rutinas: Dormir siempre en horarios parecidos y no aislarse, aunque dé ganas de quedarse bajo las mantas. Consultar si es necesario: Si el bajón es muy fuerte o se prolonga, es clave hablar con un profesional de salud mental.
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