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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 29/04/2025 12:56
El cónclave comenzará el 7 de mayo y se empezará a votar esa misma tarde. El próximo miércoles, 7 de mayo, tendrá inicio el cónclave para la elección del nuevo papa tras la muerte de Francisco. Los cardenales ya se encuentran en Roma, preparados para ser el centro del mundo durante las horas o los días que pasen encerrados hasta designar a quien guíe los próximos años a la iglesia católica. Entretanto, y hasta acceder a la monumental Capilla Sixtina para votar, reposan en Casa Santa Marta, donde lo hizo Jorge Bergoglio en su pontificado. La liturgia y el secretismo de esta cita suscitan gran interés, y la literatura o el cine no lo han desaprovechado, pero en ocasiones la realidad supera cualquier producto de ficción, solo hace falta una fuente que lo revele. Y tenía que ser alguien que conociera lo que pasa ahí dentro, pero ya desde la distancia suficiente como para no salir salpicado por tal ejercicio, travieso eso sí, inocente, de transparencia. Es el caso del arzobispo emérito Anselmo Guido Pecorati, en una entrevista a Corriere della Sera. “Terminaron los licores” El religioso se disculpa por no poder revelar la identidad del purpurado: “Es un gran amigo mío”, se excusa. Según Pecorari, el cardenal en cuestión, “extranjero”, pensó que en Santa Marta “todo era gratis”, incluyendo el minibar de la habitación, de modo que se le ocurrió organizar un encuentro con algunos de sus “colegas”, invitándolos a tomar una copa tras la cena. El resultado, en apenas unos minutos, era que el minibar ya estaba vacío: “Terminaron rápidamente las botellitas de los licores”. Lo que no esperaba el espléndido anfitrión es que el alcohol corría de su cuenta, y Santa Marta, además de religiosa, es un alojamiento como cualquier otro en el aspecto de penalizar o pedir una compensación por los excesos. “Se encontró la factura y se sorprendió mucho”. El cardenal español Juan José Omella en el Vaticano en los días previos al cónclave. (EFE/Fabio Frustaci) No sabe perder al tenis Este tipo de anécdotas añade un toque terrenal a la pompa vaticana y del propio cónclave. Hay actividades estrictamente regladas pero también tiempo libre, o lo libre que pueda ser sin poder recibir información del exterior de esas paredes. Los cardenales buscan distracciones y en este sentido, Pecorari sí puso nombre a uno, además español, para referirse a una de ellas. Cuenta que Santos Abril y Castelló encuentra en el tenis una vía de escape, pero con una peculiaridad: no soporta perder. Según el relator, que no el aludido, cuando ve que un partido no le va de cara, se las ingenia para evitar la derrota. Por ejemplo, hace un gesto a su asistente, que interrumpe el juego para asegurar que alguien le está buscando urgentemente. Los cardenales siguen llegando a Roma para la celebración del cónclave a partir del 7 de mayo. (EFE/Fabio Frustaci) Los hosteleros les cobran más En Casa Santa Marta, cada cardenal se adapta a su manera para sobrellevar la espera, pero también surgen tensiones por las reglas y el confinamiento. Según Pecorari, los cardenales disfrutan de un poco de sosiego en las cenas que realizan fuera de Casa Santa Marta. En particular, la zona de Borgo Pio y sus trattorias cercanas se han convertido en un refugio para los prelados, lejos de las cámaras y la mirada pública. Sin embargo, Pecorari advierte a sus colegas, sobre todo a los cardenales anglosajones, sobre los peligros que conlleva la incautación de su vestimenta eclesiástica. Según el arzobispo, los hosteleros de Roma tienden a aprovecharse de los cardenales si se presentan con sus hábitos rojos, inflando las cuentas, especialmente cuando se trata de vinos. De ahí que recomiende, como una medida precautoria, guardar el anillo cardenalicio y la sotana en el hotel antes de salir a la ciudad.
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