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  • Mercedes Miguel sobre Secundaria Aprende: “Hace muchos años que buscaba repensar la secundaria, que se había quedado estancada”

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 29/04/2025 04:35

    El giro copernicano de Secundaria Aprende: una nueva propuesta educativa para CABA En una tarde otoñal de la Ciudad de Buenos Aires, la ministra de Educación porteña Mercedes Miguel visitó el auditorio de Ticmas en la 49° Feria del Libro para hablar de la reforma que busca una secundaria que “entusiasme, brinde bienestar y despierte la curiosidad y las ganas de aprender”. En diálogo con Patricio Zunini, la ministra Miguel compartió con los presentes su pasión por repensar la escuela secundaria y el impacto estratégico que desean lograr con las 33 escuelas actuales que forman parte del plan Secundaria Aprende. El video completo lo podes ver en el canal de Youtube Ticmas. —En el ministerio hicieron un diagnóstico profundo sobre la situación de la educación que derivó en esta transformación educativa. Quería preguntarle sobre ese primer diagnóstico. —Secundaria Aprende es una de las 12 políticas de nuestro plan estratégico. Son 12 políticas públicas creadas sobre la base de la evidencia empírica. Para el caso de la secundaria tuvimos varios indicadores que nos permitieron observar que había algo que teníamos que hacer. Entre ellos, los resultados de matemática y lengua, la tasa de abandono, la repitencia. Un dato que se volvió muy crítico fue la cantidad de estudiantes que faltaban a clase. También estaban las materias que más se llevan los chicos. Sobre eso hicimos el top cinco de asignaturas que veíamos que se repiten todo el tiempo como previas y tomamos otros datos --esto sí fue una novedad-- asociados al bienestar emocional. Cinco de cada diez chicos reconocía que la estructura emocional no era todo lo buena que nos hubiera gustado que fuera. Además tomamos los resultados de las evaluaciones de la ciudad y los resultados de las evaluaciones nacionales. Lo cierto es que cuando pusimos todos estos datos sobre la mesa y algunas encuestas que hicimos a supervisores del nivel secundario de directores y estudiantes, nos fueron dando pistas de por dónde debería ir la política pública y la diseñamos sobre la base de esta evidencia. Una de las cosas que más pedían tanto directores como profesores como estudiantes, era revisar en gran medida la experiencia de aprendizaje o cómo ellos estaban aprendiendo. Ahí armamos una política pública de cuatro grandes dimensiones. Mercedes Miguel en el auditorio de Ticmas (Foto: Leonardo Giménez) —Las cuatro dimensiones que tiene pegadas en post-it en su mesa… —Los tengo ahí para no perder el foco. Estamos muy enfocados en nuestro plan estratégico, lo que hace a docentes, lo que hace a la organización de la escuela, lo que hace a los estudiantes y su experiencia de aprendizaje y lo que hace al contenido o a cómo vamos a lograr que ese contenido --el diseño curricular que no se tocó-- cómo hacemos para que eso se transfiera en una manera más atractiva y desafiante y exigente. Creo que los mejores voceros van a ser los estudiantes y los directores. —¿Cómo fue pensar la revolución copernicana que pasa del estudiante como receptor al aprendizaje autónomo? —Somos bastante conscientes del cambio de raíz. Estamos rediseñando la escuela secundaria. Fue muy atractivo, con reuniones muy largas, pero siempre con la premisa de poner al estudiante en el centro, poner el aprendizaje en el centro de todas las decisiones que tomamos. Nos sentimos muy acompañados, porque lo que nos decían los chicos, lo que nos dijeron los supervisores, los rectores y la verdad es que fue una política pública muy consensuada. La primera reacción fue que algo teníamos que hacer y que tenía que ser distinto a lo que veníamos haciendo hasta acá. Después empezamos a diseñar entre todos. Te diría que el cambio más rotundo fue el de cambiar la organización al docente. En la escuela pública estatal, un docente tiene en la ciudad de Buenos Aires un promedio de tres escuelas asociadas; algunos profes de escuelas privadas también tienen más de una. Pasamos del llamado docente taxi a un docente que permanece toda la jornada en la escuela. Creo que eso es histórico. El segundo aspecto es la práctica del docente. Es lo más difícil de todo. Yo siempre digo que una reforma educativa es una reforma emocional porque hay algo del profe, de la escuela, del equipo directivo, que tienen que dejar de hacer como lo venían haciendo. El estudiante estaba más acostumbrado a estar sentado en una silla, a esperar que venga un profe tras otro, con una capacidad finita de nuestros adolescentes de prestar atención últimamente --motivo por el cual sacamos los celulares del aula también--. Pero pasaron de ser estudiantes pasivos a estudiantes activos, y les estamos exigiendo mucho más de ellos en esta instancia. Secundaria Aprende: Una reforma educativa es una reforma emocional —¿Cómo se construye la confianza? ¿Cómo se hace para que ese cambio emocional se sostenga? —Sin equipo no hay nada; yo estoy muy agradecida al equipazo del Ministerio de Educación, pero también al sistema de los directores en equipo con nosotros y los supervisores. La confianza se construye a partir de sostener tu palabra. Las maravillosas 33 escuelas que dijeron “Yo estoy” son nuestros verdaderos asesores de cómo vivir en la política pública. Y ahora estamos en una instancia de ajustar. Tenemos muchas escuelas que quieren ingresar. Estamos haciendo un esfuerzo enorme por salir de la regulación constante para entrar en la confianza constante, porque nosotros, en la gestión pública, estamos de paso, pero el sistema educativo es un corazón que late constantemente y son ellos los que van a perdurar en el sistema. No hay nada más lindo --diría: más hermoso-- que construir sobre la confianza. —Lanzaron el programa de Secundaria Aprende y muchas más escuelas buscaron ser pioneras. ¿Cómo hicieron la selección de las primeras 33? ¿Esperaban ese interés? —Teníamos mucho miedo. Pensábamos que nos íbamos a quedar nosotros solos, esperando a ver quién se sumaba. La verdad es que no las seleccionamos: se autoseleccionaron. Levantaron la mano y después de conversaciones muy sinceras, donde les expusimos a qué se iban a someter, qué era aquello que iban a tener que hacer. Fuimos con la verdad porque era la mejor manera. Siempre le pido a mi equipo ir con la verdad. Este es el dato. ¿Duele? Sí, molesta un montón, pero es la realidad. Y con esto sabemos qué es lo que tenemos que hacer. ¿Es difícil? Sí. ¿Nos van a decir de todo? Estuvimos seis horas en la Legislatura respondiendo preguntas. ¿Estamos dispuestos a volver a hacerlo? Sí. Creo que tenemos la comunidad, el equipo, los estudiantes y las familias para hacerlo. La verdad es que tuvimos que cerrar en 33 escuelas porque queríamos tener un grupo acotado para medir. Estamos midiendo la política pública en su implementación desde el punto de partida hasta las metas que nos propusimos. Y hay universidades externas a la política que están observando cómo lo estamos haciendo bien. —¿Qué universidades? —En esta instancia estamos trabajando con la Universidad de San Andrés. La Universidad Di Tella está evaluando otras políticas públicas y la UBA va a evaluar otras y así vamos sumando universidades para que nos puedan acompañar en observar dónde está ese punto de inflexión en el que tenemos que cambiar algo. Mercedes Miguel en el auditorio de Ticmas (Foto: Leonardo Giménez) —Pasó el primer bimestre; un poco más. ¿Pudieron recolectar algunos datos? ¿Cómo cambiaron las 33 escuelas? —El miércoles me junto con las 33 escuelas pioneras, con los 33 equipos directivos. Mi equipo ya se estuvo reuniendo con ellos. También hay talleres con los estudiantes, en los que más de 50 estudiantes estuvieron devolviéndonos cómo es la experiencia. Creo que Oscar Ghillione e Inés Cruzalegui tienen más datos sobre estos indicadores que claramente estamos siguiendo, pero es más que cuantitativo. Estamos recolectando más información cualitativa para ver qué es aquello que tenemos que mejorar o qué no está funcionando tan bien o qué está funcionando muy bien. Y cuáles son los aspectos, por ejemplo, de la organización de una estación docente, de la experiencia de los chicos que no tienen una sola aula asignada, sino que la escuela se volvió un laboratorio de aprendizaje. —Ahí también hay un desafío, ¿no? Me refiero a lo edilicio. Diego Barón, de la Escuela Técnica 7, me contó que cambiaron el lugar de la sala de profesores, porque el baño estaba lejísimos y los profes tardaban un montón y se perdían los espacios libres para hablar con sus compañeros. —¡Qué maravilla ese rector! Bueno, los invitamos a repensar la escuela, a usar todos los espacios. Todos los espacios están habilitados para aprender. La sala de música, que usaban poco tiempo a la semana, fue reacomodada para darle a los chicos una experiencia de aprendizaje diferente. Ahí es donde volvemos a la confianza. Nosotros confiamos en que el equipo directivo tiene toda la potestad, la capacidad y la responsabilidad de rediseñar sus espacios como les parezca. —¿Cómo es la relación con los demás ministros del país? Cuando se encuentran en el Consejo Federal ¿hablan de la experiencia en Secundaria Aprende? —Sí, hablamos de eso. Hace poco nos vinieron a visitar de San Juan, que estuvo una semana recorriendo nuestras escuelas. Eso es algo muy lindo. Nosotros somos muy abiertos a compartir. También hablamos con la ministra de Corrientes, la de Entre Ríos. El Consejo Federal ya elaboró un documento de secundaria porque ellos también quieren promover algunas experiencias de secundaria y nos invitaron a participar y a compartir con el resto del país. Cuando fui secretaria de Estado a nivel nacional, en el marco de la organización del aprendizaje para todo el país, habilitamos a cada provincia a que pudiera repensar la secundaria. Soy bastante consistente; hace muchos años que vengo tratando de repensar la secundaria, porque la verdad es que ha quedado muy estancada, en una situación y en un modelo de aprender que necesita a todas luces ser repensado. —No sabía que había fundado Enseñá por Argentina, que promueve un tipo de docente distinto. ¿Cuánto impacta ese recorrido suyo en esta reforma de secundaria? —Soy cofundadora. En ese momento, hace 15 años, me acompañaron Oscar Ghillione, Ramón Lanús y Alejandro Ganimian. Creo que explica un poco la coherencia que tengo a lo largo de mi vida de tratar de de generar que algo distinto pase en las aulas, en las escuelas, siempre basado en la confianza. Tenemos mucha gente, muchos alumnos de Enseñá por Argentina que trabajan un poco la lógica, y la Fundación Sembrar que trabaja con transformadores, con agentes de cambio. Cuando estuve en River, todos los docentes eran alumnos de Enseñá por Argentina. Son parte de la misma lógica. Las 33 escuelas pioneras tienen equipos docentes y equipos directivos que se pusieron la diez para llevar adelante este impulso y son agentes de cambio. Son 33 escuelas que hoy nos podemos dar el orgullo de decir a otros colegas: “Vengan que les queremos compartir cómo lo estamos haciendo”. Mercedes Miguel en el auditorio de Ticmas (Foto: Leonardo Giménez) —El año pasado vieron experiencias en el extranjero; de hecho, fueron a Brasil. ¿Cómo evalúa la relación de las escuelas pioneras frente a las experiencias de otros países? —Fuimos a Brasil, a distintos estados. Las escuelas de modelo integral se ampliaron muchísimo a lo largo de todo el territorio brasileño, pero también recolectamos experiencias de otros países del mundo como Colombia, Ecuador, Chile y otros países de Europa o de Estados Unidos. Estamos todos mirando la transición más compleja del sistema educativo, que es la última etapa de la secundaria a la vida de los chicos y de todos esos modelos. Nosotros hicimos el propio. Le terminamos de dar forma con nuestros directivos, que también viajaron. Pero cada uno, cuando vuelve a su comunidad, necesita ponerle su propia impronta y ahí es donde nosotros les otorgamos la confianza y la libertad de que hagan los ajustes necesarios. Somos muy fanáticos de aprender y si hay algo que está funcionando en otro lugar, con toda la humildad del mundo, nos acercamos a poder aprender. La verdad que estoy muy orgullosa de lo que estamos viendo hasta acá, con todos los errores que podamos estar cometiendo. Por supuesto, son perfectibles, son ajustables. Pero confío ciegamente en nuestros equipos directivos. —Quería cerrar con un pregunta sobre River y el modelo educativo DAR, que también se está desarrollando para agentes de cultura. —El programa de Deportista de Alto Rendimiento (DAR) viene desde el año 2023 y, cuando asumí como ministra, lo ampliamos. Estamos ahora expandiéndolo para que los jugadores de los clubes de la Ciudad de Buenos Aires puedan hacer su cursada obligatoria de la secundaria, que son los que más se les complica la trayectoria escolar, porque a medida que van mejorando en su talento deportivo se les va complicando mucho más la asistencia a clase y sostener su escolaridad. Después nos dimos cuenta de que también estaban los artistas, que el sistema educativo de la Ciudad los denominó “artistas de alta dedicación” y son esos chicos que son bailarines, bailarinas e intérpretes de cualquier tipo de instrumento, actores, actrices que tal vez están trabajando en alguna serie, en alguna película, firmaron un contrato y son menores de edad. Pensamos cómo replicar el modelo de los deportistas para que los artistas también pudieran dedicar la cantidad de horas de práctica que le tienen que poner para poder desarrollarse después en su pasión. Así que vengo de la escuela Esnaola donde me hicieron una demostración de los artistas que le están pudiendo dedicar más horas a su disciplina sin perder la escolaridad. La escuela se tuvo que adaptar, igual que los deportistas de alto rendimiento, para que no pierdan la cursada para adecuar las mesas de exámenes si los chicos tienen un torneo, una competencia. Ahora tenemos, por ejemplo, dos bailarinas de la Escuela de Danza de la Ciudad que se ganaron una beca por la Fundación Julio Bocca y se van a Nueva York a bailar durante dos semanas. Y esas cosas son posibles porque ellas pueden dedicar todo el tiempo que le tienen que dedicar a su pasión.

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