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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 27/04/2025 04:42
La Virgen que Jorge Bergoglio le regaló a los presos de Devoto En varios de los viajes que emprendió, Francisco se ocupó de visitar una prisión. Lo hizo en Chile (de mujeres), en Bolivia (el temible pueblo-prisión de Palmasola), en México (en la peligrosa Ciudad de Juárez), en Panamá (Las Garzas, de menores) y en Estados Unidos (Filadelfia). También, caminó entre los internos de cárceles italianas. Pero hay más. El lugar que Bergoglio le dio a las personas en situación de encierro trascendió a su muerte: horas atrás se conoció que donó sus últimos ahorros a una cárcel de menores. Se tratan de 200 mil euros. Es decir, todo lo que tenía en su cuenta, según se supo. No fue el único gesto. La última visita que realizó Francisco fue a una cárcel romana. Esta vez, por su delicado estado de salud, no pudo lavarle los pies a los presos en Jueves Santo, como salía hacer, y se disculpó por ello. “Vivo las Pascuas como puedo”, dijo a la prensa que lo esperaba a la salida. Tuvo tiempo de bromear y hasta de lanzar una de sus características frases: “Cada vez que entro en un lugar como este me pregunto por qué ellos y no yo”. Cárcel de Devoto “¿Por qué ellos y no yo? Esa frase ya la decía cuando venía a Devoto. En ese momento, era Jorge Bergoglio”, recordó Matías De Martini, ahora capellán de la penitenciaria ubicada en el barrio porteño, en diálogo con Infobae. “Fue coherente después en su papado, diciendo exactamente lo mismo que decía cuando entraba siendo Obispo. Él siempre comentaba que le impresionaba pasar por la puerta de la cárcel y ver a todas las mujeres haciendo fila para entrar a visitar a sus maridos, hijos o quien sea. Para él era una imagen muy fuerte: no importaba que hiciera frío o calor, llueva o no llueva. Estaban ahí horas esperando para poder entrar a visitar a sus parejas, hijos o a quien sea, como sea. Esa perseverancia, esa constancia en el amor de todas estas mujeres. Era una imagen que le impactaba mucho", reveló el padre. Aunque a guardias, presos y sacerdotes les hubiera encantado verlo traspasar las pesadas puertas de la estructura carcelaria, Francisco nunca regresó, desde su partida a Roma. Sin embargo, continuaba muy presente dentro del penal. La Virgen que Bergoglio donó a la cárcel de Devoto “Este año, por su salud, fue muy complicado. Pero ha llamado más de una vez a algún preso, no solo en Devoto, en otras cárceles también”, indica De Martini. “Obviamente, Devoto tenía como algo especial para él, porque era la cárcel de Buenos Aires. Incluso, la habrá nombrado en dos o tres oportunidades, siendo Papa”, remarcó el religioso. No era nada fuera de lo común que sonara el teléfono en alguno de los pabellones y que, detrás de la línea, se escuchara la voz del jefe de la Iglesia católica. La Virgen y un efecto inesperado sobre la población carcelaria “No me pidas el año porque no hay chance de que yo me acuerde. Tengo muy mala memoria, pero en un momento me regaló una imagen de la Virgen de Luján para Devoto. Lindísima esa imagen de la Virgen. Primero fue a parar a lo que es el despacho del jefe del complejo”, señaló. “No era exclusivamente para los presos, también era para el Servicio”, aclaró. “En ese momento, yo todavía no era cura, era seminarista. Yo ya estaba yendo para allá con el que era el capellán en ese momento. Todos los jueves pasaban por el despacho del director, agarramos la Virgen de Luján y la llevábamos a algún pabellón, claro, para ir a rezar. Y me acuerdo de que, hubo en un momento, esto fue hace más de 15 años, un pabellón que estaba muy superpoblado. Era un desastre. Era peor que ahora. Y había un pabellón puntual que estaba con unos niveles de violencia altísimos, del que salía todas las semanas gente lastimada. Esto no es una forma de decir, era así”, contó. La Virgen de Luján de Bergoglio en la capilla del penal de Devoto “El que era el encargado de ese pabellón nos pidió si podíamos empezar ahí. Entonces llevábamos la Virgen de Luján. A ese lugar entrábamos y los chicos ponían como un freezer que tenían por ahí, armaban un altarcito, le ponían un mantel y poníamos la Virgen de Luján arriba y nos juntábamos a rezar el rosario. El que quisiera”, siguió. “Desde el momento en que empezamos a rezar con la Virgen de Luján de Bergoglio, no es que de golpe eran monjes, pero dejó de salir gente lastimada. El nivel de violencia bajó”, relató. Y siguió sobre la anécdota: “El director del penal después nos preguntaba ¿Pero qué están haciendo? No lo podía creer. Le decíamos: Y nada, llevamos a esta Virgen, rezamos con eso, y está. Siempre quedó la imagen de esa Virgen de Luján como un signo muy fuerte", reveló. Cuando Bergoglio se transformó en Francisco, la figura se trasladó a la capilla, que había sido bendecida Bergoglio en 2007. “Le pusieron una madera abajo que dice que fue donada él”. El impacto en los presos “Yo era seminarista en esa época. La imagen que me quedó de él, aunque fue hace muchos años, y no voy a sorprender con nada de lo que digo, era de una persona muy simple. Pero tenía evidentemente algo muy bueno que generaba una empatía natural con los presos y me parece que generaba ese atractivo natural con el preso también. No miraba juzgando, creo que esa es la clave“, destacó Martini. “El tipo que está preso, en general, tiene incorporado que todo el mundo lo está juzgando. No miran quién sos, sino el delito que cometiste. Creo que Francisco siempre tuvo una mirada de la persona y, del otro lado, vos sentís cuando la persona te mira con misericordia, con cariño... Es decir, te da el valor que tenés como persona”, continuó. “Ellos saben, mejor que nadie, que es un lugar horrible. Entonces que alguien quiere entrar ahí a visitarlos porque sí, ya les impacta. Pasa lo mismo hoy en día con nuestro arzobispo actual, que también ya ha venido cuatro o cinco veces. Y claro, los vuelve locos: ‘Este tipo es re importante. ¿Qué hace acá visitándonos a nosotros?‘, piensan. Los descoloca". Martini recordó a un “curita” que visitaba la cárcel en la misma época. “Él citaba a Mateo 25 y decía que el preso es el más pobre de todos, porque no solo está preso, sino que, en general, tiene hambre, tiene sed, está desnudo, está enfermo... reúne todas las pobrezas. El preso es el pobre que no despierta compasión. Y creo que esto es lo que más conmovía a Bergoglio". Al mismo tiempo destacó: “Él siempre tuvo claro que la cárcel es una periferia dentro de las periferias. Claro, es como llegar a lo más profundo, a lo más despreciado por la sociedad. Entonces, bueno, ahí es donde tiene que llegar la luz del Evangelio. Y lo hizo hasta el final de su vida. Una cosa impresionante”. En la jerga carcelaria, la prisión es “la tumba”. “La tumba puede ser un lugar de muerte o puede ser un paso a la resurrección. Fue el caso de Jesús. Pasó por la tumba para resucitar. Entonces, este es un lugar que vos elegís si va a ser para vos en tu vida un lugar de muerte o un paso a la resurrección. Es algo que venimos trabajando y fue muy fuerte para todos que justo el Papa haya muerto en la Pascua”. “No te desanimes nunca” Martini también contó cómo influyeron las palabras de Bergoglio en su tarea. “Estoy absolutamente convencido de que esto es el Evangelio y es lo que Dios me pide a mí puntualmente. No tengo la menor duda de la necesidad y la obligación de como Iglesia estar ahí, pero este lugar no deja de ser un lugar duro, cansador, con mil problemas. La verdad que hay veces que uno dice basta, no quiero saber nada. ¿Cuesta mucho, eh? Y está esa constancia del Papa siempre acompañando y alentando... Cuando Bergoglio me ordenó como sacerdote, en ese momento que hice la promesa, me agarró de las manos, me miró a los ojos y me dice: ´No te desanimes nunca´. Esa frase, tan simple, me acompaña siempre". Por último, destacó: “Hasta el último momento de su vida, Bergoglio no soltó la cárcel. No dejó de perseverar en esto que Dios nos pide".
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