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  • Longevidad inteligente: por qué prevenir la demencia y modificar los malos hábitos es la clave para vivir más y mejor

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 27/04/2025 04:32

    La longevidad se ha transformado en uno de los mayores logros humanos del siglo XXI, pero junto a este avance surgen desafíos tanto biológicos como científicos y culturales, lo que plantea nuevas preguntas sobre cómo debemos envejecer en el futuro (Imagen Ilustrativa Infobae) La longevidad ha sido considerada uno de los logros más significativos de la humanidad en las últimas décadas. Sin embargo, este fenómeno, que ha permitido a las personas vivir más tiempo, también ha generado una serie de desafíos, tanto biológicos como científicos y hasta culturales. A medida que la expectativa de vida continúa aumentando, los trastornos asociados con el envejecimiento, en particular la demencia, se han convertido en un problema creciente para la salud pública mundial. La vejez de ahora nada tiene que ver con la de hace 50 años. Alexandre Kalache, experto en salud pública, redefinió el concepto de envejecimiento. El médico epidemiólogo, nacido en Río de Janeiro y exdirector de la Organización Mundial de la Salud (OMS) entre 1995 y 2009, afirmó en una nota con Infobae que la longevidad será uno de los grandes temas del siglo XXI y destacó que “las sociedades contemporáneas se han alejado de la enfermedad y se acercan cada vez más a la salud”. La pregunta que ya se impone no es si vamos a llegar a vivir 100 años, sino cómo llegaremos a ese momento. Valter Longo, biólogo y profesor en la Universidad de California del Sur, aseguró en una entrevista con Infobae que “es posible alcanzar los 100 años y más, pero solo para quienes toman todas las medidas necesarias para llegar allí. Los demás vivirán hasta los 80 años, y los últimos 30 o 40 años estarán marcados por el consumo de numerosas drogas”. La vejez no debe ser vista como una etapa de pérdidas, sino como una oportunidad para redefinir el bienestar, con el cambio de hábitos como factor clave, pues una vida activa, sin alcohol ni drogas y en interacción social, permite un envejecimiento pleno y saludable (Imagen Ilustrativa Infobae) Por eso no es casual que cada vez más existan técnicas, tratamientos y hasta clínicas especiales que se dedican a ofrecer programas de longevidad (Longevity reset). Hoy, el reflejo de este nuevo paradigma de bienestar, se ve apoyado por ciencia. Al citado Longo, llamado “Gurú de la longevidad”, se le suman casos como el del biólogo y genetista de Harvard David Sinclair, un experto en envejecimiento que es conocido por sus investigaciones para entender por qué envejecemos y cómo ralentizar este proceso. Sus ponencias y recomendaciones tienen mucho impacto, como por ejemplo, los alimentos que come en su día a día. Los preceptos enfocados en la buena alimentación, el descanso y el ejercicio físico, son hoy el tridente que la medicina recomienda, a esta altura, como parte del ABC de la longevidad. “Me he vuelto realmente bueno para no morir”, le dijo a Infobae Brian Johnson, un millonario estadounidense que se hizo famoso —hoy ya es un especie de influencer de la longevidad— por llevar un particular estilo de vida donde es monitoreado por 30 médicos para reducir su edad biológica. Longevidad y demencia El doctor Jay Olshansky, investigador en la Universidad de Illinois Chicago, junto con científicos de las universidades de Harvard, California en Los Ángeles y Hawái, presentó datos que respaldan su visión sobre los límites de la longevidad humana. En un estudio recientemente publicado en Nature Aging, señalaron que la expectativa de vida dejó de crecer al ritmo que se observó en el siglo XX. El concepto de "Longevity reset" refleja la creciente demanda por clínicas y programas especializados que se dedican a promover la longevidad, con énfasis en la ciencia y las prácticas de salud preventiva para vivir más años de manera saludable (Imagen ilustrativa Infobae) Entre otros aspectos, Olshansky destacó que extender la vida humana únicamente para reducir enfermedades podría ser contraproducente si los años adicionales no son saludables. Propuso, en cambio, un cambio de enfoque hacia la extensión del “healthspan”, es decir, los años de vida vividos en buena salud. El estudio también subrayó que la medicina y la ciencia aún tienen el potencial de mejorar la calidad de vida en edades avanzadas, con beneficios significativos para el bienestar de las personas mayores. Es aquí donde toma relevancia el informe de la Comisión de Demencias de Lancet 2024, presentado recientemente, el cual proporciona claves fundamentales sobre cómo prevenir y tratar la demencia, esta enfermedad neurodegenerativa que afecta a millones de personas en todo el mundo, y que toca de cerca la esperanza de vida y la longevidad. Este informe subraya la importancia de abordar la demencia no solo desde un enfoque clínico, sino también a través de la prevención y el manejo temprano. Según los expertos, existen varios factores modificables que pueden reducir la incidencia de la enfermedad. Entre estos se encuentran la mejora de la reserva cognitiva y física acumulada a lo largo de la vida, junto con la reducción del daño vascular. Según un estudio del Dr. Jay Olshansky, la expectativa de vida ha dejado de crecer al ritmo que se observó en el siglo XX, sugiriendo que la calidad de vida, más que la cantidad de años, debe ser el objetivo central de la medicina en la longevidad (Imagen ilustrativa Infobae) La demencia afecta a más de 55 millones de personas en todo el mundo, una cifra que, según las proyecciones, podría casi triplicarse para 2050. No obstante, abordar distintos factores de riesgo a lo largo de la vida, desde la infancia, podría prevenir o retrasar casi la mitad de los casos, según un extenso informe realizado por 27 expertos en demencia. La Comisión de Demencias de Lancet insiste en que la detección temprana y la intervención adecuada pueden mitigar significativamente el impacto de la enfermedad en las poblaciones. A medida que la longevidad reconfigura las estructuras sociales, también está cambiando la forma en que pensamos sobre el envejecimiento. “Se alteró para siempre la pirámide demográfica de los países, incrementando la proporción de personas mayores en la población”, sostuvo en una entrevista con Infobae el Dr. José Jáuregui, médico recibido con diploma de honor de la UBA, especialista en Clínica Médica, Geriatría y Medicina Familiar y Preventiva, presidente de la Asociación Internacional de Gerontología y Geriatría. Este cambio demográfico ha generado lo que el especialista describe como “un mundo distinto al que ocurría hace 50 o 100 años atrás”. Jáuregui explicó que este fenómeno no se detendrá en el corto plazo y continuará acentuándose en las próximas décadas, lo que obliga a la sociedad a repensar sus enfoques sobre la salud, el bienestar y el cuidado de los mayores. El informe de la Comisión de Demencias de Lancet 2024 enfatiza la importancia de la prevención y el manejo temprano de la demencia, una enfermedad neurodegenerativa que afecta a más de 55 millones de personas en el mundo y que podría triplicarse para 2050 (Imagen ilustrativa Infobae) Según Jáuregui, la longevidad no solo debe entenderse como una cuestión de más años de vida, sino como una oportunidad para transformar la calidad de vida en la vejez. “Hay una paradoja. El ser humano no quiere envejecer, quiere ser joven, quiere seguir los mismos parámetros culturales que siempre hemos tenido. Pero a su vez, tampoco nos queremos morir tan pronto”, destacó el especialista, quien subraya que esta tensión refleja el deseo de vivir más años, pero al mismo tiempo, la resistencia a aceptar las realidades de esa prolongación de la vida. Este dilema plantea desafíos tanto a nivel individual como colectivo, ya que muchas sociedades aún no han logrado asimilar plenamente los cambios culturales asociados con el envejecimiento de la población. La longevidad saludable va más allá de la mera prolongación de la vida. La implicancia de vivir no solo más tiempo sino mejor, se refleja en una calidad de vida que permita a las personas mayores participar activamente en la sociedad. “Podemos hacer cosas para que el envejecimiento sea mejor, más saludable, más digno”, insistió Jáuregui, quien destacó que “las mujeres que nacieron en este siglo tienen, porcentualmente, casi un 30% más de chances de vivir 100 años”. Este dato resalta según el experto, la importancia de adoptar enfoques preventivos para garantizar que los años adicionales que ganamos no se traduzcan en años de deterioro físico o mental. Los expertos advierten que la detección temprana de la demencia, junto con la intervención adecuada, puede mitigar significativamente su impacto, destacando la importancia de mejorar la reserva cognitiva y física acumulada durante toda la vida Crédito: (Imagen ilustrativa Infobae) En este contexto, el informe de la Comisión de Demencias de Lancet 2024 ha identificado una serie de factores de riesgo modificables que pueden prevenir o reducir la incidencia de la demencia. Entre estos factores se encuentran la pérdida de visión, el colesterol alto y otros ya bien establecidos como la hipertensión, el sedentarismo, el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol, la obesidad y la diabetes. El informe también resalta la importancia de mantener una vida activa, tanto física como mentalmente, para reducir significativamente el riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas. Esta recomendación resalta la necesidad de un enfoque integral de salud que considere tanto los aspectos físicos como los mentales del bienestar. En relación a la importancia de los habitos, en un nota reaciente con Infobae, el doctor Alejandro Junger consideró que el mayor desafío para las personas que buscan un “mapa” hacia una vida saludable son sus propias creencias limitantes. “Que es demasiado drástico, incómodo, peligroso, que no voy a tener el poder de voluntad...”, comentó a este medio. Prevención y cuidado integral para una vejez saludable La longevidad extendida ha puesto de relieve una serie de enfermedades que, aunque no son exclusivas de las personas mayores, se manifiestan con mayor frecuencia en edades avanzadas. El Alzheimer y el Parkinson, por ejemplo, son enfermedades neurodegenerativas que, a pesar de los avances científicos “aún no tienen cura definitiva”, añadió Jáuregui, quien es además director médico de We Care, al destacar la importancia de continuar con la investigación y las estrategias preventivas. La pirámide demográfica ha cambiado de forma irreversible, con un incremento significativo de personas mayores en la población, un fenómeno que continuará en las próximas décadas y obliga a repensar los enfoques de salud, bienestar y cuidado en la sociedad (Imagen Ilustrativa Infobae) El especialista también destacó que la mayoría de las formas de demencia no son causadas únicamente por factores genéticos. Aunque existen familias con formas genéticas dominantes de Alzheimer, en la mayoría de los casos, la predisposición genética no es un destino inevitable. “Sabemos hoy que muchas de estas personas puede no desarrollar la demencia, que es la enfermedad clínica”, explicó Jáuregui, y agregó que el estilo de vida y los hábitos saludables pueden modificar esa predisposición genética. “Esa expresión genética puede modificarse con hábitos y contextos de vida adecuados”, subrayó. Es aquí donde aparece el concepto de epigenética. En el campo de la medicina de precisión, la longevidad está influenciada por una interacción conocida como epigenética, que involucra tanto factores genéticos como ambientales. Este enfoque ha favorecido un creciente interés en el envejecimiento saludable y la prevención de enfermedades, áreas que hoy son foco de atención en la ciencia. Al igual que podemos influir en nuestra salud a largo plazo a través de nuestras acciones diarias, la epigenética funciona como un sistema de señalización que regula el uso adecuado de nuestra información genética. Este enfoque sugiere que, aunque la estructura genética es constante, el entorno y nuestras decisiones pueden alterar cómo se leen estas instrucciones y, por lo tanto, su impacto en nuestra vida. Recientemente, un equipo de científicos de la Universidad de Harvard logró duplicar la vida restante de ratones envejecidos mediante una técnica para revertir el envejecimiento, según informaron en la revista Cell. Este avance es el resultado de 13 años de investigación, basada en una serie de experimentos en los que se consiguieron revertir los efectos del envejecimiento en estos animales, prolongando así considerablemente su longevidad. La longevidad no debe verse solo como un aumento en la cantidad de años, sino como una oportunidad para transformar la calidad de vida en la vejez, lo que se refleja en la creciente esperanza de vida para las mujeres nacidas en este siglo - (Imagen Ilustrativa Infobae) Es por esto que los expertos hacen hincapié no solo en lo que podemos hacer para alcanzar la longevidad, sino también en cuáles son los factores de riesgo que se deben tener en cuenta para ello. Jáuregui señaló las enfermedades cardiovasculares y las neurodegenerativas, como la demencia. Esta coincidencia ofrece una ventaja significativa en términos de prevención, ya que las mismas medidas preventivas que se utilizan para prevenir enfermedades cardíacas también pueden reducir el riesgo de deterioro cognitivo. “Los cardiólogos y muchos profesionales vienen haciendo hincapié sobre esto desde hace muchos años”, señaló el experto, quien añadió que, al trabajar sobre estos factores de riesgo, no solo se previenen infartos o ACV, sino que también se contribuye a la preservación de la salud mental y cognitiva. Aquí es donde aparece el concepto de reserva cognitiva, un término clave en la geriatría moderna, que se refiere a la capacidad del cerebro para resistir el daño y mantener su funcionamiento a pesar de los procesos degenerativos. El cerebro, al igual que otros órganos del cuerpo, experimenta los efectos del paso del tiempo. El envejecimiento afecta a las neuronas, lo que repercute en la memoria, la concentración y en la aparición de enfermedades neurológicas. Sin embargo, según los expertos, existe una poderosa aliada para mitigar estos efectos: la reserva cognitiva. Los expertos advierten que la detección temprana de la demencia, junto con la intervención adecuada, puede mitigar significativamente su impacto, destacando la importancia de mejorar la reserva cognitiva y física acumulada durante toda la vida (Imagen Ilustrativa Infobae) El Dr. Jáuregui destacó la importancia de mantener una vida activa para fortalecer esta reserva cognitiva. “Que una persona mantenga una actividad que le guste, un hobbie, que camine, que tenga una vida de interrelación, que no viva en soledad... todo eso contribuye”, dijo el especialista, quien también subrayó los efectos negativos que la soledad puede tener sobre la salud cognitiva y mental de las personas mayores, especialmente durante la pandemia. Sociabilizar, de eso se trata también. Un estudio, publicado en la Alzheimer’s & Dementia: The Journal of the Alzheimer’s Association y liderado por la Universidad Rush en Estados Unidos, determinó que tener una vida social activa puede postergar la demencia. Las conclusiones llegan tras el análisis de más de 1.900 adultos mayores estadounidenses durante casi siete años en promedio, comparando sus hábitos de socialización con los casos y el momento de diagnóstico de demencia. Así, los participantes que mantenían un contacto regular con otras personas fueron diagnosticados con demencia a una edad promedio aproximadamente cinco años mayor que aquellos con menor actividad social. Esto sugiere que mantener una vida social activa podría ser una estrategia económica, sencilla y accesible para prevenir el deterioro cognitivo. Un estudio reciente ha demostrado que factores de riesgo modificables como la hipertensión, el colesterol alto, el sedentarismo y la obesidad pueden reducir significativamente la incidencia de la demencia, lo que subraya la necesidad de un enfoque integral de salud (Imagen ilustrativa Infobae) Con el aumento de la longevidad, también se ha reavivado el debate sobre el cuidado de las personas mayores. En muchos países, especialmente en América Latina, la idea de delegar el cuidado de un familiar mayor en una institución es percibida como un acto de abandono. Sin embargo, Jáuregui destacó que, en países anglosajones y en algunos sectores urbanos más avanzados, es común que las personas mayores opten por ingresar a residencias geriátricas para mantener su autonomía y vida social. Aunque este cambio cultural es aún lento en la región, el especialista señaló que comienzan a verse algunos avances. “Ya en nuestro país también empiezan a aparecer algunas [residencias] que están más orientadas a personas que están sanas y que quieren compartir la vida con un poco de cuidado alrededor”, comentó el experto, al referirse a un modelo de residencia que se aleja de la imagen tradicional de los geriátricos y promueve un entorno activo y social. Este modelo busca ofrecer un espacio de convivencia activa y no una institución médica cerrada. La adopción de hábitos preventivos es clave para asegurar una vejez saludable, ya que según el Dr. José Jáuregui, las mujeres de este siglo tienen un 30% más de probabilidades de llegar a los 100 años que las generaciones anteriores (Imagen Ilustrativa Infobae) El Dr. Jáuregui insistió en que este cambio no debe ser forzado, sino que debe ofrecer opciones dentro de un sistema de cuidado integral. “La verdad que forman una opción más para el cuidado de las personas”, expresó. No se trata de reemplazar el cuidado familiar, sino de ampliar las posibilidades para que el envejecimiento no implique aislamiento o dependencia. Jáuregui subrayó que la vejez no debe pensarse como una etapa de pérdidas, sino como una oportunidad para redefinir el bienestar. “El cambio de matriz aparece cuando una persona cambia hábitos”, dijo, y ejemplificó cómo alguien que mantiene hábitos saludables, como no consumir alcohol ni drogas, caminar regularmente y mantener una vida de interrelación, tiene mejores posibilidades de transitar el envejecimiento con plenitud. El especialista concluyó con una reflexión poderosa: “La vejez no se enfrenta con miedo, se transita con preparación. Y esa preparación comienza mucho antes, en cada decisión cotidiana, en cada elección que nos conecta con otros, con nuestro cuerpo y con nuestras ganas de seguir viviendo, no solo más, sino mejor”.

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