27/04/2025 11:44
27/04/2025 11:44
27/04/2025 11:43
27/04/2025 11:43
27/04/2025 11:43
27/04/2025 11:43
27/04/2025 11:43
27/04/2025 11:42
27/04/2025 11:42
27/04/2025 11:42
Buenos Aires » Infobae
Fecha: 27/04/2025 02:32
El cambio relativo en el valor del dólar tiene impacto decisivo sobre los negocios con granos El cambio relativo en el valor del dólar tiene impacto decisivo sobre los negocios con granos (Free Photo) Como hay distintas maneras de implementar una dolarización oficial siempre es necesario especificar al menos sus principales. Para el análisis que sigue defino la dolarización oficial como una decisión gubernamental de adoptar el dólar como moneda de curso legal, fijar la cantidad de pesos en circulación, ofrecer canjearlos a una paridad establecida y establecer el dólar como unidad de cuenta para los bancos. También supongo un sistema bancario de reservas fraccionarias y libre movilidad de capitales. Esto quiere decir que el peso no necesariamente se eliminaría, al menos inicialmente, y que habría plena libertad monetaria. El primer punto para resaltar es que el riesgo de una corrida de depósitos no es exclusivo de una economía dolarizada, sino inherente a cualquier sistema bancario con reservas fraccionarias. Este riesgo se amplifica cuando la supervisión bancaria es débil y los bancos tienen incentivos a originar activos de mala calidad (gaucho banking). Como demuestra la experiencia de 2008 y de 2023, ni siquiera en Estados Unidos ha desaparecido el riesgo de una corrida bancaria. El riesgo de una corrida de depósitos no es exclusivo de una economía dolarizada, sino inherente a cualquier sistema bancario con reservas fraccionarias Es clave distinguir entre dos tipos de corrida: cambiaria y bancaria. La primera se origina en dudas sobre la capacidad del Banco Central para convertir todos los pesos en circulación a dólares; la segunda, en dudas sobre la posibilidad de retirar depósitos bancarios en efectivo sin quitas o descuentos. Esta última puede originarse por problemas reales de solvencia de los bancos (activos de mala calidad) o por la viralización de un pánico irracional. En ese caso, tiene su basamento teórico en el modelo de Diamnod y Dybvig, que plantea la posibilidad de equilibrios múltiples, uno estable y otro con corridas autogeneradas por expectativas. George Selgin ha destacado que la mayoría de las corridas históricas fueron en respuesta a vulnerabilidades financieras reales en el sistema bancario más que a la viralización de temores infundados (AP) Sin embargo, como ha puntualizado George Selgin, la mayoría de las corridas históricas fueron en respuesta a vulnerabilidades financieras reales en el sistema bancario más que a la viralización de temores infundados. Quienes argumentan que una dolarización oficial tal como la definimos aquí aumentaría la probabilidad de una corrida bancaria, en realidad están confundiendo las cosas. En realidad, lo que realmente plantean es una corrida cambiaria simultánea con el anuncio de la dolarización y no una corrida de depósitos bajo un régimen ya dolarizado. La evidencia desmiente que la dolarización aumente el riesgo de una corrida de depósitos La evidencia desmiente que la dolarización aumente el riesgo de una corrida de depósitos. Los sistemas bancarios de Panamá, Ecuador y El Salvador, operan con el dólar y sin prestamista de última instancia, y han mostrado niveles de estabilidad similares o superiores a los de otros países latinoamericanos con moneda propia y bancos centrales activos tales como Chile, Colombia y Perú. Los sistemas bancarios de Panamá, Ecuador y El Salvador, operan con el dólar y sin prestamista de última instancia, y han mostrado niveles de estabilidad similares o superiores a los de otros países latinoamericanos Ecuador, por ejemplo, enfrentó su peor caída de depósitos (10%) en 2015 sin que eso implicara el colapso del sistema financiero ni la reversión de la dolarización. En Argentina, las peores corridas de depósitos de los últimos cuarenta años ocurrieron en 1995 (efecto Tequila), 2001 (crisis de convertibilidad) y 2019 tras las PASO. En las dos primeras los depósitos en pesos fueron más afectados que los en dólares y en la última el temor a una confiscación post-electoral generó una corrida sobre los depósitos en dólares, acompañada de una corrida cambiaria. Pensar que una dolarización oficial generaría automáticamente una fuga masiva de depósitos ignora la realidad de una economía desmonetizada donde el dinero bancario cumple funciones esencialmente transaccionales. Pensar que una dolarización oficial generaría automáticamente una fuga masiva de depósitos ignora la realidad de una economía desmonetizada donde el dinero bancario cumple funciones esencialmente transaccionales (Foto: Shutterstock) Los depósitos “no se van” del sistema, ya que los agentes económicos necesitan realizar pagos, transferencias y operaciones bancarias diariamente. Además, la inseguridad desincentiva el uso del efectivo para operaciones grandes. Por otro lado, la dolarización de facto del sector privado es un hecho: según datos oficiales, el sector privado argentino poseía a fines de 2024 unos USD 286.000 millones en activos externos líquidos, cifra equivalente a casi la mitad del PBI. A esta cifra hay que sumarle aproximadamente otros USD 30.000 millones depositados en bancos argentinos. La idea de que los depositantes correrían a vaciar sus cuentas de los bancos si se anunciara una dolarización oficial parte del supuesto de que habría exceso de demanda de dólares al tipo de cambio fijado para la conversión. Es decir, que la paridad de conversión sea inferior al tipo de cambio de mercado. A fines de enero de 2025, los depósitos en dólares en los bancos argentinos ascendían a unos USD 31.000 millones. Aunque sólo el 20% de estos depósitos estaban respaldados por liquidez inmediata (dólares en las bóvedas de los bancos) El argumento de la corrida de depósitos (no cambiaria) también es desmentido por la realidad de un sistema bancario bimonetario. A fines de enero de 2025, los depósitos en dólares en los bancos argentinos ascendían a unos USD 31.000 millones. Aunque sólo el 20% de estos depósitos estaban respaldados por liquidez inmediata (dólares en las bóvedas de los bancos), no se produjo una corrida. Por el contrario, prácticamente se duplicaron desde diciembre de 2023. La clave para minimizar el riesgo de una corrida post dolarización es mantener el equilibrio fiscal, un marco regulatorio que no incentive el gaucho banking y una estricta supervisión bancaria. Agrego, otro factor que le resta fuerza al argumento de una corrida. Una dolarización también puede coexistir con mecanismos de control de capitales. Ecuador, por ejemplo, aplica desde 2007 un impuesto a la salida de divisas del 5%, pero la dolarización siguió funcionando y el nivel de monetización de la economía aumentó. Conclusión Una dolarización oficial bien diseñada, con disciplina fiscal y adecuada supervisión bancaria, no sólo no aumentaría el riesgo de una corrida de depósitos, sino que podría reducirlo. La eliminación del riesgo de devaluación y la baja de tasas de interés mejorarían la calidad de los activos, se incrementaría la confianza, se expandiría el crédito y se fortalecería la estabilidad del sistema financiero. El autor es Economista e historiador. Esta columna fue publicada en el Blog del Libro Dolarización: Una solución para la Argentina
Ver noticia original