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  • El día en que una mujer sea papa

    » Diario Cordoba

    Fecha: 27/04/2025 02:28

    Cuenta la leyenda que Juana era el nombre de la supuesta papisa que ocupó el trono de San Pedro en el siglo IX. No hay restos arqueológicos ni documentales sobre ella, pero ante cada cónclave viene a la memoria con el debate de la mujer y la Iglesia católica. En 1994, el papa Juan Pablo II publicó en la carta apostólica Ordinatio Sacerdotalis que no hay «modo alguno (...) de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres», así que imaginen lo de llegar al máximo nivel. Interpretan las Escrituras, pues Jesús no dejó nada por escrito. Apelan a los 12 apóstoles sin profundizar en María Magdalena o en el papel de las mujeres en el ministerio de Jesús. Y nadie puede negar que en la expansión del cristianismo fue vital la difusión que ellas hicieron. Uno de los focos del papa Francisco fue volver a parte del cristianismo primitivo, donde contaron mucho las mujeres como diaconisas, profetisas, misioneras, vírgenes ascetas o nobles benefactoras. Quizás de ahí vino su apuesta por situar a varias mujeres en puestos de importancia dentro del Vaticano, no exentas de miradas de recelo. Aun así, el papa Francisco también se mostraba firme en que ellas no pueden acceder al sacerdocio. De la misma manera que, frente a otros mensajes aperturistas sobre la inmigración o el medio ambiente o las personas más vulnerables, mantuvo la posición de siempre respecto al aborto o el feminismo; es decir, en contra o con un cuestionamiento muy contundente. Así que es legítimo preguntarnos qué pasaría si una mujer estuviese al frente del Papado. Ya hubo polémica en el Vaticano cuando el pontífice nombró a la economista Mariana Mazzucato para Academia para la Vida, porque había publicado un tuit a favor del aborto cuando este derecho fue retirado en Estados Unidos. También hubo polémica cuando el Papa escuchó a las mujeres que denunciaban explotación o abusos sexuales, en el conocido #NunsToo, el #MeToo dentro de la estructura eclesiástica. Todo lleva a pensar que si más mujeres tuvieran voz dentro de la Iglesia quizás se cerrarían ciertas fracturas. Si vemos los resultados de la encuesta Internacional de Mujeres Católicas, realizada en 104 países, cambiaría bastante las cosas porque sus demandas y relatos son diferentes. Cuando les preguntan su opinión sobre que las mujeres puedan decidir sus derechos reproductivos, entre el que se mencionaba el aborto o la anticoncepción, el 74% estaba a favor. Y una de ellas, mexicana, daba en la diana con su respuesta: «En mi grupo parroquial hay un hombre que sabe que no debo abortar, pero no sabe que no debe violarme. Es más, ni siquiera lo piensa… Los laicos acosan a las niñas que vienen a la Iglesia, lo que nos hace sentir incómodas e inseguras en los espacios sagrados». El 84% de las encuestadas, ante su frustración, apoya reformas en la Iglesia, y el 78% demanda que las mujeres prediquen durante la misa. Habrá quien diga, incluso dentro del propio feminismo, por qué sería importante que una mujer alcanzara el sacerdocio. Más que nada porque, estés de acuerdo o no con la Iglesia, con el catolicismo o con el cristianismo, es un espacio público y de poder. Más que nada porque si nos vamos al origen primitivo, ellas sí estaban cuando el primer cristianismo pertenecía al espacio doméstico y clandestino; pero luego fueron retiradas cuando ese cristianismo pasó a la esfera pública. Si vamos mucho más hacia atrás, antes de que llegara Jesús, nos encontramos sacerdotisas desde las sociedades mesopotámicas e incluso diosas femeninas. Ellas no se apartaron, fueron apartadas. No va de masculinización, va de un sitio que les corresponde. Ni siquiera 12 años del último papado de Francisco han permitido una reforma profunda sobre los derechos de las mujeres, dentro y fuera de la iglesia. Queda por ver lo que está por venir pero lo seguro es que no habrá apoyo a sus peticiones, seguirán las miradas de recelo al feminismo, ni habrá mujeres sacerdotes. Y, por supuesto, la idea de que una mujer sea papisa quedará, como aquella Juana, en una simple leyenda. *Profesora de la UOC y periodista

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