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» Diario Cordoba
Fecha: 27/04/2025 01:40
El Ayuntamiento de Córdoba ha organizado este sábado una jornada de puertas abiertas en el Zoológico de la ciudad. El motivo era celebrar con los cordobeses la inclusión del recinto en la Asociación Europea de Zoos y Acuarios (EAZA), lo que es considerado desde el área de Medio Ambiente como entrar en la “Champions” de los zoológicos de la Unión Europea. Y, a tenor de las larguísimas colas que se han registrado durante toda la jornada, se podría pensar que en el interior del espacio se celebraba realmente una final de la citada competición. Desde el momento de la apertura eran bastantes las personas que esperaban para poder acceder a un espacio en el que se pueden ver unos 520 animales de unas 110 especies distintas y que tiene un aforo de entre 800 y 1.000 personas. Por ello se estableció un estricto control de entrada y salida para mantener un equilibrio que no alterara el “bienestar animal”, que ha sido, precisamente, uno de los motivos por los que se ha podido entrar en la EAZA y que los ciudadanos pudieran entrar y disfrutar de su visita sin aglomeraciones. En algunos momentos, dada la temperatura (rondando los 30 grados) se flexibilizaba el control para facilitar la entrada a personas con discapacidad o bebés. Imagen de la cola para entrar en el zoo de Córdoba poco antes de las 12.00 horas. / Víctor Castro Los méritos El concejal delegado de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Córdoba, Daniel García-Ibarrola, explicaba a este periódico que esta jornada pretende ser una “celebración con los cordobeses de este importante reconocimiento” y todo el personal del zoo de Córdoba se ha puesto en servicio para poder atender a esta masiva respuesta ciudadana. Ibarrola recordó que algunos de los factores que han hecho posible esta consideración son, además del interés por garantizar un bienestar animal acorde con las nuevas exigencias, el plan de conservación y recuperación de algunas especies, como el lobo o el lince ibéricos entre otros, así como programas que se desarrollan tendentes a la difusión de estos y otros asuntos vinculados a la fauna. Pero los auténticos protagonistas de la jornada eran los menores. Niños de todas las edades que, acompañados de sus progenitores, andaban de un lado a otro para tomar alguna foto o para acariciar a los animales que lo permitían, como los burritos. Entre los visitantes, la mayoría eran de Córdoba y habían acudido a la llamada porque lo habían visto en los medios de comunicación, como Diario CÓRDOBA, pero otros llegaron desde otras ciudades andaluzas porque ya conocían el zoo cordobés, del que siempre han tenido buenas referencias. Varios niños acarician un burrito en el Zoológico de Córdoba. / Víctor Castro Entre el oso y los monos Entre las preferencias de estos jóvenes visitantes, este sábado ganó el oso, que parecía querer sumarse a la fiesta y posaba tranquilo sentado en una piedra de su espacio. Alán (6 años) era uno de sus admiradores, igual que Pablo (3 años), al que también le seducía ver al león, que dormía ajeno al trasiego que se vivía tras el cristal que le protege. Una familia psa delante del recinto de los osos de los zoos cordobés. / Víctor Castro Sin embargo, Ada, una granadina de seis años, tiene claro que sus preferencias eran otras, como el leopardo o las nutrias. Pablo había llegado desde Jaén aprovechando que allí se celebra la romería de la Virgen de la Cabeza para disfrutar un rato viendo a los pavos reales, que en algunos momentos mostraron su belleza desplegando su policromada cola, y los monos que siempre son un atractivo. También fueron los monos los que cautivaron a Giselle y Daniel, mientras que a su hermana Alba le encantaron “los gatitos”. Su abuelo, Manuel, terció para aclarar que hablaba de los linces. Los mayores se encargaban de hacer la valoración de esa clasificación para la Champions zoológica del recinto cordobés, considerando como buena la noticia porque garantiza “que los animales están bien cuidados”, según apuntó Vicente, y contará “con más fondos para seguir mejorando”, apostilló Lorena, mientras escuchaba las explicaciones de Alán sobre sus gustos faunísticos. Cerca de allí, un niño, inquieto y nervioso, espetaba a su madre diciendo “a las cabras, mamá, vamos a las cabras”. Mientras, en la calle, la cola seguía creciendo, igual que cuando se aproxima el pitido inicial de una final de la Champions. Suscríbete para seguir leyendo
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