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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 26/04/2025 03:25
En su último viaje fuera de Europa, el papa Francisco visitó Indonesia, donde fundó una sede de la red Scholas Occurrentes. (Tatan Syuflana/Pool via REUTERS) La transformación de la educación fue uno de los temas recurrentes en los mensajes y discursos del papa Francisco. En estos días en que el mundo entero se dispuso a repasar el legado del papa argentino, fueron varios los referentes que destacaron el compromiso de Jorge Bergoglio con la educación, desde sus tiempos como profesor de escuela secundaria en las ciudades de Buenos Aires y Santa Fe, hasta las iniciativas de alcance internacional que impulsó desde el Vaticano. En el legado educativo de Francisco se destaca el movimiento Scholas Occurrentes, la red global que nuclea a más de 446.000 escuelas en 70 países de los cinco continentes –y que comenzó a gestarse en Buenos Aires tras la crisis de 2001–. En el marco de esa red, en 2023 Francisco inauguró oficialmente la Universidad del Sentido, la primera universidad civil –no confesional– que depende del Estado del Vaticano. En paralelo a estas iniciativas, en septiembre de 2019 el papa Francisco convocó a un “Pacto Educativo Global”: una “alianza educativa amplia” para formar personas “capaces de superar fragmentaciones y contraposiciones y reconstruir el tejido de las relaciones por una humanidad más fraterna”. La invitación abarcó en primer lugar a las familias –principales responsables, para Francisco, de la educación de las nuevas generaciones–, junto con las escuelas y las universidades. Pero no se quedó ahí: el papa entendía que la educación era también estricta responsabilidad de “las instituciones, las religiones, los gobernantes, los hombres y las mujeres de la cultura, la ciencia, el deporte, los artistas, los operadores de los medios de comunicación”. Para Francisco, el presente requería de una educación renovada: no para cambiar “porque sí”, sino para asegurar que las nuevas generaciones tuvieran las herramientas necesarias para afrontar los desafíos globales contemporáneos, como la desigualdad, la exclusión social y la crisis ambiental. En ese sentido, la convocatoria al Pacto Educativo Global fue una continuidad de su encíclica Laudato si’, publicada en 2015 y centrada en el desafío de “cuidar la casa común”. En una institución en la que algunos prefieren mirar hacia atrás, la preocupación de Francisco por la ecología y por la educación sintetizaba su compromiso con el futuro. En su carta de presentación del Pacto, el papa citó el conocido proverbio africano que afirma que “para educar a un niño se necesita una aldea entera”. Por eso convocó a conformar una “aldea de la educación” de escala global, que involucre a todos los actores sociales y “donde se comparta en la diversidad el compromiso por generar una red de relaciones humanas y abiertas”. Escuelas y universidades de todo el mundo, incluida la Argentina, adhirieron a esta iniciativa. Pero para Francisco, el desafío era tan crítico que no podía quedar solo en manos de las instituciones educativas formales: “En una aldea así es más fácil encontrar la convergencia global para una educación que sea portadora de una alianza entre todos los componentes de la persona: entre el estudio y la vida; entre las generaciones; entre los docentes, los estudiantes, las familias y la sociedad civil con sus expresiones intelectuales, científicas, artísticas, deportivas, políticas, económicas y solidarias”. El papa Francisco en su visita a Perú, en 2018. Foto: ANDINA / Juan Carlos Guzmán El protagonismo de los jóvenes El Pacto Educativo Global consiste en siete puntos fundamentales, que sintetizan el pensamiento del papa Francisco sobre la cuestión educativa. El primero propone “poner en el centro de todo proceso educativo formal e informal a la persona, su valor, su dignidad, para hacer sobresalir su propia especificidad, su belleza, su singularidad y, al mismo tiempo, su capacidad de relacionarse con los demás y con la realidad que la rodea, rechazando esos estilos de vida que favorecen la difusión de la cultura del descarte”. Allí Francisco retoma uno de los planteos fundamentales del capítulo 6 de Laudato si’: la necesidad de “apostar por otro estilo de vida”, capaz de resistirse al “mecanismo consumista compulsivo” que promueve el mercado y que tiene graves consecuencias sociales, ambientales e incluso psicológicas. Para el papa Francisco, la transformación de la educación requería también escuchar y dar protagonismo a las nuevas generaciones. Por eso, el segundo punto del Pacto Educativo Global propone “escuchar la voz de los niños, adolescentes y jóvenes a quienes transmitimos valores y conocimientos, para construir juntos un futuro de justicia y de paz, una vida digna para cada persona”. En su exhortación apostólica Evangelii Gaudium, publicada en noviembre 2013 y considerada el “programa” de su papado, Francisco había advertido que a veces la escuela falla por desconocer a los estudiantes: “Los jóvenes, en las estructuras habituales, no suelen encontrar respuestas a sus inquietudes, necesidades, problemáticas y heridas. A los adultos nos cuesta escucharlos con paciencia, comprender sus inquietudes o sus reclamos, y aprender a hablarles en el lenguaje que ellos comprenden. Por esa misma razón, las propuestas educativas no producen los frutos esperados”. Desde Scholas Occurrentes aseguraron a Infobae que el papa Francisco era el primero en poner en práctica esta actitud de escucha, desde sus tiempos como arzobispo de Buenos Aires hasta sus últimos días. Esa escucha se percibe, por ejemplo, en el documental Amén. Francisco responde (2023), que registra las conversaciones de Francisco con diez jóvenes de distintas partes del mundo. “Cuando todavía era Bergoglio, vio algo que muchos no veían: que los jóvenes necesitaban encontrarse, entre ellos y consigo mismos. Desde entonces, los miraba distinto. Los escuchaba como pocos adultos lo hacen, de verdad”, dijeron desde Scholas. La equidad entre varones y mujeres también forma parte del Pacto Educativo Global, cuyo tercer punto propone “fomentar la plena participación de las niñas y de las jóvenes en la educación”, en un mundo donde todavía persisten brechas de género significativas en el acceso de las mujeres a las oportunidades educativas. El cuarto punto se refiere a la familia como “primera e indispensable educadora”, una idea que atraviesa todos los escritos de Francisco sobre educación. En su encíclica Fratelli tutti, de 2020, el papa planteó que las familias están “llamadas a una misión educativa primaria e imprescindible”, dado que ellas “constituyen el primer lugar en el que se viven y se transmiten los valores del amor y de la fraternidad, de la convivencia y del compartir, de la atención y del cuidado del otro”. En febrero de este año, el papa Francisco convocó a un encuentro entre jóvenes israelíes y palestinos en el Vaticano. Educar para transformar la realidad “Educar y educarnos para acoger, abriéndonos a los más vulnerables y marginados” es otro de los puntos fundamentales del Pacto Educativo Global. Allí el papa Francisco pone el acento en una preocupación que definió la impronta de su papado, desde la elección de su nombre en honor a Francisco de Asís y su primer viaje fuera de Roma, a la isla de Lampedusa, foco de la crisis migratoria en Europa. Para Francisco, el sentido de transformar la educación es construir fraternidad y cultura del encuentro, para combatir la cultura del descarte. Lo escribe con claridad en Evangelii Gaudium, con unas palabras que parecen dirigidas a muchos de los líderes que asistirán a su funeral este sábado: “Así como el mandamiento de ‘no matar’ pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir ’no a una economía de la exclusión y la inequidad‘. Esa economía mata. No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa. Eso es exclusión”. Ahí también dice Francisco: “Hoy todo entra dentro del juego de la competitividad y de la ley del más fuerte, donde el poderoso se come al más débil. Como consecuencia de esta situación, grandes masas de la población se ven excluidas y marginadas: sin trabajo, sin horizontes, sin salida. Se considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar”. En la cultura del descarte, escribe el papa, “los excluidos no son ‘explotados’ sino desechos, ‘sobrantes’”. De esta preocupación deriva también el sexto punto del Pacto Educativo Global, donde Francisco propone “comprometernos a estudiar para encontrar otras formas de entender la economía, la política, el crecimiento y el progreso, para que estén verdaderamente al servicio del hombre y de toda la familia humana en la perspectiva de una ecología integral”. Finalmente, el último punto retoma la agenda ecológica de Laudato si’, donde el papa aboga por una educación ambiental que no se limite a transmitir información sino que apunte a transformar hábitos y cuestionar los estilos de vida promovidos por la cultura consumista. Frente a ese desafío, el papa propone “salvaguardar y cultivar nuestra casa común, protegiéndola de la explotación de sus recursos, adoptando estilos de vida más sobrios y buscando el aprovechamiento integral de las energías renovables y respetuosas del entorno humano y natural, siguiendo los principios de subsidiariedad y solidaridad y de la economía circular”. En Argentina, la UCA fue una de las universidades que adhirieron a esta iniciativa del papa Francisco. “Nuestra civilización sufre y corre serios riesgos, no solamente materiales sino también espirituales. ¿Desde dónde abordarlos? El pacto educativo global con sus siete compromisos nos da las pistas para una renovada esperanza en nuestro mundo", dijo Gustavo Boquin, vicerrector de Formación Integral de la Universidad Católica Argentina, a Infobae. “Al adherir al pacto educativo global e intentar llevar a la enseñanza, la investigación y la extensión los siete compromisos del pacto, la UCA aporta luz a la cultura argentina para que sea una cultura del encuentro y del diálogo, de la fraternidad, de la promoción de la mujer y de la familia, de una renovada economía y política al servicio del hombre y de toda la familia humana, del cuidado de la casa común", sintetizó Boquin. En 2023, el papa Francisco creó la Universidad del Sentido, con sede en el Vaticano y bajo la órbita de Scholas Occurrentes. VATICAN MEDIA Una red global en busca del sentido El movimiento global Scholas Occurrentes es una pieza fundamental del legado educativo del papa Francisco, que le dio su impulso inicial cuando era arzobispo de Buenos Aires, tras la crisis de 2001 y bajo el liderazgo de José María del Corral y Enrique Palmeyro. “La cultura del encuentro y el sentido son las bases de la filosofía de Francisco. En ellas se inspira la metodología de Scholas para formar jóvenes cercanos y activos para una sociedad que los necesita”, explicaron a Infobae desde la organización. “Construir encuentro, cercanía y sentido es la misión que el Papa ha entregado Scholas. Este el encargo de Francisco para las juventudes”, señalaron. Todos los proyectos de la organización tienen un enfoque interreligioso, intercultural e intergeneracional. “Trabajamos en Indonesia, el país con más musulmanes del mundo. En febrero de este año hicimos un evento con jóvenes israelíes, palestinos y estadounidenses. En todos nuestros programas participan jóvenes de distintos colegios, credos y estratos sociales”, enumeraron. Una de las iniciativas más recientes en el marco de Scholas fue la creación, en agosto de 2023, de la Universidad del Sentido: la primera universidad pública del Estado del Vaticano, abierta a estudiantes de todos los credos y de todo el mundo. “Educar es buscar el sentido de las cosas”, dijo Francisco al presentar esta universidad, orientada a “responder a la crisis mundial del sentido”. Allí no se dictan carreras, sino cursos y trayectos formativos cortos que otorgan créditos académicos. Francisco entendía que el rol de la universidad va mucho más allá de transmitir contenidos. En un diálogo con rectores de universidades de América Latina, en septiembre de 2023, les dijo a las autoridades universitarias: “Ustedes tienen que formar a los chicos y a las chicas en los tres lenguajes humanos: el de la cabeza, el del corazón y el de las manos. De tal manera que aprendan a pensar lo que sienten y lo que hacen, a sentir lo que hacen y lo que piensan, y a hacer lo que sienten y lo que piensan, en la armonía de los tres lenguajes. Si ustedes solamente les forman la cabeza, no van a formar profesionales sino macrocéfalos, que no son humanos. Los tres lenguajes juntos y en armonía”. El rector fundador de la Universidad del Sentido –ahora rector emérito y miembro del consejo de gobierno– fue el cordobés Hugo Juri, exministro de Educación de la Nación (entre septiembre de 2000 y marzo de 2001) y exrector de la Universidad de Córdoba (UNC). Juri le contó a Infobae que conoció a Francisco hace 25 años, cuando él era ministro de Educación y Jorge Bergoglio, arzobispo porteño. “Él nos apoyó fuertemente en la discusión que teníamos por el enorme recorte que se estaba impulsando en la educación superior y básica”, recordó Juri, en referencia al ajuste definido por el entonces ministro de Economía, Ricardo López Murphy, durante el gobierno de la Alianza, meses antes del estallido social de diciembre de 2001. “Bergoglio y la Iglesia acompañaron los reclamos para que los recortes no cayeran en educación. Y efectivamente eso no pasó”, repasó Juri, quien renunció cuando López Murphy anunció el ajuste. En aquel momento hubo grandes movilizaciones de estudiantes y docentes en todo el país, que derivaron luego en la renuncia de López Murphy. Casi 25 años después, Francisco mantenía la misma posición. “Hacer un ajuste en la educación es un suicidio programado de un país. Es criminal. A mí me alegra cuando veo que, cuando hay un ajuste de este tipo, tanta gente se opone, incluso los jóvenes. Se dan cuenta y arman lío, reclaman. Porque la educación es un alimento. Es lo mismo que si vos le quitás la comida a la gente. La educación es la comida del alma, de la mente, del espíritu”, le dijo a fines de 2024 a la periodista Bernarda Llorente. Unos meses antes, la sociedad argentina se había movilizado masivamente contra el recorte histórico aplicado sobre el presupuesto de las universidades públicas. Juri sintetizó: “El papa siempre ha apoyado la educación, pero la educación con sentido. En su último viaje a Indonesia, creó ahí una oficina de Scholas. Estuvo presente en la última Jornada Mundial de la Juventud, que se realizó en Portugal. También asistió a las primeras clases oficiales de la Universidad del Sentido en el Vaticano. Francisco promovió siempre la educación y buscó, a través de la educación, la unión de los pueblos de todo el mundo”.
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