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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 26/04/2025 03:06
Desde 2000, el Domingo de la Divina Misericordia se celebra globalmente, gracias al Papa Juan Pablo II El domingo pasado los cristianos celebramos la Pascua de Jesús, pero el tiempo Pascual no dura solo un día sino hasta Pentecostés. La Pascua es celebrada durante cincuenta días, de ahí el nombre: Pentecostés proviene de cincuenta. El domingo siguiente al de Pascua es conocido como “domenica in albis”. En realidad es “in albis vestibus depositis”, es decir cuando los neófitos (los que habían sido bautizados en la Vigilia Pascual) asistían dicho domingo a la celebración de la Santa Misa, habiendo ya depuesto sus albas o vestiduras blancas, recibidas aquella noche en que fueron bautizados y que habían vestido durante los ocho días subsiguientes. Se conoce también como “domingo de la Divina Misericordia”, que es el último nombre que ha recibido al instituir el Papa Juan Pablo II la Fiesta de la Divina Misericordia, de acuerdo a las revelaciones de Jesús a la santa polaca Faustina Kowalska (1905-1938). En efecto, Jesús le pedía que se consagrase el primer domingo después de Pascua a la devoción de la Divina Misericordia. En la Argentina y en casi toda Iberoamérica, esta devoción ha cautivado a cientos de miles de personas. La devoción a la Divina Misericordia, centrada en la figura de Jesús Misericordioso, se ha expandido en la Iglesia Católica desde su revelación a la mística polaca Santa María Faustina Kowalska. La misma ha sido acompañada por un fervor popular significativo, una rica historia y mucha controversia religiosa, especialmente en sus primeras etapas. Hoy se estableció firmemente dentro de la tradición católica, con la aprobación del Papa Juan Pablo II, quien desempeñó un papel crucial en su reconocimiento y difusión global. Santa Faustina Kowalska recibió visiones de Jesús y difundió el mensaje de la Divina Misericordia Santa Faustina Kowalska fue la vidente de esta revelación privada: religiosa polaca nacida en 1905 fue testigo de una serie de apariciones de Jesucristo entre 1931 y 1938. En estas apariciones, Jesús le pidió que difundiera su mensaje de misericordia para el mundo, al subrayar que “la humanidad no encontrará paz hasta que se dirija con confianza a la misericordia divina”. Durante estas revelaciones, se le mostró una imagen de Jesús con dos rayos, uno rojo y otro blanco, emanando de su Sagrado Corazón. Este cuadro es conocido como el “Cuadro de la Divina Misericordia”, que fue pintado a partir de las instrucciones dadas por la santa. A lo largo de su vida, Santa Faustina, quien vivió una existencia austera y piadosa en los conventos de las Hermanas de la Virgen María de la Misericordia, anotó sus experiencias y los mensajes de Jesús en su famoso diario, que se convirtió en una obra clave para la propagación de esta devoción. En sus textos, Faustina escribió sobre la importancia de la confianza en la misericordia de Dios, la necesidad de la oración, especialmente la “Coronilla de la Divina Misericordia”, y la importancia de la celebración de la Fiesta de la Divina Misericordia, que pidió se celebrara el domingo posterior al domingo de Pascua. Al principio, la devoción a la Divina Misericordia encontró oposición dentro de la Iglesia Católica. Durante la vida de Santa Faustina, sus visiones y mensajes fueron sometidos a escrutinio y hubo dudas sobre la autenticidad de las experiencias místicas. En 1959, después de su muerte, la Congregación para la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio) suspendió la promoción pública de la devoción debido a las controversias sobre su legitimidad. Sin embargo, la causa de Santa Faustina continuó avanzando y su proceso de beatificación comenzó a principios de la década de 1960. La verdadera transformación en la difusión de la devoción se produjo bajo el papado de Juan Pablo II. En 1993, el papa Juan Pablo II aprobó oficialmente la Fiesta de la Divina Misericordia para toda la Iglesia, estableciéndola para el domingo de la octava de Pascua. En 1997, aprobó el culto público a la imagen de la Divina Misericordia y los mensajes de Santa Faustina. En 2000, beatificó a Santa Faustina, destacando su vida de oración y penitencia, y el mismo año, la Iglesia universal celebró la Fiesta de la Divina Misericordia por primera vez. En 2005, canonizó a Santa Faustina, consolidando de manera definitiva la devoción a la Divina Misericordia como parte de la enseñanza oficial de la Iglesia Católica. Como un giro extraño de la vida, Juan Pablo II morirá un domingo de la Divina Misericordia. La imagen de Jesús Misericordioso, basada en las visiones de Santa Faustina, es símbolo central de esta devoción Este culto tiene varios centros de devoción alrededor del mundo. Entre los más importantes se encuentran los siguientes. El santuario se encuentra en Cracovia, Polonia, la ciudad natal de Santa Faustina y es uno de los lugares más importantes de peregrinación para los devotos de la Divina Misericordia. Es aquí donde Santa Faustina pasó una parte significativa de su vida y donde se encuentra la famosa imagen de Jesús Misericordioso que ella misma vio en sus revelaciones. La imagen está acompañada por una capilla en honor a la devoción, que atrae a miles de peregrinos anualmente. Desde el 4 de abril de 2001, Magdalena, en la provincia de Buenos Aires, fue declarada “Ciudad de la Misericordia”, por una ordenanza del Concejo Deliberante por número: 189/01. El papa Juan Pablo II, al ser comunicado del evento, escribió una carta y otorgó su bendición apostólica a toda la ciudad. Este pedido fue solicitado por el párroco de aquel entonces el presbítero Ángel D’Auro, a cargo de la Parroquia Santa María Magdalena desde 1996. El 29 de setiembre de 1999 se inauguró frente de la Iglesia una importante mayólica de Jesús Misericordioso: esa imagen comenzó a replicarse por todas las casas, comercios y hasta en las escuelas y oficinas públicas de Magdalena. El 22 de abril de 2001 se abrió un camarín santuario donde se venera un imponente cuadro de Jesús Misericordioso, traído especialmente del santuario original de Cracovia, un tapiz de Nuestra Señora de Czestochowa proveniente del Santuario Mariano de la misma ciudad. Ambos bendecidos en Roma por el Juan Pablo II en la festividad de Todos los Santos del primero de noviembre de 2000. Es en este domingo que la ciudad multiplica sus habitantes, debido a los peregrinos y devotos que acuden a la misma. La canonización de Santa Faustina en 2005 consolidó su mensaje de misericordia como parte de la fe católica En Estados Unidos, el Santuario de la Divina Misericordia en Stockbridge ha sido un lugar destacado de peregrinación y oración. Los sacerdotes y hermanos de la Congregación de los Padres Marianos de la Concepción de la Santísima Virgen María han residido en “Eden Hill “en Stockbridge, desde junio de 1944. El reverendo Walter Pelczynski, con la ayuda del clero local y amigos de la comunidad mariana, compró inicialmente unos terrenos en “Eden Hill” en noviembre de 1943 y se comenzó a construir una casa que debía servir como noviciado para esta congregación. Una imagen de “La Divina Misericordia” fue depositada en una de las pequeñas capillas donde los miembros de la comunidad rezaban diariamente una novena perpetua a la Divina Misericordia. Poco a poco se corrió la voz y los peregrinos comenzaron a llegar para venerar la imagen y a la primavera siguiente para celebrar la Fiesta de la Divina Misericordia. Al final de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, los peregrinos acudieron en número cada vez mayor para dar gracias y rendirle devoción a la Divina Misericordia. Instaron a los sacerdotes y hermanos de la orden a construir un santuario a Jesús, la Divina Misericordia, como voto de agradecimiento. Los padres decidieron acceder a las peticiones, ya que también era necesaria una capilla más grande para dar cabida a una comunidad en crecimiento. La construcción del Santuario actual comenzó en 1950 y fue completado y solemnemente consagrado por el obispo de Springfield, Christopher Weldon, en 1960. En 1996, la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos lo declaró Santuario Nacional de acuerdo con la ley de la Iglesia. El eje central de la devoción no es una escultura, sino un cuadro. El primer cuadro de la Divina Misericordia fue pintado según las instrucciones de Santa Faustina en 1934, bajo la dirección de un pintor polaco llamado Eugeniusz Kazimirowski. Sin embargo, el cuadro original fue objeto de críticas por no reflejar completamente la visión de Santa Faustina. En particular, la expresión de Jesús en el cuadro no reflejaba adecuadamente la misericordia y ternura que ella había experimentado en sus visiones. El segundo cuadro fue hecho por encargo de la Congregación de la Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia en 1942 por el artista Estanislao Batowski. Lamentablemente, durante la insurrección de Varsovia en la Segunda Guerra Mundial, la capilla y la imagen fueron quemadas. Dado la pérdida de esta segunda obra, se ofreció a pintar un tercer cuadro el pintor Adolfo Hyla: llegó a la casa de la Congregación y les dijo que él les quería regalar un lienzo como voto por haberse salvado en la guerra. Enseguida, las hermanas, quizá viéndolo como una señal, le dieron una estampa de la Divina Misericordia y las descripciones del diario de Faustina. Y esta es la imagen que hoy en día conocemos y que se hizo famosa mundialmente. Los santuarios en Cracovia, Polonia, en la ciudad bonaerense de Magdalenay en Stockbridge, Estados Unidos, son puntos focales de la oración y la peregrinación Sor Faustina falleció el 5 de octubre de 1938, a los 33 años, de los cuales trece fueron vividos en el convento. Veintisiete años después de su muerte comenzó el proceso de canonización. Fueron presentados a consideración dos casos de sanaciones milagrosas. El primero fue en Massachusetts a Maureen Digan y el siguiente milagro fue la sanación de una condición congénita del corazón del Padre Pytel en el día del aniversario de la muerte de sor Faustina. El 18 de abril de 1993, día de la Fiesta de la Divina Misericordia (Segundo Domingo de Pascua), Juan Pablo II declaró beata a Sor Faustina frente a una multitud de devotos de la Divina Misericordia en la plaza de San Pedro en Roma. María Faustina Kowalska fue canonizada el 30 de abril de 2000, segundo domingo de Pascua, día al que la Iglesia católica denomina también Domingo de la Divina Misericordia. El Santo Padre presidió la ceremonia de canonización ante una gran multitud de peregrinos de la Divina Misericordia. La devoción a la Divina Misericordia ha tenido un impacto profundo en la vida de millones de católicos en todo el mundo. Desde sus orígenes hasta su reconocimiento oficial por el Papa Juan Pablo II, la devoción ha crecido enormemente, convirtiéndose en un pilar importante en la espiritualidad contemporánea de la Iglesia Católica. Los lugares de culto siguen siendo puntos focales de la oración y la peregrinación. Santa Faustina, con su diario y su vida de fe, continúa siendo un modelo de confianza en la misericordia de Dios, un legado que perdura y se fortalece con el tiempo.
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