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  • Vendió rifas en bicicleta para poder correr, fue campeón de las categorías más importantes de Argentina y confiesa: “Sufrí el automovilismo”

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 26/04/2025 03:05

    El Pato Silva en un reencuentro con el Ford Falcon campeón de TC que hoy descansa en el museo ubicado en el Autódromo Roberto José Mouras de La Plata (Gentileza Jorge Marchesín) Juan Manuel Silva podría ser hoy un excelente director deportivo en cualquier categoría argentina, pero a sus 52 años (12/10/1972) está instalado en los Estados Unidos donde se rehizo desde abajo y volvió a trabajar en un taller, como en sus épocas junto a su padre, Manuel Antonio, cuando con mucho esfuerzo preparaban el chasis Crespi de Fórmula Renault. Luego se convirtió en uno de los mejores pilotos argentinos y, si bien no se retiró, ahora disfruta abajo de los autos de carrera. Desde el Rally Dakar 2023 que el Pato no hablaba y ahora decidió romper el silencio. Se abrió en el mano a mano con Infobae y explicó por qué sufrió el automovilismo pese a ser exitoso al punto de ser campeón en el TC y TC 2000, las dos divisionales más importantes del país. Pero también soportó injusticias y se mantuvo 30 años a nivel nacional. Supo hacer marketing sin haberlo estudiado en la universidad porque pasó de vender rifas en bicicleta para poder correr a convertirse en uno de los corredores que más publicidades tuvo en su momento. Siempre fue un imán para los sponsors y potenció su imagen en los medios al punto de ser uno de los primeros pilotos/panelistas del país, desde el comienzo del programa Última Vuelta, allá por 2003. -¿Qué es de tu vida Pato? -Estoy hace tres años viviendo en Miami. Vine para ver qué podía hacer y el primer año terminé cayendo en una pista de karting como para investigar cómo estaba el tema. Ahí me di cuenta que el automovilismo argentino era muy conocido y rápidamente mi búsqueda de trabajo se inclinó nuevamente hacia el automovilismo. Me contacté por las redes sociales con Gustavo Yacamán, que es un piloto colombiano porque él necesitaba coach. Entonces me comuniqué con él y le dije que estaba buscando trabajo. Cuando viajé me contactó con un equipo argentino que estaba ya trabajando hace unos años allá y comencé en la Fórmula 4 como coach (entrenador). En un podio de la Fórmula Renault. A la izquierda aparece un joven Esteban Tuero y a la derecha, Guillermo Ortelli (Pato Silva) -¿Cómo fue esa experiencia? -Muy buena. También trabajé en el taller ya que yo me crie en uno y soy mecánico y preparador de autos de carrera antes que piloto. Después necesitaron un técnico, alguien para que sea el que trabaje en la puesta a punto de los autos. Entonces yo les dije que me den también esa posibilidad, que me prueben, que me den tres carreras de posibilidad. Ganamos carreras y peleamos el campeonato hasta la última carrera. Hago algo que para mí también es una pasión, porque yo recuerdo que en mis comienzos quería ser corredor de autos, pero también quería ser ingeniero mecánico para hacer lo que hacía mi padre en los autos. No estudié ingeniería mecánica, pero trabajé con los mejores técnicos en Argentina durante muchos años y creo que el ir tomando la información de ellos me sirvió para el día, para ese momento que tuve que desempeñarme como técnico, como encargado del taller y disfruté mucho. Disfruté mucho y me ayudó. Me ayudó a no extrañar nada. Estar atrás del volante. -¿Qué esfuerzos hiciste en tus inicios para correr? -Vendía rifas en bicicleta para poder comprar mi primer karting y tuve la ayuda de mucha gente en el Chaco. Los clientes del taller de mi papá me dieron una mano y después de haber ganado carreras todos los que me ayudaron se acordaron de esa época que me marcó mucho. Crecí de golpe porque no tenía un mango y todo me costó mucho. -¿Por qué valorás más tu título en la Fórmula Renault sobre el de TC y TC 2000? -Te respondo con esta anécdota: en mi casa siempre me bajaron la línea de “si no estudias, no corrés”. Un día llegué de la facultad y dije “no estudio más”. Mi mamá me dijo “bueno, no vas a correr más. O sea, acá si no vas a estudiar, te vas a trabajar al taller de tu papá, pero se te terminan las carreras”. No pensaba más que en el auto de carrera hasta que un día pude convencer a mi mamá, que era la que más ponía los puntos en casa, de que yo quería ser corredor de autos y que yo iba a dar la vida por hacerlo con responsabilidad y no me lo tomaba solo como ir a divertirme a una carrera. O sea, en vez de ponerle el empeño al estudio, le puse ese empeño al automovilismo. Cuando fui campeón argentino de la Fórmula Renault (6 triunfos, 11 podios, 5 poles positions y 2 récords de vuelta), fue como haberme recibido de piloto. Pude darles un título a mis viejos, que es cierto, no era el de un ingeniero, pero en esa época había 60/70 autos en la categoría y competí contra Guillermo Ortelli, Walter Hernández, Norberto Della Santina, Roberto Sánchez o chicos que recién empezaban como Norberto Fontana o Esteban Tuero. Fue mi título más importante porque me abrió las puertas del TC 2000 y fui el primer campeón nacional que tuvo el Chaco en el automovilismo. El triunfo de Juan Manuel Silva en el TC 2000 en el Autódromo de la Ciudad de Buenos Aires Oscar y Juan Gálvez, en la sexta fecha de la temporada 1999 (transmisión de Carburando / You Tube de Joaquín Carrizo) Al TC 2000 (23 triunfos y 29 poles positions) se sumó su debut en la Fórmula 3 Sudamericana (1 victoria) y también emigró a Japón a donde viajó detrás de su sueño llamado Fórmula 1, pero vio trunca es posibilidad luego de que le arrebataran su butaca en la Fórmula Nippon (actual Súper Fórmula) porque apareció otro piloto con más presupuesto. Corrió un año en el Súper Turismo japonés y la suerte le jugó una mala pasada en una prueba en la mencionada categoría de monopostos, pues un despiste truncó esa posibilidad. No obstante, aquella experiencia fue un aprendizaje para la vida. -¿Alguna anécdota en Japón? -Lo primero fue aprender a hablar y decir cosas básicas como “tener frío, tener calor, tener hambre”, o “qué linda chica” (risas). Pero recuerdo que una vez fuimos con gente del equipo para el que corría a un restaurante y allá lo más tradicional es entrar y ver pescados en una especie de piletas. Ahí el cliente elige el pescado y el mozo viene a los cinco minutos con el pescado vivo a la mesa y lo filetean ahí porque dicen que así sienten los nervios del pescado. Yo comí el ojo porque me dijeron que “era el elegido” y lo acompañé con wasabi porque me daba impresión. No sé si era una broma o no, pero con tal de quedar bien con el equipo y que me den una buena atención en el auto era capaz de cualquier cosa. Recuerdo que también nos juntábamos con los argentinos el Ruben “Chirola” Derfler, Seba Martino, y Esteban Tuero a jugar un picado en una plaza. El toque entre Juan María Traverso y Juan Manuel Silva en el TC 2000 en San Juan 2001: la polémica y reacciones de los pilotos (transmisión de Carburando / You Tube de Joaquín Carrizo) En 1998 debió regresar al país para correr en autos con techo. Se sumó al equipo oficial Honda de TC 2000 y fue compañero de Juan María Traverso y Omar “Gurí” Martínez. Al poco tiempo se convirtió en uno de los mejores pilotos nacionales y más cotizados. Ese año debutó y ganó en el TC y en 1999 fue campeón del TC 2000. Se hizo amigo de Traverso, pero una recordada maniobra fue el inicio de la ruptura con al Flaco de Ramallo. -¿Cómo fue la historia del toque con Traverso en San Juan y por qué te enojaste tanto? -Porque hoy considero que me tiró la mierda. Fue la calentura del momento y de la carrera. Para mí todo terminó ahí, pero después vamos a la carrera del Chaco, yo lo invito a mi cumpleaños. Él me lleva una campera de regalo, yo agarro la torta que me llevó el equipo para mí y se la pongo en la cara, nos cagamos de risa y todo terminó ahí. Lo que a mí me enojó de toda la situación es que él hizo una fábula y metió a mi padre con el tema de la campera como regalo. No era su cumpleaños sino que yo quería ganar esa carrera para regalarle el triunfo para levantarle el ánimo ya que le habían detectado una enfermedad terminal. Después dijo que “para esa maniobra se necesitaba tener un pelotudo adelante…” Yo quedé muy molesto porque en Argentina a los ídolos se le perdonan muchas cosas y el Flaco Traverso es el número uno indiscutido. Entonces, siempre, lo que él diga va a ser respetado y se lo va a tener allá arriba. Nunca lo dije para no victimizarme, pero sí después que pasó mucho tiempo para que la gente lo entienda. -¿Cómo tomaste su fallecimiento? -Toda la pérdida de un ser humano es dolorosa y obviamente hoy no está más y se lo va a recordar. Más allá de todo, fue un tipo con coraje, muy inteligente, muy vivo arriba y abajo de un auto de carrera, abajo también. Y por eso obviamente logró todo lo que logró. -¿Qué significó tu título de TC en 2005? -Fue como un postgrado en el automovilismo. Como que no me quedaba nada por cumplir, por hacer o por demostrar. Aunque busqué otras motivaciones como correr las 24 Horas de Nürburgring o haber competido en 13 ediciones del Rally Dakar, acá y en Arabia Saudita. La victoria de Juan Manuel Silva en la carrera número 1.000 del Turismo Carretera, disputada en Paraná en 2003 (transmisión de Carburando / You Tube de Joaquín Carrizo) En el TC corrió 328 carreras, ganó 15 finales, 45 series, logró 8 poles positions (mejor tiempo clasificatorio), 10 récords de vuelta y 57 podios, uno cada cinco carreras. Además de su debut triunfal, tuvo otro hito ya que el 5 de octubre de 2003 en Paraná, ganó la carrera número 1.000 de la octogenaria categoría. En 2008 se encaminó a su segunda corona, pero a mitad de temporada la Asociación Corredores Turismo Carretera (ACTC), que en ese momento era presidida por Oscar Aventin, instauró la Copa de Oro, donde los doce mejores pilotos del campeonato hasta la décima fecha, definieron el título en las últimas cinco. Silva ganó la etapa regular, pero en la fase decisiva fue superado por su compañero de equipo Guillermo Ortelli (Chevrolet), lo que decretó la salida del Pato del equipo JP Racing. -¿Te robaron ese título? -Yo no diría que me robaron porque, para mí, internamente, yo soy el campeón del 2008. Y para la gente que le gusta el automovilismo, el apasionado y el que quiere las cosas leales, hay un solo campeón en 2008 y soy yo. Lo otro fue una cosa antideportiva y hasta ilegítima, porque siempre se habló de una modificación de campeonato para que no pase lo de Christian Ledesma (en 2007 fue campeón cuatro fechas antes), pero eso era dejar el reglamento abierto para achicar la cilindrada, o modificar los difusores, pero de ahí a implantar un sistema de campeonato cuando ya se había iniciado no fue justo. Yo sé que gané dos títulos de TC, porque en 2008 tenía una diferencia de puntos abultadísima y si querían que no se repita lo de Ledesma lo hubiesen dicho antes que comience la temporada o directamente ponerlo para 2009. -Más allá de eso, ¿por qué en la Copa de Oro no mantuviste un buen nivel? -Estaba destruido moral y psicológicamente. Mi auto tampoco funcionó y el de Guillermo (Ortelli) sí… -Recuerdo que en la última fecha estabas como aislado del equipo… -Yo me fui del JP faltando dos carreras. Se lo dije a Gustavo Lema (uno de los dueños de la escudería). -¿Pero qué pasó además del rendimiento del auto? -Antes de que anuncien la Copa de Oro me citó Aventin y me dijo “voy a hacer esto”. Yo me negué rotundamente. Me habló de plata, de premios, pero me negué igual. Entonces le dije a Lema “vamos a ir venir como equipo y vamos a pelearla”. Esperé una segunda reunión en la que no me invitaron y se juntaron Aventin y Lema. Al otro día confirmaron la Copa de Oro. En una exhibición con su Honda Civic de TC 2000 con un Williams de F1 en los 200 Kilómetros de Buenos Aires (Gentileza Jorge Marchesín) -¿Vos cobraste el premio económico? -Hubo un premio para el equipo también y también para mí porque terminamos primeros en la etapa regular (300.000 pesos). Después tuve que bancarme que hubo gente dijo “vos aceptaste plata”. Un campeonato no se vende, un campeonato de TC no tiene precio. Ya me habían cagado, al menos me quedé con el premio por ganar la etapa regular e igual perdí plata porque ser campeón de TC te hace ganar mucho más dinero. -¿El problema también fue con Ortelli? -No, para nada. Con Guillermo nunca una discusión ni un problema. Yo no digo que Guillermo no sea el campeón. Él es otro campeón. Él ganó la Copa de Oro y yo gané el campeonato. Fui el que más puntos saqué en el año. No tengo el título escrito en ningún lado, pero tengo el título en mi corazón. -¿Tenés amigos en el automovilismo? -Sí, pero no te los voy a nombrar. Me alcanzan los dedos de una sola mano, quizá alguno de la otra. -¿Sentiste que tus colegas no te apoyaron como debieron en un momento? -Sí, pero hoy también veo cómo sufren injusticias otros pilotos. A veces cuando a vos te conviene salís a ladrar y cuando no te conviene no lo hacés. Si no hay una unión entre los pilotos no sirve para nada. No sé cómo serán otras actividades, pero sufrí injusticias y fui parte del sistema, del “folklore” y hoy no estoy más. Desde afuera miro cómo lo están cagando a aquel, a fulano o a mengano. En la última definición del título del TC le tocó a Mariano Werner con los papelitos que le tiraron en el auto (se le recalentó el motor, se retrasó en la final y perdió el título). Junto a su padre, Manuel Antonio, una persona clave en su carrera (Gentileza Jorge Marchesín) -¿Qué pensás de eso? -Es una tristeza que ocurran esas cosas. Es lamentable que te corten las manos así. Leí que Werner analizó en dejar de correr, pero el chico no conoce otro medio de vida. Su familia siempre se dedicó al automovilismo. No sabe hacer otra cosa. A Mariano le tocó más joven que yo que le saque un título de las manos. -¿En qué cambiaste con el correr de los años? -Cambié para mejor. Ustedes, que siguen el automovilismo desde hace mucho tiempo, también vieron ese cambio en mí, porque en un momento me peleaba todos los fines de semana con los periodistas. Pero llegó un momento en el que quise tener la paz o cambiar mis formas de comunicarme. Eso también me pasó con mis colegas y también me pudo haber pasado con el público. También cambié en lo deportivo. -¿Por ejemplo? -Luego de 2008, no es que no me importaban los resultados, pero empecé a vivir el automovilismo de otra manera. Busqué disfrutarlo, porque con todo lo que pasé y las injusticias que tuve y que charlamos, hubo momentos que sufrí el automovilismo. Es un deporte ingrato porque no depende solamente de tus cualidades, de tus condiciones, sino que depende del dinero para poder ir creciendo, o de la gente que te ayuda a encontrar el camino. Juan Manuel hoy vive con su familia en Miami (IG: @patosilvasport) Pese a que está afuera del ambiente sigue de cerca todo lo que pasa en el automovilismo nacional. Describe qué le faltan a los nuevos autos de TC para que haya más superaciones y también se refirió a la renovación del TC 2000 con la llegada de los modelos SUV, con el objetivo de volver a seducir a las fábricas ya que ese segmento es el más vendido. Además, explica su admiración por Franco Colapinto. -¿Qué harías para que haya más sobrepasos en el TC? -Yo no me rompería la cabeza en darle velocidad a los autos, porque cuanto más rápido van menos chances hay de superarse. Sino, tenés que meter algún dispositivo como el DRS (NdR: sistema que permite el movimiento del alerón para que penetre mejor el aire y el auto gane velocidad para adelantar al otro) o algo similar. Después los autos van tan rápido, frenan tanto, doblan cada vez mejor y eso hace más difícil el sobrepaso. Se rompen la cabeza por tener 1.000 caballos de potencia y eso lo único que logra son más roturas de motores. Yo haría que los autos sean malos aerodinámicamente para evitar que el coche atropelle el viento, genere una pared y haga más difícil la succión (NdR: el auto que va atrás se pega al de adelante que recibe el viento de frente y pierde velocidad). -¿Que pensás de los SUV en el TC 2000? -Se desvirtuó porque hasta los autos van perdiendo la forma. Vi que este año tienen un montón de aditamentos y la gente no termina de entender qué auto es. Yo recuerdo que en su momento veía en la calle y después reconocía en la pista lo que era una cupé Renault Fuego, la cupé Ford Sierra o más tarde en mi época una cupé Honda Civic. -¿Qué pensás del fenómeno Colapinto? -Le tengo toda mi admiración y mi respeto a él y su familia porque gracias a su logro en la F1 hoy los chicos vuelven a soñar. Espero que el automovilismo argentino capitalice todo lo que está haciendo Franco. Esto debe ayudar a todos. -¿Y qué le dirías a ese chico chaqueño que vendías rifas en bicicleta? -Que haga lo mismo. Que los sueños hay que buscarlos, que hay que esforzarse día a día. Hoy lo vivo con mi hijo, que quiere ser jugador de fútbol profesional. Lo apoyo en todo. Obviamente hay una realidad que es que a veces no se puede pese a haberlo intentado todo. Pero lo importante es no rendirse fácilmente. También le diría que estudie inglés porque eso te abre puertas. Y que trate de nutrirse de buena gente, eso es clave. JUAN MANUEL “PATO” SILVA: Con el Crespi campeón de la Fórmula Renault en 1993 (Pato Silva) Ganador en General Roca en la Fórmula Renault. En el podio lo acompañan Guillermo Ortelli y Roberto Sánchez (Pato Silva) Con el TOM's de la Fórmula 3 Sudamericana (Pato Silva) A bordo del Toyota del Súper Turismo japonés (Pato Silva) Con el Honda Civic de TC 2000 en 1998 (Pato Silva) El día que ganó en su debut en el Turismo Carretera. Fue el 23 de agosto de 1998 en el Autódromo Roberto José Mouras de La Plata (Gentileza Jorge Marchesín) En el podio de ese debut triunfal, con Emilio Satriano y Christian Ledesma (Gentileza Jorge Marchesín) La tapa de revista CORSA por su consagración en el TC 2000 en 1999 Celebrando en un podio del TC con la hinchada de Ford (Pato Silva) En acción con el Ford Falcon campeón de TC, luciendo el "1" en 2006 (Gentileza Jorge Marchesín) Con los laureles del TC en 2005 (Gentileza Jorge Marchesín) Corrió con un camión el Rally Dakar 2022 (Infobae)

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