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Federal » El Federaense
Fecha: 25/04/2025 23:06
En el transcurso del año 2022, se advirtió que el acuerdo establecido con el Fondo Monetario Internacional era un error que solo conduciría a un incremento en la deuda y sufrimiento para la población. En el presente, con un país sumido en condiciones críticas y un aumento en el empobrecimiento, reafirmamos nuestro compromiso: no será posible una verdadera reconstrucción mientras estemos bajo la mirada y tutela de los extorsionadores del norte. Un Mandato Popular y Político Por razones históricas y en cumplimiento con el mandato popular, en 2022 nos dirigimos al presidente de nuestro propio gobierno y le manifestamos claramente que el acuerdo con el FMI no era viable. Esta postura fue respaldada por diputadas, diputados, senadores y senadoras, quienes decidieron votar en contra de dicho pacto. Esta decisión no se trató de una búsqueda de protagonismo individual o colectivo, ni de una mera disputa por el poder, como han intentado hacer ver algunos dentro de los círculos económicos y mediáticos. Lo que se perseguía no era una solución mágica, sino una salida racional ante una situación compleja. La Realidad de un Acuerdo Imperfecto Para algunos, señalar y sugerir correcciones a los errores y abusos del Fondo Monetario Internacional se ha calificado como una irresponsabilidad. Sin embargo, para mí, lo realmente irracional e inhumano es el hecho de no alzar la voz ante estos abusos. El tiempo ha demostrado que el acuerdo de 2022 fue un gravísimo error, y sus repercusiones siguen afectando la vida de los argentinos y argentinas a lo largo del tiempo. En ese entonces, manifesté que para el FMI, lo que importa son las fuerzas, y lamentablemente eso se ha hecho evidente. Un Pueblo en Crisis Hoy, no solo estamos asfixiados por una creciente deuda y miseria, sino que además, desde el hemisferio norte se atreven a dictar a quién debe votar el pueblo argentino. ¡Qué desfachatez! Es un verdadero oprobio para todos los que habitamos este suelo y compartimos la misma bandera. Este no es un llamado a la consignación, sino un grito por la dignidad de nuestro país y nuestros habitantes, quienes no merecen ser sometidos a este saqueo. Aún menos aceptar consejos de personas que cómodamente opinan desde Washington, desconociendo la realidad de millones de argentinos. Estoy convencido de que nuestra sociedad, más temprano que tarde, dirá “¡basta!”. Y será en ese momento que llegará la hora de la reconstrucción. A través de un esfuerzo diario y en unidad, seremos cada vez más fuertes y solidarios en esta lucha. El futuro de nuestra patria es nuestro lugar, y es tiempo de empezar a construirlo.
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