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» Diario Cordoba
Fecha: 23/04/2025 17:07
No cabe duda, es su momento. Iván Ania ha alcanzado ese punto justo entre hambre, experiencia y, también necesaria, una chispa de locura. «A muerte» reconoce ir con su plan, el mismo con el que empezó hace más de media década en los banquillos del sótano del fútbol español y que tanto después lo ha llevado a colocar al Córdoba CF salvado virtualmente con un mes de antelación en la temporada de su regreso al fútbol profesional. Y confiesa el preparador asturiano que todo ese camino, así como al previo antes de su llegada a El Arcángel, le ha servido para curtirse hasta este momento, pasando desde su etapa como futbolista, sobre la que reconoce que, a día de hoy, difícilmente tendría hueco en su propio esquema blanquiverde, hasta consolidar el sistema y el estilo tan marcado que le caracterizan. Así lo ha confesado el asturiano en una lectura general de lo que va de temporada 2024-2025 en el primer capítulo del podcast Días de Gloria, emitido a través de los canales sociales del club. El salto del césped al banquillo Comenzó el preparador relatando la transición entre su etapa futbolística y técnica. La 2009-2010 fue su última campaña antes de colgar las botas en el Real Oviedo, mientras que ya en la 2011-2021, apenas dos cursos más tarde, apareció por primera vez dirigiendo al Covadonga en el Grupo 2 de la extinta Tercera División. «Era un futbolista difícil. Empecé siendo extremo, zurdo. Antes se jugaba a pie natural. Extremo de calidad, con buen golpeo, buen centro y muy rápido. A medida que fui avanzando en edad, fui perdiendo esa chispa y ya en muchos momentos jugué de mediapunta. Defendía poco», admitió, apuntando que consigo mismo de entrenador «seguramente no jugaría, les exijo cosas que yo no tenía». Totalmente distinta es ahora su realidad como preparador, por momentos, incluso casi opuesta: «Yo para los entrenadores era un dolor de cabeza, protestaba todo, sin embargo ahora soy infinitamente más profesional. No le dedico las 24 horas, porque hay momentos en los que duermo, aunque a veces también sueño con momentos de los partidos, especialmente los domingos o la noche de después del partido. Ahora tengo dedicación absoluta, siempre tengo en la cabeza al equipo», indicó más tarde. Iván Ania, a la derecha, junto a César Negredo, su segundo, en la llegada a una sesión en la Ciudad Deportiva. / Manuel Murillo Acoplarse a esa nueva mentalidad también ha sido un proceso para Iván Ania, que relevó haber sacado «bagaje» de su periplo por campos de toda calaña y pelaje en Tercera. «Son etapas que tienes que quemar. Fui trabajando diferentes sistemas, empecé con 4-2-3-1, jugué con 4-4-2, me adapto a los jugadores. El modelo, casi siempre es el mismo. Lo que me dio el paso por las categorías amateur es el tener pocos medios para trabajar, hacer muchas cosas... Eso te da tablas. Considero que ahora soy muchísimo mejor entrenador que cuando inicié. Cuando inicié pensaba que estaba preparado para entrenar al mejor equipo del mundo, pero ahora me doy cuenta de que si me hubiese llegado la oportunidad, quizá no estaba preparado», confesó. Un bloque que creció con él «Al principio, fuera de casa, no ganábamos. Escuchaba mucha gente diciendo que tenía que ser más defensivo», manifestó desde un tono casi irónico, resaltando que, hasta en esos momentos, lo que el cuerpo le pedía era tirar aún más de personalidad: «Cuando entreno o preparo un partido, lo hago pensando en hacer daño al rival y desde lo que yo siente, mi manera de entender el juego. Yo no puedo transmitir un bloque bajo o algo así, porque no creo en ello, porque no me gusta y porque no lo siento. Cuando eres valiente en la vida, eres valiente en tu trabajo», aseguró tajante. Y es que fue una puesta a punto algo más larga de la esperada la de su Córdoba CF en este ejercicio del retorno al profesionalismo tras un lustro de ausencia. De menos a más fue el bloque, precisamente, primero cogiendo ritmo para seguidamente, ya cercano al cierre de la primera vuelta, tomar el pulso de la categoría. «Los jugadores crecieron con la competición. Al principio pagas un poco la inexperiencia, pero a medida que fueron pasando los partidos, el equipo creció. Crecieron los jugadores individualmente. El principio de Liga fue duro, la gente estaba apagada, pero a medida que fueron viniendo los resultados, se fue soltando», reveló. Iván Ania, junto al CEO del Córdoba CF, Fernández Monterrubio, el día del ascenso a Segunda. / Manuel Murillo Porque cabe recordar que un importante sector del plantel de este curso también estuvo presente durante el pasado en Primera Federación. Concretamente, 12 de los héroes del ascenso a Segunda División figuraron en la plantilla con el arranque de la presente temporada -varios ya abandonaron el equipo, sin embargo-. Casi todos, además, con un papel de peso que se ha mantenido hasta la actualidad. Miedo al fracaso, impulso de futuro Pero la caminata hasta este momento de la temporada, en plena trigésimo séptima semana de competición y con la visita del sábado al Eldense en el punto de mira (16.15 horas), no ha sido recta. Ni limpia. «Tenía miedo de que, si los resultados no llegaban, me volvieran a despedir», subrayó con la naturalidad de quien ha aprendido más en la caída que en la victoria. El arranque de curso, con derrotas fuera de casa y un ambiente apagado, precisamente reactivó fantasmas de su paso por Santander. Pero también le ayudó a fortalecer su idea. Y así ha hecho de la empresa blanquiverde un equipo de autor, al que prácticamente todos ya han colocado en ese selecto grupo de clubes revelación en el fútbol de plata. Porque, en el fondo, ha convertido el ovetense a su Córdoba CF actual en un reflejo imperfecto -siempre se puede afinar- del Iván Ania de hoy. Exigente, valiente, maduro. Poco o nada que ver con aquel hábil zurdo protestón que saltaba al césped buscando el pase filtrado pero sin bajar a cerrar su banda. Más bien, hoy mira desde fuera y traza las líneas. Suscríbete para seguir leyendo
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