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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 19/04/2025 05:18
El video que desató el escándalo en Corrientes por la muerte de un joven atropellado por la Policía El crimen de Andrés Bartlett, de 37 años, salió a la luz tras la difusión de las imágenes de lo que sucedió la madrugada del pasado 17 de noviembre en la ciudad correntina de Goya. En los videos se veía como un patrullero lo atropellaba al responder a un alerta porque el hombre estaba con un brote psicótico y armado con un cuchillo. Primero se creyó que había muerto camino al hospital, esa fue la versión policial. El informe preliminar de la autopsia diría que el deceso fue un paro cardiorrespiratorio no traumático, pero la Justicia no estaba convencida; la familia tampoco. Tenían razón. En los últimos días, una Junta Médica avaló las oscuras dudas de la fiscal de Goya María Eugenia Ballará y de la familia de Andrés, padre de cinco varones, con problemas de consumo problemático desde los 14 y que padecía un trastorno bipolar. Los médicos coincidieron en que Bartlett murió asfixiado por los policías que lo arrestaron. No subió vivo a la ambulancia ni falleció camino al hospital, como intentaron hacer creer los policías. Justamente, dos de los que quisieron instalar esa versión fueron el sargento primero Santiago Molina y el cabo Sergio Maciel; quienes salieron de la cárcel en febrero pasado y gozan del beneficio de la prisión domiciliaria, algo criticado por la fiscalía y el abogado de la familia, Federico Sandoval. Les imputan el delito de homicidio agravado de Andrés. Lo atropellaron varias veces antes de asfixiarlo Esa madrugada trágica, un llamado al 911 alertó sobre un hombre en estado de excitación y armado con un cuchillo. La Policía de Corrientes, de la Comisaría 1ª, acudió al lugar. Luego, llegaron más móviles de otras tres dependencias. En el cruce de las calles Ferré y 9 de Julio de Goya, tal como lo captaron los videos de una cámara de seguridad, Bartlett fue embestido en varias oportunidades por un patrullero. En ese móvil de la Comisaría 1ª iban el sargento primero Molina y el cabo Maciel. El de mayor rango fue quien se puso al volante. “Luego, por orden de una oficial, un agente le disparó balas de goma y él cayó al piso. Ahí, lo redujeron boca abajo, con los brazos hacia atrás. Él les pedía por favor, les decía que tenía cinco hijos. En esas circunstancias, lo asfixiaron”, le contaron fuentes del caso a Infobae. Y agregaron: “El que se subió sobre el cuerpo de Andrés, Maciel, pesa más 100 kilos. Lo asfixió por compresión y después fue con el cuerpo en la ambulancia. El sargento fue el que lo atropelló”. Sufría de trastorno bipolar y tenía consumo problemático de estupefacientes Los dos imputados desde el principio fueron pasados a disponibilidad por el ministro de Seguridad de Corrientes, Alfredo Vallejos. Eso aún cuando el informe preliminar de la autopsia, del que participó la Comisión Provincial de Prevención de la Tortura; determinó que el cuerpo de Bartlett “tiene escoriaciones y lesiones leves, pero que la muerte fue un paro cardiorrespiratorio no traumático”. Incluso, hubo testigos que dijeron que la víctima estaba con vida cuando subió a la ambulancia, que había dado una bocanada camino a un hospital al que llegó muerto, porque la verdad fue que ya estaba muerto cuando lo sacaron de la vereda en donde el policía le comprimió el pecho hasta asesinarlo. La fiscal y la familia de Andrés cada vez sospechaban más de lo sucedido esa madrugada. Incluso, el abogado Sandoval había pedido una segunda autopsia. La Junta Médica llegó antes a aclarar cómo había muerto Bartlett. Se hizo el viernes pasado y el resultado fue tan contundente que el particular damnificado desistió de la exhumación del cuerpo y la revictimización de los restos de Andrés y el dolor para sus padres, hermanos e hijos. Andrés era padre de 5 hijos “El síndrome asfíctico tiene una relación de causalidad directa con las maniobras de inmovilización de Bartlett en decúbito ventral, con compresión dorsal toraco-lumbar –que establecieron los hallazgos de las múltiples lesiones en planos musculares–, que ocasionan un mecanismo de asfixia mecánica mixta -posicional y mecánica por compresión extrínseca– que ocasionan una insuficiencia respiratoria de la víctima desencadenando la muerte“, reza el informe de esa Junta Médica al que tuvo acceso este medio. Emma Virginia Creimer (50), una prestigiosa médica forense del Poder Judicial, fue parte. Con este documento, ya incorporado a la causa, no sólo se complejiza aún más la situación de los dos imputados por el crimen, sino que abre la puerta a nuevas acusaciones. Justamente, el abogado Sandoval busca llevar a juicio a otros cuatro policías que estaban esa madrugada que mataron a Andrés. Todos son de la Comisaría 5ª “Lo subieron muerto a la ambulancia. Incluso, los policías le empezaron a tirar agua para ver si reaccionaba. La versión de ellos era que había fallecido por una sobredosis y de camino al hospital", se quejaron desde el entorno de la víctima. Mismo Lilia, la mamá de Bartlett, le dijo a este medio: “Esta causa desde el punto uno estuvo plagada de mentiras”. Seguramente, ahora siente alivio con el resultado de la Junta Médica. Andrés y sus hermanos ¿Quién era Andrés? Andrés fue el tercero de los cinco hijos del primer matrimonio de Lilia (56) y Carlos Arturo Bartlett (65) y, como fue el primer varón, llevaba como nombre de pila el de su papá, aunque nadie lo llamaba así. Lo curioso es que todos los policías de Goya conocían a Andrés porque su familia es la proveedora de la comida de los presos de las comisarías de la ciudad y la víctima trabajaba en el emprendimiento familiar. Además, también los policías sabían que Andrés tenía problemas derivados del consumo de estupefacientes, una problemática que arrastraba desde la adolescencia. Incluso estuvo internado en Buenos Aires y en la ciudad de Corrientes para tratamientos, pero fue en vano. “Sus problemas con la droga fueron mucho antes de que le diagnosticaran el trastorno bipolar. Siempre fue adicto a todo, a la computadora y los jueguitos, al alcohol, el tabaco y las drogas, al juego... Si era adictivo, él terminaba cayendo”, le contaba a este medio Leandro, uno de los hermanos de Andrés sobre lo que sufrió también la familia. Sin haber terminado el secundario y con varios fallidos para completarlo en la escuela nocturna, el trabajo en la empresa de eventos y de catering familiar lo mantenía ocupado. Incluso, decidió invertir en una plantación de zapallitos con uno de sus primos, pero no le fue bien. “El último tiempo estaba bien, durante la semana trabajaba, aunque con diferencias porque era contrero. Y los fines de semana salía y desaparecía. Papá sabía que estaba consumiendo”, se lamentaba Leandro.
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