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  • En vistas al nuevo IPC: cómo los índices de inflación reflejaron cambios en el consumo – ACTUALIDAD A DIARIO

    Chajari » actualidadadiario

    Fecha: 19/04/2025 01:28

    El jefe de Gabinete adelantó un cambio en el cómo se calcula la inflación. La futura modificación del Índice de Precios al Consumidor apunta a reflejar los hábitos de consumo actuales El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) implementará en el curso de este año una nueva metodología para su Índice de Precios al Consumidor (IPC), tal como anticipó este miércoles en el Congreso el jefe de Gabinete, Guillermo Francos. La adecuación del IPC viene siendo demorada, al punto que en septiembre del año pasado el director del Indec, Marco Lavagna, había señalado que a mediados de noviembre se iba a llevar a cabo la modificación, pero esa decisión quedó postergada sin que se hayan dado explicaciones al respecto. El actual IPC se base en los consumos tomados de la Encuesta Nacional de Gastos de Hogares (Engho) de 2004, sin que se tengan en cuenta todos los cambios en los hábitos de consumo ocurridos desde entonces. Cambios de hábitos Al respecto, el exdirector de Estadísticas Económicas del organismo, Víctor Beker, destacó que en los consumos de la sociedad argentina “hay una tendencia a un mayor peso de servicios que antes no tenían tanta difusión o no existían, como los celulares o las plataformas de streaming”. En ese sentido, no está de más recordar que en 2004 los pasajes de colectivos se pagaban con monedas y ni siquiera existía la tarjeta SUBE, lanzada ocho años después. Los organismos de Estadística de todo el mundo suelen adaptar las encuestas de consumo en las que basan la ponderación de sus índices de precios con una periodicidad promedio de diez años y el Indec no es una excepción a la regla, ya que desde 1933 hasta la actualidad hubo doce versiones diferentes de IPC. La encuesta ya está La demora del Indec en actualizar la ponderación del índice ocurre a pesar de que el organismo ya cuenta con una Engho más actualizada que la que aún utiliza, realizada en 2018. Al respecto, las permanentes diferencias entre los índices de precios relevados por el Indec y por su homólogo porteño, el Idecba (Instituto de Estadística y Censos de la Ciudad de Buenos Aires) obedecen en gran medida a que este último organismo ya viene empleando la Engho de 2018 que el Indec elaboró pero no utiliza. Ante la falta de explicaciones oficiales, las interpretaciones de analistas y consultores se multiplican, ya que de las diferentes metodologías también se derivan indicies de precios distintos. En ese sentido, Martin García Rozada, econometrista de la Universidad Torcuato Di Tella, aseguró que si se hubiera implementado la encuesta de 2018 en vez de seguir con la de 2004, la inflación de 2024 no hubiese sido de 117,8% sino de 133,6%, es decir una brecha de 15,8% que, entre otras cosas, transformaría la supuesta mejora real de los salarios en una pérdida. Casi un siglo de historia En un plazo más largo, los cambios en la composición de los índices de precios sirve para evaluar los cambios que se fueron dando en los consumos de la población. Por ejemplo, en 1933 la entonces Dirección General de Estadística (el INDEC se creó en 1968) no computaba los gastos de Salud y de Educación, debido a que en esa época la mayoría de la población se atendía en hospitales públicos y concurría a escuelas estatales. Asimismo, hace 88 años la “familia tipo” elegida como sujeto de consumo estaba compuesta por tres hijos. Pero la nota destacada que surge de la comparación de las sucesivas canastas de consumo es la caída de los alimentos en la participación de los gastos totales: medida durante décadas como “Alimentos y bebidas” y en los últimos años como “Alimentos y bebidas no alcohólicas”, llegó a representar el 59,2% de los gastos totales en el IPC de 1960 para caer al 23,44% en el aún vigente y seguramente será un porcentaje menor en el futuro índice. La incidencia de la pobreza Asimismo, a diferencia de otras épocas en las que los niveles de pobreza se ubicaban en menos del 5%, las brechas entre los diferentes estratos sociales hacen más difícil elaborar un índice que promedie consumos cada vez menos homogéneos. En rigor, esa situación no es privativa de la Argentina de los últimos años, sino que fue advertida en 1958 por el inglés Sigbert Prais, quien acuñó el concepto de “sesgo plutocrático” para caracterizar la tendencia de los índices de precios de sobrevalorar los consumos de los sectores más acomodados de la población. La razón es simple: los que consumen más tienden a tener una mayor proporción en el total que aquellos que consumen menos. Cómo surgieron los índices de precios Las formas de medir la inflación varían en el mundo, pero en su mayoría son tributarias del proceso de unificación alemana del último tercio del siglo XIX. Por entonces, Otto von Bismark creyó necesaria una fundamentación en números del estado-nación, que se actualizara permanentemente con datos de población, superficie, producción, consumo y, además, precios. Una verdadera “ciencia del Estado” que tomó la denominación de “estadística”. Su instrumentador fue el economista alemán de origen francés Ernst Louis Étienne Laspeyres, quien ideó un método de medición basado en los consumos habituales de una porción de la población que sirviera como muestra general. Ese es el “método Laspeyres” que se utiliza en todo el planeta con las adecuaciones correspondientes y las diferentes ponderaciones. La primera medición oficial en la Argentina data de 1933, en la que se tomó como familia tipo a un “matrimonio con 3 hijos menores de 14 años, con jefe de hogar obrero e ingreso entre 115 y 135 pesos moneda nacional”, algo así como la mil millonésima parte de un centavo actual. Cómo variaron los consumos Por entonces, los gastos en “Alimentos y bebidas” representaban el 52,5% del total, los de Vivienda el 27,8%, los de Indumentaria el 5,3% y los de Transporte y comunicaciones el 3%. Todo el resto, que en la actualidad se discrimina en por lo menos siete rubros, representaba el 11,4%. La medicina prepaga multiplicó por siete su participación en los gastos en las últimas ocho décadas, al pasar del 1,2% en 1943 al 8,80% en el presente. Las siguientes metodologías fueron aplicadas en 1943, 1960, 1974, 1988, 1999, 2005, 2008, 2013 y la vigente de 2016. Hasta 1999, los hogares de la muestra estaban localizados en la Capital Federal y algunos partidos del conurbano. Desde entonces, salvo en 2008, la medición se extendió a otros centros urbanos de la Argentina. En las actualizaciones de los hábitos de consumo se tienen en cuenta una multiplicidad de cambios, tanto en la demanda (los consumidores) como en la oferta (los comercios). Más supermercados, menos almacenes En el primer caso, se notará la presencia en la nueva medición de los servicios de streaming, aplicaciones y plataformas de descarga de audios y videos, por ejemplo. Asimismo, el descongelamiento de tarifas podría notarse en una mayor ponderación de los gastos de transporte y comunicaciones. En cuanto a la oferta, el auge del supermercadismo y los autoservicios mayoristas en las últimas tres décadas desplazó a un segundo plano a los almacenes, verdulerías y otros comercios de cercanía. Pero los profesionales de la Estadística se enfrentan cotidianamente a otros problemas que entorpecen la medición de los precios. ¿Cómo se refleja en el índice la sustitución de consumos, por ejemplo, el de la carne vacuna por la de pollo? ¿Qué pasa cuando una empresa modifica la presentación de su producto en peso, cantidad o composición? ¿Y cuándo un comercio se muda de barrio o ciudad? De las respuestas, surgirá la nueva metodología del IPC.

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