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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 17/04/2025 04:39
Las apuestas online funcionan como síntoma y expresión de una época signada, entre otros factores, por las tecnologías digitales y sus propuestas (Imagen ilustrativa Infobae) Analizar las apuestas online requiere antes analizar el territorio digital en el que emergen. Sabemos que el juego de azar es incluso más antiguo que el sistema capitalista. Existe evidencia del mismo en las antiguas civilizaciones egipcias, japonesas, griegas y romanas. En Argentina, en particular, tampoco es nuevo e incluso está regulado desde 1947 con la Ley Federal de Juegos y Sorteos¹. Lo que hoy nos convoca a tratar esta temática es la necesidad de comprender el entramado que liga el juego de azar y la arquitectura de las plataformas digitales; en especial, aquellas diseñadas bajo recomendación algorítmica. Existe un abordaje muy frecuente que considera aisladamente a la tecnología digital. Se expresa mediante los enfoques que, para comprender sus características, analizan el fenómeno de modo recortado: cómo funciona, qué propone o qué configuraciones tiene. Invitamos a evitar este tipo de reduccionismo tecnológico, que simplifica la mirada y no permite comprender el complejo entramado que deberíamos observar para generar líneas de acción. Paula Sibilia (2008) afirma que la tecnología digital, como cualquier técnica o tecnología, no es neutra ni tampoco buena o mala: es histórica. Es decir, expresa intereses de la época. Pensemos históricamente a partir de la perspectiva propuesta por Sibilia. Tecnologías como la máquina a vapor, la imprenta o la televisión surgieron en contextos específicos, reflejando y respondiendo a los intereses propios de los modelos de acumulación económica de su época. La máquina a vapor, símbolo de la Revolución Industrial, impulsó la producción en masa y transformó el mundo del trabajo. La imprenta, en un contexto de sociedad disciplinaria, acompañó la necesidad de alfabetizar y homogeneizar a la población. Más tarde, la televisión, ya en una sociedad orientada hacia el consumo y el entretenimiento, fomentó prácticas culturales marcadas por el individualismo y el consumo aislado. Este enfoque no solo nos permite entender qué expresan las tecnologías digitales, sino, como explica Sibilia, qué modos de ser y estar en el mundo proponen y estimulan estas tecnologías. En ese sentido, la antropóloga argentina explica cómo las subjetividades y los cuerpos se compatibilizan con las tecnologías de la época. Surgen entonces algunas grandes preguntas: ¿qué modos de ser y estar proponen las tecnologías digitales? ¿De qué nos habla esta época? ¿Cómo se vincula esto con las apuestas online? Si bien la lista sería larga, postulamos algunos puntos clave en el análisis de cómo las apuestas online expresan la compatibilización con los modos de ser planteados por la tecnología digital: Individualismo: la propuesta del consumo solitario, desde cada smartphone, es protagonista. Ese individualismo es observable en el uso, en el consumo de contenido (recordemos el ejemplo de la TV, donde se trataba de atomizar el consumo de entretenimiento en cada familia, pero este aún era compartido por los miembros de la misma) y en la obtención de aceptación a partir de likes, comentarios, reacciones, etcétera. Economía de la atención: las plataformas diseñadas bajo recomendación algorítmica tienen como objetivo aumentar el tiempo de permanencia de sus usuarios. El extractivismo de datos como modelo de negocio propone una carrera por aumentar los períodos que las personas pasamos en esas plataformas, con el fin de obtener más identificaciones que alimenten la hipersegmentación, la personalización, así como la anticipación de intereses, gustos y consumos. En esa carrera por aumentar la permanencia, se despliegan diversas estrategias, muy eficaces, para atraer nuestra atención e invitarnos a pasar más tiempo del propuesto en sus plataformas. Búsqueda de satisfacción inmediata: dentro de la economía de la atención, una de las grandes estrategias desplegadas por las plataformas diseñadas bajo recomendación algorítmica es el uso de recompensas inmediatas e intermitentes. Premios de este tipo generan una satisfacción instantánea y muy intensa que, al ser intermitente, deja al usuario en espera ansiosa de la siguiente recompensa. La clave es que, como no sabe cuándo llegará, el usuario extiende su permanencia hasta hallarla. Multitasking: las diversas ventanas abiertas en nuestro navegador ahora se replican en nuestra forma de pensar y actuar. Hacemos muchas cosas al mismo tiempo, la mayor parte de ellas con bajo nivel de atención y con la constante intención de “ganar tiempo”. Un tiempo que, finalmente, no ganamos, en esta carrera en loop donde el sistema de la hiperproductividad sugiere que la multitarea constituye una habilidad o un valor profesional. Disponibilidad 24/7: la lógica del “negocio cerrado” ya no existe, así como tampoco la posibilidad de que nosotros, como ciudadanos o trabajadores, podamos optar por no estar disponibles. Mensajes en todo momento, mails laborales en cualquier horario, exigencia de respuesta instantánea en las páginas de compra y venta de productos o en las mismas redes sociales nos invitan a parecernos a las propias plataformas: disponibles siempre que lo deseemos. Rendimiento: en una sociedad posindustrial como la nuestra, el imperativo ya no es la disciplina -en términos de Foucault-, sino el rendimiento, como plantea Byung Chul-Han. Lo que antes funcionaba como una mirada externa (jefe, docente, policía, juez, etc.) que controlaba el cumplimiento a las reglas propuestas por la Modernidad, devino un mandamiento interno que, en palabras del filósofo coreano, se organiza y expresa como un imperativo de rendimiento, productividad y autoexplotación constante. El tiempo de ocio ha sido cooptado por el tiempo productivo y toda experiencia es analizada como pasible de hacerla rendir. Cualquier hobby o interés debe generar dinero, así como el mismo dinero, a partir de un imperativo financiero, debe generar más dinero todavía. Entretenimiento constante: la lógica del rendimiento tiene como contracara el entretenimiento constante. El tiempo de divague, improductivo o de contemplación se complementa con el entretenimiento, y la inactividad es percibida como una pérdida de tiempo. Estimuladas por el scroll infinito, el descarte rápido y el contenido en cascada siempre disponible, las plataformas no cortan nunca e invitan a encontrar siempre con qué “entretenernos”, mientras nos ofrecen una cantidad de contenido “imperdible”, imposible de agotar. Consumo a partir de validación externa cuantificable: la lógica de la validación en redes sociales a partir de los likes recibidos o de la interacción impacta en la autoestima y la autopercepción, sobre todo en la de las infancias y adolescencias. Como contracara, la industria de influencers invisibiliza la puesta en escena publicitaria y utiliza la validación para vender consumo y achicar distancias con su comunidad: todos “podemos” parecernos al influencer. Desterritorialización: empresas globales con expresiones globales en todo el mundo occidental establecen idénticas estéticas y propuestas. Descreimiento del Estado: monedas virtuales no reguladas de manera estatal, así como un territorio donde el límite de lo posible es establecido –salvo excepciones– por las propias plataformas/empresas digitales. La crisis de las instituciones estatales, de intermediarios o de la ciencia es un signo de época. Hagamos el ejercicio de plasmar estas características de los territorios digitales para observar cómo estimulan formas de ser y estar en el mundo, en el caso de las apuestas online. Un ejemplo, una historia Un chico de catorce años, que tiene prohibido ingresar a un casino físico, logra entrar a uno virtual (corrimiento del Estado). En una parte mayoritaria, ingresa por aburrimiento (entretenimiento constante) o necesidad económica (búsqueda de ganancia por fuera de las lógicas propuestas por el Estado). Está acostumbrado a hacer varias cosas al mismo tiempo y, por ende, no logra sostener el mirar un partido de fútbol completo sin hacer algo más (multitasking). La invitación es tentadora: eso “más” que podría hacer le posibilita obtener ganancias mientras mira un encuentro futbolístico, que eso le sirva para algo (rendimiento). El ingreso del chico de catorce años se da en un contexto de uso solitario de las plataformas digitales (billeteras virtuales, redes sociales, sitios de apuestas), desde las que consume influencers que le muestran una escena construida a partir del supuesto éxito económico/financiero que tienen y le brindan “consejos” para alcanzar su estilo de vida. Esas recomendaciones, en muchos casos, son estafas, apuestas o consumo constante (consumo a partir de la validación cuantitativa). Este chico está acostumbrado desde muy temprana edad a consumir plataformas que buscan captar su atención a partir de recompensas generadoras de satisfacción inmediata. Su cerebro y su propio sistema de recompensas, a medida que él crece, tienden a buscar ese tipo de satisfacción constantemente. Al toparse con las apuestas online, encuentra lo que estaba buscando. La frutilla del postre: puede ingresar a esas plataformas legales o ilegales (desterritorialización) en cualquier momento del día, incluso en clase o cuando su familia duerme (disponibilidad 24/7). Las apuestas online funcionan como síntoma y expresión de una época signada, entre otros factores, por las tecnologías digitales y sus propuestas. A medida que nos compatibilizamos con ellas, sus lógicas se vuelven capilares en diversos aspectos de nuestras vidas. Consumismo, apuestas, pornografía, dificultad de comunicación entre pares, ausencia de juego simbólico, ansiedad, problemas de concentración y cansancio extremo son algunos de los emergentes que también podríamos analizar bajo los mismos parámetros. Notas 1. https://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/109.pdf * Este texto forma parte del nuevo libro de Lucía Fainboim “Cuidar las infancias en la era digital. Uso de pantallas. Pornografía. Apuestas. Acosos. Prevención desde la familia y la escuela” (Noveduc, 2025).
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