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» Diario Cordoba
Fecha: 14/04/2025 02:10
El asesino de Belén Sánchez se ensañó tanto con ella que todo hacía pensar que quien había cometido el crimen, la noche del 7 de octubre de 2023, debía ser alguien cercano, o al menos conocido, de la mujer. Dos días después, la Guardia Civil detuvo a Fernando Muñoz, un vecino de 38 años y adicto al alcohol y las drogas, según los investigadores, con el que Belén apenas había tenido relación, más allá de fiarle, de vez en cuando, alguna consumición en 'La Boyería', el bar que la mujer, de 45 años, regentaba en Pelahustán, un pequeño pueblo toledano de 331 habitantes en el que vivían tanto la víctima como el asesino. Ramiro, uno de los cuatro hermanos de Belén, está convencido de que "hay más personas implicadas en el crimen". En declaraciones a este medio explica que "hay muchos cabos sueltos, muchas lagunas, en el caso de mi hermana. No se entiende que un tipo que no había dado problemas antes y que apenas conocía a Belén acabe con su vida con esa brutalidad, y sin explicación alguna, porque no lo hizo para robarle ni para violarla". Belén y su hermano Ramiro, cinco meses antes del crimen. / CEDIDA POR LA FAMILIA Según consta en el sumario del caso, al que ha accedido el canal de investigación y sucesos de Prensa Ibérica, Fernando, que está en prisión acusado de homicidio, todavía tenía múltiples arañazos en la cara, la espalda, los brazos y las rodillas cuando la Guardia Civil lo arrestó. Los investigadores creen que Belén trató de defenderse hasta el final. Ni robo ni agresión sexual Una patrulla de agentes encontró el cuerpo de Belén a las once y media de la noche al final de un camino rural conocido como 'Alto de la asomadilla', donde un vecino la había visto aquella tarde paseando en su bici. Estaba tapado con una manta de color marrón con rayas beige y granates y una camiseta roja que, según averiguó luego la Guardia Civil, pertenecía a Fernando. La mujer, que cuidaba de un hermano con discapacidad intelectual y a la que todos sus vecinos apreciaban porque "siempre ayudaba a todo el mundo", fue asesinada con extrema violencia, pero la autopsia concluyó que no fue agredida sexualmente. Su asesino tampoco robó ninguna de las pertenencias que la mujer llevaba y que los investigadores hallaron en el lugar del crimen. Un paquete de Chesterfield Después de golpearla con una piedra hasta trece veces, diez de ellas en la cara y el cráneo, el asesino cubrió la cabeza de Belén con rocas grandes que encontró en el camino y abandonó su cadáver entre la maleza. La Guardia Civil encontró, junto al cuerpo de la mujer, un paquete de tabaco de la marca Chesterfield, los cigarrillos que, según averiguaron, fumaba Fernando. Al día siguiente hallaron, lejos de allí, en una calle del pueblo, la bicicleta de Belén. La Guardia Civil apenas tardó media hora en localizar el cuerpo de Belén desde que su pareja y una camarera que trabajaba con la víctima denunciaron su desaparición. Belén había quedado con su compañera de trabajo a las ocho para servir las cenas del bar. Aquella noche tenían una reserva de doce personas y la mujer sabía que Belén, muy responsable y volcada con su trabajo, nunca se retrasaba. Sospechó que algo malo le había ocurrido en cuanto la pareja de Belén le confirmó que tampoco estaba con ella en casa. Belén había salido a pasear en su bicicleta sobre las siete de la tarde y no había vuelto. "Borracho o drogado" Tres horas después de que encontraran el cadáver de la mujer, a las dos y media de la madrugada, su presunto asesino entró en el bar 'Amigo' de Pelahustán semidesnudo, sin camiseta y cubierto con una manta. "Fernando entró por la puerta de atrás, se dirigió al baño directamente, dando un susto a los que estaban allí tomando algo. Fernando les dijo: 'tranquilos, es una apuesta, todo es un juego'. Luego pidió una botella de J&B para llevársela, pero como le dijimos que no vendíamos botellas pidió un cubata, un paquete de tabaco Chester y un mechero'", declaró el dueño del bar. Dos de los clientes vieron a Fernando "muy perjudicado, como borracho o drogado", sintieron miedo y decidieron marcharse del bar. Un hombre y una mujer, vecinos de Pelahustán, sitúan a Fernando sobre las siete de la tarde en el lugar donde luego encontraron el cuerpo de Belén. Un tercer testigo vio a la mujer, subida en su bici, a la misma hora a solo cuatrocientos metros de allí. Llamó a una exnovia La Guardia Civil ha averiguado que solo unos minutos antes de que Fernando se encontrara con la víctima, el presunto asesino llamó por teléfono a dos mujeres. Una de ellas, su exnovia, a la que conoció cuando ambos eran pacientes de un centro de desintoxicación. Los agentes tomaron declaración a esa mujer, que explicó que no respondió a la llamada que aquella tarde le hizo Fernando porque lo tiene "bloqueado" en su móvil desde que ella decidió romper la relación con él y el hombre empezó a "acosarla". La segunda llamada que hizo el presunto asesino fue a una mujer, residente en Las Rozas (Madrid), que le había ayudado en su proceso de desintoxicación: "A las 18:21 me escribió por Whatsapp y me pidió hablar. Me dijo que estaba solo en el monte y que había recaído en las drogas tras encontrarse con su camello", declaró la mujer. "Lo noté nervioso y con signos de haber consumido alguna droga. No vocalizaba, estaba muy alterado. Si bien todo lo que decía era coherente, hablaba muy de seguido y de repente cortaba o hacía silencios. Me dijo que había consumido bastante ese día, que tenía problemas con su familia, que echaba de menos su antigua vida, es decir, su vida cuando consumía", añadió. Tapó el cadáver La investigación de la Guardia Civil ha permitido saber que, tras matar presuntamente a Belén, Fernando se escondió en la caseta de una finca, a 180 metros del lugar del crimen. Para entrar en la propiedad, Fernando "forzó la reja de una ventana que solo él y unas pocas personas saben que estaba ya rota", según la declaración del propietario. Tras pasar varias horas bebiendo en la casa, el hombre cogió allí una manta con la que luego regresó al 'Alto de la asomadilla' y tapó el cadáver de Belén. Tras el crimen, el dueño de otra casa cercana, donde Fernando realizaba tareas de mantenimiento, acudió a la Guardia Civil y contó que había encontrado en su vivienda el DNI de Fernando, junto a una bolsa de cocaína y botellas de cerveza y otras bebidas alcohólicas, además de la cama deshecha. Las cámaras de seguridad de esa casa captaron a Fernando la tarde del crimen, antes del homicidio, entrando a esa propiedad. Según se observa en las imágenes, en un momento dado, alguien, posiblemente el presunto asesino, "baja una de las cámaras" para impedir que siga grabando. La víctima, en la puerta del bar Barocco, que durante años regentaron Belén y su familia. / CEDIDA POR LA FAMILIA ¿Por qué fue asesinada? Un año y medio después del crimen, las pesquisas no han logrado esclarecer qué llevó a Fernando a matar presuntamente a su vecina con tanta violencia. Encarcelado en la prisión de Aranjuez (Madrid), el presunto asesino guarda silencio desde que lo detuvieron. La familia de Belén necesita respuestas para poder avanzar en su duelo. Por eso, su hermano Ramiro ha decidido romper su silencio, para pedir que "se investigue hasta el final todo lo que no está claro. Para empezar, el móvil del crimen". Fibras en las uñas "Después de estudiar el sumario, es imposible no pensar que en la muerte de mi hermana pudieron participar más personas. El asesino dijo en el bar que fue una apuesta. Además, algunas de las fibras y tejidos que se sacaron de las uñas de Belén no se corresponden con la ropa que llevaba ella ni con la que llevaba el detenido, lo que hace sospechar que hubo más gente", sostiene el hermano de Belén. "¿Por qué Fernando baja la cámara de seguridad de la casa en la que entra antes del crimen? ¿Pudo reunirse allí con alguien?", añade el hombre. Desinstaló Whatsapp A Ramiro también le parece "demasiada casualidad" que Fernando "desinstalara la aplicación de Whatsapp la madrugada anterior a los hechos, entendemos que para borrar mensajes". En estos meses, la Guardia Civil ha explorado (y descartado) otras líneas de investigación para tratar de conocer el móvil del crimen. Así, ha indagado en antiguos conflictos familiares de Belén, investigado si la mujer tenía enemigos. Los agentes también consultaron las cuentas bancarias y el patrimonio de Belén "para valorar la posible autoría de los hechos vinculados con un móvil económico", de acuerdo con el sumario. Belén tenía un piso, una casa y dos bares en propiedad. La Guardia Civil supo que Belén había hecho testamento para "legar a su pareja -con la que llevaba conviviendo un año y medio- el usufructo universal y vitalicio de su herencia e instituir como herederos a las personas sin recursos de Pelahustán". Los investigadores también mencionan en uno de sus informes que, quince días antes del crimen, Belén intentó dar de baja uno de los tres seguros de vida que tenía contratados y que "tenía como beneficiaria a su pareja". Pero descartaron que todos esos hechos guardaran relación con lo ocurrido. Sin indicios de terceros La Guardia Civil concluye en su atestado que "a día de la fecha, no se han observado indicios que valgan para incriminar a terceras personas". Una respuesta que Ramiro, el hermano de Belén, considera "insuficiente". En su familia, las respuestas, las soluciones, el consuelo... siempre los daba Belén. Ella era "la fuerte de la familia", la que cuidaba de todos, organizaba fiestas de cumpleaños sorpresa, se vestía de rociera y animaba las romerías con su guitarra. Sin ella, quienes la quieren la recuerdan cada día y piden ayuda para entender por qué Belén ya no está, por qué su asesino decidió arrebatársela.
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