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» Corrienteshoy
Fecha: 13/04/2025 18:37
DOMINGO DE RAMOS! "Es una oportunidad para comprometernos con la construcción de un mundo más humano" DOMINGO DE RAMOS Homilía de monseñor José Adolfo "Con el Domingo de Ramos se da inicio a la Semana Santa, con la cual conmemoramos, recordamos y actualizamos la pasión, muerte y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Tenemos presente la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, donde fue recibido por la multitud que agitaba ramas. Hemos bendecido los ramos, realizamos la procesión representando de esta manera el recorrido que hizo Jesús y que hoy nos invita a que lo realicemos nosotros por medio de una renovación espiritual. Es una oportunidad para reafirmar nuestra fe, fortalecernos comunitariamente y comprometernos con la construcción de un mundo más humano ante el debilitamiento de vínculos sociales, la frustración de tantas esperanzas con realidades hambrientas de justicia, trabajo y pan. Este año la liturgia nos propone reflexionar en torno a los textos del Evangelio según san Lucas. Se destacan muchos y variados temas: el perdón derramado que se ofrece a todos desde la cruz, aún a sus jueces; el arrepentimiento como actitud incluso en situaciones extremas; el inocente condenado y muchos otros. En esta oportunidad nos detenemos brevemente en dos aspectos muy importantes que para estos tiempos difíciles que vivimos, nos otorgan consuelo, paz, alivio, fortaleza. Nos referimos a la misericordia y al servicio. Durante la pasión Jesús perdona a sus verdugos, en medio del sufrimiento de la crucifixión, le pide al Padre que perdone a quienes le están torturando. “Padre, perdónales porque no saben lo que hacen” (Lc 23,24). Este acto nos muestra la profunda misericordia y compasión de Jesús, incluso en su momento más vulnerable. San Lucas nos presenta la cruz como un nuevo tiempo de misericordia y de perdón. El ladrón arrepentido en la Pasión hace ver el triunfo de la misericordia sobre la justicia dando apertura a la esperanza. También se destaca el servicio de Jesús durante su pasión, presentándolo como siervo obediente que se entrega por amor a la humanidad. Jesús se entrega a la muerte en la cruz como un siervo que cumple su misión (Lc 22,24). Él cura a los enfermos, libera a los oprimidos y ofrece esperanza a los desesperados. Su pasión es la culminación de este servicio, un acto de amor que redime. Las mujeres desempeñan un papel ejemplar en el servicio. Ellas lo siguen, lo apoyan y lo acompañan en su camino hacia la cruz. Se destaca la presencia constante de ellas, especialmente en el momento crucial de la muerte (Lc 23,49). La pasión de Jesús es un acto de servicio redentor. A través de ella, se abre el camino a la salvación para toda la humanidad. La cruz es un acto de amor y servicio que transforma la vida de aquellos que lo aceptan. El servicio se conecta directamente con la empatía y la solidaridad. La capacidad de ponernos en lugar del otro, comprender las necesidades y actuar en consecuencia es esencial para la construcción de una sociedad más justa e inclusiva. Estas actitudes promueven la cooperación y el apoyo mutuo, generalmente comienzan desde abajo. Cuántas personas tienen gestos altruistas maravillosos, que van tejiendo redes con tramas fuertes que ayudan a sostener y contener el entramado social. Estamos cada vez más polarizados, con ideologías enfrentadas y falta de diálogo constructivo. La capacidad de comprensión es fundamental para superar las divisiones y construir puentes de entendimiento. No perdamos de vista la humanidad en el otro, incluso en aquellos con quienes se discrepa profundamente. Exige compromiso de todos, reconocer la dignidad que tiene cada persona, luchar contra las injusticias, defender los derechos de los oprimidos y buscar la reparación de los daños causados. No necesitamos gestos heroicos sino pequeños actos cotidianos impulsados por la compasión y la comprensión hacia el otro: cultivar la empatía, la escucha genuina, ponernos en lugar del otro; practicar el perdón, perdonar a los demás, perdonarnos a sí mismo, buscar la reconciliación; ayudar a los que necesitan, ser generosos, mostrar amabilidad; ser tolerantes, aceptar las diferencias, ser cuidadosos con los juicios, promover el diálogo; tener presente valores morales esenciales como: honestidad e integridad, respeto y justicia, responsabilidad, solidaridad y compromiso, etc. Le pedimos al Señor que cada uno de nosotros podamos ser expresión de la misericordia y del servicio que brota de su amor que nos expresó en la cruz, que el Reino sea una realidad que puede ser, como nos dice el cancionero popular; “¡Bendito Seas porque vienes en el nombre del Señor, bendito seas por que vienes en el nombre del Amor!”.
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