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Concepcion del Uruguay » La Calle
Fecha: 13/04/2025 04:48
La creciente preocupación por el avance de la ludopatía en los adolescentes motivó que la redacción de La Calle a tome contacto con Mariana Bardisa, concejala de Concepción del Uruguay y miembro del bloque «Juntos por Uruguay», que viene trabajando desde su lugar para visibilizar esta problemática. Por: Redacción de La Calle La entrevistada compartió su visión sobre esta problemática y las iniciativas que está impulsando para combatir esta tendencia preocupante. Además, se trataron otros temas clave como: políticas de inclusión para personas con discapacidad y los proyectos en marcha para promover una sociedad más inclusiva. –¿Cuál es su percepción sobre el impacto de la ludopatía en la comunidad local, especialmente entre los adolescentes de Concepción del Uruguay? –Antes que nada, quisiera recordar que la ludopatía es una patología, una adicción, que debe ser tratada en el marco de la Salud Pública. En la actualidad, esta problemática ha mutado y se ha vuelto aún más compleja en comparación con otros tiempos. Hoy en día se ha roto la barrera física para realizar apuestas: cualquier persona con acceso a un dispositivo electrónico e internet puede apostar prácticamente sin ningún tipo de control. Si a esto le sumamos que, en la adolescencia, los individuos atraviesan una etapa clave en la construcción de su identidad personal —una etapa atravesada por vulnerabilidades e inseguridades—, el panorama se vuelve más alarmante. Las empresas, muchas veces inescrupulosas, encuentran en nuestros adolescentes un público casi cautivo. En el caso de las apuestas o los llamados juegos online, utilizan estrategias de marketing orientadas a ofrecerles “enormes réditos económicos, sin esfuerzo y sin riesgos”. La ludopatía genera daños en tres niveles bien concretos. A nivel individual, afecta directamente a la persona que la padece, quien sufre una adicción que termina controlando su vida. A nivel familiar o del entorno cercano, ya que los cambios en el comportamiento social de la persona pueden llegar a ser tan drásticos que incluso los allegados deben hacerse cargo de deudas contraídas con prestamistas o usureros. Y finalmente, a nivel comunitario. Por todo esto, la ludopatía es una cuestión de Salud Pública, porque no sólo daña a quien la padece, sino que también pone en tensión el tejido social en su conjunto. –¿Existen conocimientos de casos o estadísticas locales que reflejen la problemática de la ludopatía en adolescentes? ¿Se están considerando o impulsando proyectos de ley a nivel local para prevenir la ludopatía en adolescentes y regular el acceso a plataformas de apuestas online? –El año pasado, desde el Bloque Juntos por Uruguay impulsamos una ordenanza para la creación del Programa de Concientización Comunitaria en el Abordaje de las Ludopatías. Esta iniciativa contó con el acompañamiento de todos los bloques del Honorable Concejo Deliberante, gracias a una vocación compartida de construir consensos y convivir con el otro en pos de dar respuestas efectivas a los problemas de nuestra ciudadanía. También se han presentado iniciativas legislativas en este sentido tanto a nivel provincial como nacional. Todas estas propuestas hacen hincapié en dos dimensiones clave: la prevención y el acompañamiento. La primera está centrada en la distribución de información y en la concientización de preadolescentes y adolescentes sobre los riesgos asociados a la ludopatía. La segunda se enfoca en el acompañamiento profesional en salud para el tratamiento de quienes padecen esta adicción. Debemos entender que la tecnología avanza mucho más rápido que la política. Por eso, es fundamental que adoptemos una mirada integral para abordar esta problemática, articulando acciones desde la educación, la cultura y la salud. Esto incluye campañas de concientización, estrategias anticipatorias y programas de educación para la salud. Es necesario visibilizar la problemática, dejar de tratarla como un tema tabú, y generar espacios de conversación intergeneracional donde escuchemos activamente las voces de niños y adolescentes, fomentando el diálogo. Recuerdo que especialistas contaban que, al llegar al aeropuerto de Las Vegas, uno se encuentra inmediatamente con las máquinas tragamonedas y ya hay gente apostando apenas baja del avión. Hoy, podríamos decir que tenemos el aeropuerto de Las Vegas en nuestros bolsillos: llevamos un casino portátil en el celular. Por eso, debemos ser intransigentes con estas aplicaciones diseñadas para causar daño, para generar conductas adictivas. En este contexto, educar en ciudadanía digital se vuelve fundamental. Necesitamos formar niños, niñas y adolescentes críticos, capaces de hacer un uso reflexivo y responsable de las tecnologías. –¿Cómo se podría trabajar en conjunto con instituciones educativas, organizaciones sociales y familias para abordar la problemática de la ludopatía en adolescentes? –El Programa de Concientización Comunitaria en el Abordaje de las Ludopatías contempla, entre sus atribuciones, el desarrollo de diversas campañas de concientización sobre esta problemática. La autoridad de aplicación, en el ámbito municipal, será compartida entre la Dirección de Salud Mental, la Dirección de Educación y el Consejo Municipal de Juventud. Estoy convencida de que el Estado tiene la responsabilidad de generar los espacios necesarios para que se dé la conversación pública sobre este tema. Pero también creo firmemente que el Estado debe aprovechar la valiosa red de instituciones con trabajo social y territorial que existen en nuestra ciudad, y avanzar en una estrategia conjunta para maximizar el alcance de esta herramienta. –¿Considera que la accesibilidad a plataformas de apuestas online a través de billeteras virtuales representa un factor de riesgo para el desarrollo de la ludopatía en adolescentes? –Es evidente que uno de los principales factores dinamizantes de la ludopatía en estos tiempos son los dispositivos electrónicos, sumado a la falta de controles en el acceso de usuarios a las plataformas de apuestas online y a la escasa regulación para acceder a billeteras virtuales. A esto se le suma un fenómeno preocupante: la existencia de redes de prestamistas informales que se aprovechan de la adicción de terceros para obtener ingresos, alimentando un círculo de endeudamiento y dependencia. En Argentina se estima que hay prácticamente un celular por persona, y que el uso de estos dispositivos comienza desde los 9 años. Hoy no existe objeto con mayor disponibilidad y accesibilidad que un teléfono celular. Con todo respeto al enfoque médico-patológico, podríamos decir que todos tenemos, en mayor o menor medida, una relación de dependencia con la tecnología, ya que nos cuesta desconectarnos de redes o aplicaciones. Las tecnologías se han vuelto parte de nuestro «mundo ambiente», impactando directamente en la forma en que nos vinculamos y afectando, muchas veces, nuestra salud mental. La accesibilidad a estas herramientas representa una oportunidad, pero para que esa oportunidad se transforme en riesgo, tiene que estar acompañada por un entorno desfavorable. Con esto quiero decir que, si nuestros adolescentes tuvieran referencias claras sobre su realización personal —tanto en el presente como en el futuro—, y si supieran con certeza que, mediante la educación o el trabajo, pueden cumplir sus metas y alcanzar sus sueños, entonces la ludopatía no encontraría un público cautivo tan disponible sobre el cual asentarse. –¿Cuáles son los principales desafíos en materia de inclusión social que enfrenta Concepción del Uruguay en la actualidad? –Creo que los desafíos en materia de inclusión social surgen de un ejercicio reflexivo que nos invita a pensar qué tipo de comunidad queremos construir. A partir de ese horizonte deseado —posible y realizable— es que se configuran los verdaderos desafíos. Soy parte de un espacio político que concibe la inclusión social como un proceso sostenido sobre tres pilares fundamentales: educación, trabajo y producción. En ese marco, el Estado debe desarrollar todas las herramientas necesarias para que cada uno de nuestros vecinos y vecinas pueda alcanzar un piso de derechos efectivos que aseguren una vida digna. Rescato una idea del Papa Francisco que dice que “la unidad es superior al conflicto”. En esa línea, considero que la cuestión social en nuestro país debe convertirse en un punto de encuentro entre todas las fuerzas políticas. Todos los que ocupamos cargos públicos, aunque sea de forma circunstancial, tenemos la responsabilidad de dejar atrás los círculos de pobreza y transformarlos en círculos virtuosos de desarrollo. Desde mi mirada, los desafíos de la inclusión se ordenan en torno a dos coordenadas: el empleo y el tiempo. Por un lado, están los desafíos vinculados al mercado laboral actual, donde debemos trabajar para preservar y cuidar las fuentes laborales existentes, al mismo tiempo que se generan incentivos concretos para reducir la informalidad laboral. Por otro lado, está el tiempo futuro. Allí el desafío pasa por anticiparnos a las tendencias del mercado, identificar cuáles serán las profesiones y oficios con mayor proyección de demanda, y trazar un camino claro que garantice a las nuevas generaciones la posibilidad real de desarrollarse laboralmente. –¿Qué proyectos o iniciativas se analizan desde el Honorable Consejo Deliberante para promover la inclusión en la ciudad? –En esta respuesta quiero referirme a un tema que, lamentablemente, muchas veces no está en la agenda pública cuando debería ser considerado una política de Estado: las políticas de inclusión para las personas con discapacidad. En Concepción del Uruguay, desde el gobierno municipal, se han desarrollado diversas iniciativas y proyectos en este sentido, y se ha logrado construir una red de instituciones de la sociedad civil que trabajan diariamente en articulación con el Estado para promover la integración de las personas con discapacidad. Considero que, en primer lugar, debemos redefinir el concepto y la mirada sobre la discapacidad, cambiando el paradigma desde una visión asistencialista hacia un enfoque centrado en los derechos humanos y la accesibilidad. La accesibilidad no es solo un medio para alcanzar otros derechos, es un derecho en sí mismo. Entender que las personas con discapacidad deben ser protagonistas en la toma de decisiones sobre sus vidas implica una mayor participación, representación e inclusión. La accesibilidad se refiere al derecho de todas las personas a participar en igualdad de oportunidades en las actividades cotidianas. En esta línea, desde el Honorable Concejo Deliberante, se sancionó por unanimidad la creación del «Programa Integral de Promoción de la Actividad Física y el Deporte Adaptado». Este programa tiene como objetivos fomentar la participación deportiva y la inclusión plena y efectiva en la sociedad, e impulsar las diferentes disciplinas de deporte adaptado mediante un trabajo interdisciplinario e intersectorial. La autoridad de aplicación será la Dirección de Deportes de la Municipalidad, que deberá planificar y articular, junto con la Dirección para la Inclusión de las Personas con Discapacidad, todas las acciones necesarias para garantizar el desarrollo integral de los individuos y mejorar su calidad de vida a través del deporte. Este programa surgió como una propuesta del bloque de concejales “Juntos por Uruguay” y fue elaborado atendiendo las necesidades e intereses de las personas con discapacidad. El proyecto fue trabajado en conjunto con los clubes sociales y deportivos de la ciudad, así como con instituciones de la sociedad civil que son referentes en la temática, y con los espacios de formación superior involucrados en su desarrollo. A título personal, y desde mi rol político, tengo un compromiso firme con la defensa de los derechos de las personas con discapacidad. Desde el lugar que me toca ocupar como concejal de esta ciudad, seguiré impulsando proyectos y acciones que promuevan el acceso a la comunicación, la información, la recreación, la educación y la cultura para este colectivo. –¿Cómo evalúa la participación ciudadana en el diseño e implementación de políticas de inclusión en Concepción del Uruguay? –Quiero pensar, junto con ustedes, en el camino que debemos transitar para construir una sociedad sin barreras, más inclusiva, que nos contenga a todos y todas. La discapacidad es una construcción social. Desde esta perspectiva, debemos generar acciones que identifiquen y eliminen las barreras sociales, culturales y comunicacionales que perpetúan la exclusión. Este proceso debe involucrar y comprometer a toda la comunidad, desde una mirada transversal. La discapacidad debe dejar de ser vista como un tema exclusivo de la persona afectada para convertirse en una responsabilidad social colectiva, compartida por el Estado y la sociedad en su conjunto. Entender la discapacidad de manera dinámica, como un fenómeno que evoluciona según la situación social y el entorno, es clave. Las barreras y obstáculos son los factores que finalmente se convierten en discapacitantes. Como ciudad, tenemos el desafío de construir una sociedad verdaderamente inclusiva, donde la accesibilidad sea un eje transversal de las políticas públicas. Esto permitirá promover los derechos y el bienestar de todas las personas en todos los ámbitos de la sociedad. Para que las políticas transformen la realidad, es necesario que los clubes sociales y deportivos, las instituciones civiles y el Estado trabajen codo a codo para derribar prejuicios y generar igualdad de oportunidades. Asumir este compromiso es crecer como comunidad; es construir una sociedad inclusiva, solidaria y profundamente humana. Para mí, pensar en una ciudad para todos no es solo una frase bonita, es un proyecto de vida, una lucha colectiva. Porque mi deseo es que todas las personas podamos disfrutar de una ciudad que realmente nos incluya.
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