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  • Radicales peluca judicializan convocatoria a Convención de la UCR Misiones

    » LaVozdeMisiones

    Fecha: 13/04/2025 02:24

    Son las 9.23 de la mañana. Una serie de candados se destraban, otros tantos portones de hierro se abren. Desde la oscuridad, un hombre con una chomba blanca especialmente elegida para la ocasión sale a la luz del patio con dos silletas. Es el ex policía Ramón Amarilla, quien estrecha la mano y recibe a un equipo de La Voz de Misiones que lo visitó en el penal de Cerro Azul para una profunda entrevista en la que habló de todo: de su candidatura a diputado provincial, de las protestas salariales de mayo pasado, de la causa que lo tiene preso hace siete meses y de su historia de vida. “Antes no sabían cómo meterme acá y ahora no saben cómo sacarme de acá”, plantea Amarilla, quien se presenta como un “preso político” y quien considera que al anunciar su candidatura a legislador provincial metió en un “embrollo” al gobierno provincial. “Ellos no quieren admitir que conmigo se equivocaron y por eso ahora no saben qué hacer conmigo. Me tienen acá solo por ego y soberbia”, redobla antes del primer sorbo de mate. Amarilla está preso desde el 19 de septiembre del año pasado e imputado por “intento de sedición y conspiración”, en una causa que se tramita en el Juzgado de Instrucción Tres, que preside el magistrado Fernando Verón, y que nada que tiene que ver con el expediente judicial iniciado en mayo, tras la protesta salarial que incluyó doce días de acampe frente al Comando Radioeléctrico I de Posadas, caso que es investigado por el Juzgado de Instrucción Seis, a cargo de Ricardo Balor. “Solo cola” se llamaba el grupo de Whastapp que marcó el fin de los días en libertad para Amarilla y para otros siete policías que fueron implicados en la misma causa, a quienes la Justicia acusó de tramar una revuelta para descabezar a la cúpula policial, plan que incluía el robo de patrulleros, la generación de incendios forestales y otras maniobras “desestabilizadoras” tan solo unos meses después del acuerdo salarial que desactivó el conflicto de mayo. El referente y vocero de aquella protesta se defiende de la acusación que lo mantiene preso y considera que su detención es injusta. “El grupo existe, pero yo no estoy. Que cada uno dé su versión de los hechos, pero que la Policía no me busque a mí solo para amedrentar, porque meterme preso era asustar a todos”, apuntó. Para Amarilla, ese grupo de chat le vino como “anillo al dedo” a la Justicia. “Ellos no sabían cómo meterme acá”, repite y entiende que su detención se justificó con un simple mensaje intercambiado por privado con Diego Correa, el primer policía detenido en el marco del caso Solo Cola. “A mí Diego Correa me manda mensajes diciendo que parecía que el gobierno no iba a cumplir con el aumento firmado, entonces le respondí ‘Uh, ahora se va a pudrir’. Pero fue como una expresión de que había que volver a discutir todo, de volver a las reuniones, de volver a hablar con la prensa y yo ya estaba cansado de todo eso. Fue en otro contexto, pero aprovecharon ese mensaje para agarrarme a mí también. Yo no tengo poder sobre el personal, soy retirado. Es más, cuando yo me entregué no sabía nada de la causa”, repasó. Por eso, Amarilla no duda cuando sostiene que su detención “obedece pura y exclusivamente a cuestiones políticas” y decidió responder a ello con más política: “Costó convencerme, pero lo determinante fue pensar que si no aceptaba la propuesta toda la lucha que hicimos iba a quedar en vano”. “Me veo en la Legislatura” Son las 10.45. La entrevista continúa, pero para el segundo termo de mate se agrega una bandeja de torta frita hecha por otro interno del mismo pabellón y la charla ingresa al terreno político. Amarilla, que afirmó “odiar la política porque son todos tranzas”, será candidato a diputado provincial en las elecciones del 8 de junio. Irá en una boleta del partido Por la Vida y los Valores, que preside el dirigente liberal Walter Ríos e integra Miguel Nuñez, actual legislador por el PRO. “Me decidí a ser candidato el 15 de marzo. Lo pensé y lo pensé mucho. Mi esposa no quería. Sé que esto puede perjudicar una posible excarcelación mía e incluso sé que hasta me pueden condenar, pero ya no tengo nada que perder. Estoy dispuesto a pagar el precio. Yo no le puedo fallar al retirado, ni a la gente que me da su apoyo”, prometió. En la historia reciente hay antecedentes de personas privadas de su libertad que presentaron a elecciones, como fue el caso de Julio De Vido, pero hasta el momento ningún candidato en esta condición resultó electo para el cargo al que postulaba. Amarilla confía en el ser el primero: “Me veo en la Legislatura”. “Con mi caso crearon el voto bronca. Yo hasta ahora no vi a ningún diputado que pelee por los derechos de los trabajadores. Yo como diputado voy a seguir haciendo valer la lucha de mayo”, aseguró el flamante candidato, quien a su vez se despachó con críticas hacia figuras políticas como Martín Arjol y Ariel “Pepe” Pianesi, a quienes señaló de recorrer el acampe frente al comando para obtener “rédito político y no más que eso”. El ex uniformado carga y dispara más frases con poder de fuego. Sus municiones también alcanzan al ministro de Gobierno Marcelo Pérez, a quien no solo responsabiliza por la escalada de protestas multisectoriales registradas el año pasado, sino también por el futuro de la Renovación. “Marcelo Pérez destruyó su propio partido. De 54 reuniones que se hicieron en todo este tiempo, él solo estuvo en 2. Esto se solucionaba fácil. Yo no tengo nada en contra de la Renovación, siempre busqué el consenso, pero ellos nunca fueron sinceros. Yo quiero demostrar que las cosas se pueden hacer de manera diferente”, lanzó. Amarilla no se detiene y las críticas también van dirigidas a la plana mayor de la Policía, institución a la que prestó 31 años de servicio, cinco más de lo requerido para llegar al retiro. “Los jefes están ahí porque son cargos políticos. La Policía hoy se llenó de oficinas administrativas que se hicieron para inventar cargos y llenarlas de haraganes. Los que los eligen y los que asumen son todos cómplices y comparten playas en Rincón Santa María”, repartió. Intramuros Faltan 15 minutos para que termine el horario de visita. El peor momento para cualquier persona privada de su libertad. No es la excepción para Amarilla. “Es triste estar acá”, confiesa y muestra un cuaderno con reflexiones, cuestionamientos, proyectos e insultos que anota desde que está detenido. De socorrer a viudas de policías, de tramitar asistencias para retirados, de pasear por Itaembé Guazú con su amado perro Tobby y de trabajar junto a su esposa en la productora de eventos que tienen hace años, a solamente salir al patio de unos 20 x 5 metros que tiene el módulo A de la UP VIII. El módulo A es el famoso “pabellón de las fuerzas”, que hoy está ocupado por más de 25 internos y donde Amarilla comparte celda con otras dos personas. La rutina carcelaria es la siguiente. A las 6 es el primer recuento, a las 7 el segundo y a las 7.30 los internos pueden pasar al patio, con muros perimetrales de 4 metros de altura que impiden ver el verde paisaje que rodea al complejo ubicado en un alto del cerro. Allí transcurre la nueva vida intramuros de Amarilla. Líneas dibujadas en la pared simulan ser arcos de fútbol para cuando las charlas se acaban. También hay una red de voley. Pequeñas distracciones para tratar de olvidar que desde una torre son vigilados por el personal de guardia. “Siempre digo que acá parece que estamos a solo un centímetro de la locura. Por momentos se ríe uno y nos reímos todos. Por momentos llora otro y lloramos todos. No es fácil”, insistió, aunque con la entereza suficiente como para no quebrarse aún en sus recuerdos más emotivos. “Yo soy una persona alegre. Me gusta reírme a pesar de todo, siempre trato de mantener el sentido del humor, de no perderlo. Hoy me ven con esta chomba blanca impecable, pero fue porque mi esposa me pidió, sino me ponía la vieja remera verde de siempre”, cerró entre risas y a las apuradas porque el guardia anunciaba el fin del horario de visita. FOTO: Fede Gross.

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