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La Paz » Politica con vos
Fecha: 12/04/2025 17:36
El pasado 9 de abril, el juez Maximiliano Boga Doyhenard del Juzgado Contravencional de la Segunda Circunscripción Judicial de General Pico, provincia de La Pampa, dictó una sentencia inédita y alarmante: multó a una docente, Ana Contreras, con casi un millón de pesos. Y la sancionó penalmente por abordar en el aula saberes sobre Derechos Humanos y Terrorismo de Estado en Argentina, que derivaron en una discusión sobre la ocupación israelí, trabajada desde el marco del derecho internacional humanitario. El episodio en cuestión sucedió a finales de 2023. El denunciante, padre de dos alumnas, ya había cuestionado previamente a la docente por dar contenidos de Educación Sexual Integral (ESI), pese a estar garantizados por la Ley Nacional 26.150. Este episodio se relaciona con otros, tanto por los ataques a los contenidos educativos como a la judicialización ante cualquier intento de informar sobre las violaciones a los Derechos Humanos que se comenten contra el pueblo palestino. El hecho sucedió pocas horas después de conocerse el procesamiento de Vanina Biasi, por parte del juez Rafecas. «En 2023 se cumplieron 40 años ininterrumpidos del retorno de la democracia, el Ministerio de Educación solicitó a todos los docentes de la provincia profundizar el trabajo en torno a Derechos Humanos y Democracia. Planifiqué cuatro trabajos prácticos para eso: origen de los DDHH, ONU y sistema de garantías, Terrorismo de Estado y DDHH, y por último Memoria y negacionismo. El día de la clase estábamos conversando sobre cómo se vinculaba el concepto de genocidio del Holocausto al Terrorismo en Argentina y una alumna levanto la mano para preguntarme que relación había con el conflicto de medio oriente porque habían visto un tik tok. Lo que hice fue alertar sobre posibles Fake News, e intenté contextualizar históricamente. Les expliqué que se trataba de un conflicto que tenía muchas décadas y que no se veía una solución posible a corto plazo, dadas las declaraciones de su presidente de ultraderecha que había anunciado una respuesta desmedida. Les hablé del origen de la fundación del Estado de Israel, consecuencia de la caída del Imperio Otomano, del crecimiento de la conflictividad, y de cómo la autoridad Palestina reconoce a Israel legalmente pero no al gobierno israelí (aludiendo a las resoluciones de Oslo)» comentó Ana en diálogo con este medio. Ana recuerda que el episodio duró pocos minutos. Que no fue el tema principal de la clase. Que inlcuso se permitió empatizar con los comentarios de alumnos y brindarles herramientas para que pudieran desarrollar sus ideas. «Esto fue en octubre de 2023, unas dos semanas después del 7 de octubre. Les hablé de cómo se había modificado el mapa para los palestinos en el sentido de cómo se había reducido su territorio, mencioné que en Gaza viven 2 millones de personas muy jóvenes con muchos niños, y les dije que esto podría terminar en un genocidio o limpieza étnica, pero que el año siguiente lo iban a ver en Antropología. Para ir finalizando, les mencioné que las guerras son terribles para todos los civiles involucrados y que las perspectivas no eran buenas. En ese momento mi alumna de origen judío levantó la mano para decirme que Hamas odiaba todo lo judío. Le dije que sí, que en su carta fundacional hace un llamado a exterminarlos, con lo cual consideré que le di el espacio y la oportunidad de no sólo dar su opinión sino de ratificar sus dichos», relata ante un episodio complejo donde dicha carta fundacional no era el contenido original de la clase (la carta fundacional de Hamas fue modificada en 2017, quitando los elementos anti judíos, manteniendo la crítica ante la solución de dos estados, y centralizando el foco en el sionismo y no en el judaísmo*). «Ella era una alumna muy querida para mí, excelente en su desempeño y muy afectuosa conmigo. Incluso una vez la consolé al verla llorando porque dijo que había recibido una agresión judeofóbica, además de reportarlo con la asesora pedagógica», recuerda. La condena a Ana no es un caso aislado, sino la manifestación visible de un problema más profundo. Desde hace tiempo que se vienen conociendo distintas condenas por el simple hecho de comentar la temática o abordarla en un sentido crítico aunque limitado a la información y las legislaciones vigentes. Durante más de un año, Ana fue sometida a un agotador proceso judicial que, tras culminar en un juicio y una sentencia condenatoria, dejó secuelas en su salud mental, comprometió su situación económica y su trayectoria profesional. Pero este episodio trasciende su caso, lo individual: esta decisión judicial envía un alarmante mensaje colectivo al sistema educativo, donde el ejercicio de la enseñanza crítica podría convertirse, en la práctica, en un acto punible. Si bien la relación con su alumna había sido buena, Ana recuerda que ya había vivido un episodio con su padre, años atrás, como docente de su hermana mayor, aquella vez en relación a la ESI. En 2018 Ana abordó la temática de identidad de género porque, además en el grupo había un alumno trans. Ana proyectó la película XXY como parte de los contenidos para hacer trabajos prácticos. En aquel episodio el padre sacó a la alumna de la proyección, que luego se negó a presentar los trabajos prácticos, motivo por el cual la docente bajó la nota de 10 a 6. Esto motivó otra denuncia, que tuvo una solución a medias, con declaraciones contradictorias: «En ese entonces el padre había dicho que cualquier cosa que vuelva a suceder él me iba a denunciar», comentó. «Mi defensa en el juicio tuvo que ver con que yo soy profe de todos los chicos: judíos y no judíos. Que lo que enseñamos tiene que ver con los criterios que tienen las Ciencias Sociales bajo los que se encuadra el Ministerio de Educación. Hay un enfoque que nadie está teniendo que es que está el Ministerio de Educación que nos manda como si fuéramos la primera línea a una guerra, a enseñar contenidos que son leyes, y cuando nos denuncian, no solo nos dejan solas, sino que yo ahora no sé si además tengo que atravesar un sumario del Ministerio de Educación: me van a sancionar por sostener cosas que dice la ley», agregó. «Es un caso muy difícil, muy doloroso». «Yo estudié filosofía y me dediqué, con enfoque crítico, a lo que fue el Nazismo. Leí mucho a Benjamin y me duele que ante mi situación, además de respuestas violentas contra mí, también hay comentarios antisemitas. Me angustia la dificultad para explicar que judaísmo no es solo sionismo: esa es la parte más compleja». El patrón de denuncias del padre de la alumna revela una estrategia sostenida: usar el sistema judicial para imponer una agenda ideológica en las escuelas, vulnerando tanto la libertad docente como el marco normativo vigente que concibe que los alumnos son sujetos de derechos, no propiedad de sus progenitores. «Pasan muchas cosas a la vez. De hecho yo no di mi opinión en la clase. Yo solo dije lo que dice la doctrina jurídica», concluyó Ana. *La carta fundacional de Hamas es un tema complejo. Si bien en 1988 contiene elementos de ataque explícito al judaísmo mas allá del sionismo, en propias declaraciones referentes de Hamas ya en 2010 se desligaron de dichos fragmentos para finalmente en 2017 modificarla eliminando los contenidos explícitamente anti judíos, pero manteniendo su fuerte crítica al sionismo y su rechazo a una solución de dos estados. Lamentablemente no se suele difundir información sobre Hamas en particular y la resistencia palestina en general permitiendo un relato que niega a un otro distinto, y termina avalando las consecuencias que tristemente suceden. Ver el documento de Hamas de 2017
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