14/04/2025 01:00
14/04/2025 00:57
14/04/2025 00:57
14/04/2025 00:55
14/04/2025 00:54
14/04/2025 00:53
14/04/2025 00:53
14/04/2025 00:52
14/04/2025 00:51
14/04/2025 00:49
» Sin Mordaza
Fecha: 12/04/2025 12:31
Las crecidas de los ríos Bermejo y Pilcomayo provocaron graves inundaciones en el Chaco salteño, dejando un saldo de cerca de 15 comunidades aisladas. Más de 15.000 personas se vieron afectadas, entre ellas 11.000 pertenecientes a pueblos originarios. Además, muchas familias lo perdieron todo y quedaron sin acceso a servicios básicos. El padre franciscano Martín Caserta, quien está coordinando la ayuda en el lugar, señaló en Cadena OH! sobre la crecida del río Pilcomayo: “Es algo cíclico, las últimas dos fueron en el año 2022 y la anterior del 2018. Con las lluvias en Bolivia, el caudal empieza a desbordar en distintas partes del río Pilcomayo y Bermejo. Eso provoca que las comunidades que están cerca del río terminen bajo agua. Debido a esa falta de obra pública, falta de infraestructura idónea para poder acompañar el cauce del río”. Sobre las comunidades inundadas, explicó: “Son las que están a la vera del río. Nosotros estamos en el límite con Paraguay y Bolivia, así que estamos prácticamente a 500 km de Salta capital, donde acompañamos más de 200 comunidades de las diferentes etnias”. Consultado sobre por qué este tema no tiene visibilidad mediática ni está en la agenda pública, reflexionó: “Hay una postergación de los pueblos originarios muy grande y creo que la identificación de la clase media por ver a alguien de la clase media damnificada. Nosotros tuvimos un gobernador en Salta que dijo que la gente esta no pierde nada porque no tiene nada. Entonces hay una identificación de la clase media directa de decir: ‘cómo va a perder la heladera, pobre gente’. Nuestra gente no tiene nada, tiene muy poco, debe tener unas cuantas mudas de ropa, un colchón, una cama, un animal, un televisor capaz con suerte. El perder esas cosas que para ellos es todo, para la clase media, para muchos de la clase media sigue significando muy poquito”. Caserta, fraile desde hace 25 años, expresó: “Nunca viví una experiencia donde el Estado nacional estuviera tan ausente, tan alejado. Siempre que acompañé situaciones traumáticas o de este tipo de índole más catastrófica, lo primero que veíamos era gente de la Nación que llegaba a la zona. Esta es la primera vez que yo experimento que no existe nadie, absolutamente nadie de Nación. De parte de la provincia hubo una respuesta muy lo elemental”. “Desde Cáritas, junto con la orden franciscana, logramos empezar a ordenar un poco esta ayuda. La gente, sinceramente, fue a vivir al monte, o sea, bajo árbol. De estar en una casita más o menos parada, a vivir bajo un árbol es una realidad muy difícil para los grandes y también para los niños, sin agua, sin luz. Estamos hablando de gente que está muy mal durante todo el año. Ahora se le agrega esto”. “Claro que quieren salir adelante. El tema son las oportunidades. Nosotros estamos a 500 km de Salta capital, donde están las universidades, donde vos tenés acceso a algunos derechos básicos, y de repente donde estamos no hay posibilidades. Si yo tengo un problema con mi hijo y tengo que viajar a un neurólogo a Salta, necesito hoy más o menos unos 300.000 pesos para ir al médico público”. “Nosotros hoy estamos asistiéndolos con lo que es básico: ropa, alimento y plástico para poder armar y revisar algún tipo de habitación que no sea la enramada como están usando. Después empezamos una campaña más de chapas para pensar en algo más resistente frente a este clima que estamos teniendo ahora. En una segunda etapa tenemos que hacer la red de agua, por lo tanto todo lo que es manguera, tanque. Pensá que son más de 50 familias las que se tuvieron que mover 3 km y medio de donde estaban y empezar de cero”. Escucha la nota completa acá.
Ver noticia original